/ lunes 6 de abril de 2020

Un ejemplo de contrapeso y confinamiento

Antes de que el gobernador Quirino Ordaz Coppel saliera a expresar que la pandemia no es broma, Columba Molina de poco más de 84 años, entró a una parte de la etapa de confinamiento a la que llamaron las autoridades para evitar uno de los momentos más peligrosos del contagio por Covid-19: la de Semana Santa que podría desbordar a la gente hacia las calles y los balnearios.

Por televisión dio fiel seguimiento y se sumó a la participación de la Santa Misa del Domingo de Ramos que ofició el Arzobispo Primado de México, Carlos Aguiar Retes. Y oró para que los efectos del coronavirus no alcancen dimensiones estratosféricas.

La señora, desde un asiento de una vivienda del fraccionamiento Valles del Sol en Culiacán se metió hasta la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, y en el transcurso del acto pidió por la salud de todos, no solo por la de su familia.

En la práctica, la dama de más de una ochentena de años, apareció como integrante de una de las dos franjas en que se dividió la sociedad a causa de la contingencia. De las que cree, contrapeso de la balanza, contra los escépticos.

Minutos antes de la ceremonia, recordó que vivió dos epidemias que ocasionaron caos y muerte en el país. Y dejó entrever que si las personas acatan las órdenes, las cosas se pueden prevenir.

Luego por información de una de sus nietas, se enteró que tal vez por miedo o porque realmente la sociedad comenzó a concientizarse sobre la problemática de salud, el trayecto de ayer desde Palacio de Gobierno por la Insurgentes que se desvía por la glorieta “La Canasta” y atraviesa el río hasta donde se localiza en complejo comercial que está en el punto donde topa con el bulevar Rotarismo, “no hay una sola alma.

Se le hace increíble lo que le dicen, pero le reafirman que está tan desértico que dá miedo.

Ello se manifiesta como una visible señal de que los culiacanenses, comenzaron aquedarse en casa.

Y posteriormente lo reafirma el mensaje que junto a su esposa Rossy Fuentes, envío el mandatario de Sinaloa a los pobladores, tras una visita de inspección que hace al puerto de Altata para constatar que no haya paseantes en la playa.

A lo que agradeció a la sociedad su cooperación para permanecer en sus casas.

Doña Columna Astorga que está al tanto, emite su gusto. En un ejemplo de responsabilidad social. Está en contacto directo y continuo con quienes integran su dinastía. Telefónicamente los checa. Y el ¿Dónde andan, qué hacen o cómo están?, lo repite como meticulosa maestra de escuela.

Para que no la engañen, les marca al teléfono residencial.

Aunque la tachen de que es muy insistente, lo importante, es que le dá resultados.

A actuar a tiempo en Navolato.

A tiempo, el alcalde de Navolato Eliazar Gutiérrez Ángulo ordenó la atención para quienes convivieron con uno de los probables pacientes que adquirió el coronavirus.

Como medidas adyacentes, conformó brigadas para que desinfectaran las instalaciones de la mayoría de las oficinas públicas ante lo que fue el primer caso de la enfermedad en el municipio.

Y personalmente, encabeza y revisa acciones que despliegan a través de la Unidad de Protección Civil, Tránsito y la Policía Municipal, para que se cumplan las recomendaciones de los gobiernos federal y estatal, ante la fase más riesgosa que impone el Covid-19.

En coordinación con la Policía Estatal Preventiva, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional.

Antes de que el gobernador Quirino Ordaz Coppel saliera a expresar que la pandemia no es broma, Columba Molina de poco más de 84 años, entró a una parte de la etapa de confinamiento a la que llamaron las autoridades para evitar uno de los momentos más peligrosos del contagio por Covid-19: la de Semana Santa que podría desbordar a la gente hacia las calles y los balnearios.

Por televisión dio fiel seguimiento y se sumó a la participación de la Santa Misa del Domingo de Ramos que ofició el Arzobispo Primado de México, Carlos Aguiar Retes. Y oró para que los efectos del coronavirus no alcancen dimensiones estratosféricas.

La señora, desde un asiento de una vivienda del fraccionamiento Valles del Sol en Culiacán se metió hasta la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, y en el transcurso del acto pidió por la salud de todos, no solo por la de su familia.

En la práctica, la dama de más de una ochentena de años, apareció como integrante de una de las dos franjas en que se dividió la sociedad a causa de la contingencia. De las que cree, contrapeso de la balanza, contra los escépticos.

Minutos antes de la ceremonia, recordó que vivió dos epidemias que ocasionaron caos y muerte en el país. Y dejó entrever que si las personas acatan las órdenes, las cosas se pueden prevenir.

Luego por información de una de sus nietas, se enteró que tal vez por miedo o porque realmente la sociedad comenzó a concientizarse sobre la problemática de salud, el trayecto de ayer desde Palacio de Gobierno por la Insurgentes que se desvía por la glorieta “La Canasta” y atraviesa el río hasta donde se localiza en complejo comercial que está en el punto donde topa con el bulevar Rotarismo, “no hay una sola alma.

Se le hace increíble lo que le dicen, pero le reafirman que está tan desértico que dá miedo.

Ello se manifiesta como una visible señal de que los culiacanenses, comenzaron aquedarse en casa.

Y posteriormente lo reafirma el mensaje que junto a su esposa Rossy Fuentes, envío el mandatario de Sinaloa a los pobladores, tras una visita de inspección que hace al puerto de Altata para constatar que no haya paseantes en la playa.

A lo que agradeció a la sociedad su cooperación para permanecer en sus casas.

Doña Columna Astorga que está al tanto, emite su gusto. En un ejemplo de responsabilidad social. Está en contacto directo y continuo con quienes integran su dinastía. Telefónicamente los checa. Y el ¿Dónde andan, qué hacen o cómo están?, lo repite como meticulosa maestra de escuela.

Para que no la engañen, les marca al teléfono residencial.

Aunque la tachen de que es muy insistente, lo importante, es que le dá resultados.

A actuar a tiempo en Navolato.

A tiempo, el alcalde de Navolato Eliazar Gutiérrez Ángulo ordenó la atención para quienes convivieron con uno de los probables pacientes que adquirió el coronavirus.

Como medidas adyacentes, conformó brigadas para que desinfectaran las instalaciones de la mayoría de las oficinas públicas ante lo que fue el primer caso de la enfermedad en el municipio.

Y personalmente, encabeza y revisa acciones que despliegan a través de la Unidad de Protección Civil, Tránsito y la Policía Municipal, para que se cumplan las recomendaciones de los gobiernos federal y estatal, ante la fase más riesgosa que impone el Covid-19.

En coordinación con la Policía Estatal Preventiva, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional.