/ lunes 26 de abril de 2021

Tiempos Políticos

Al equipo de campaña le debe de preocupar lo que a los ciudadanos desde hace días les inquieta. A Rubén Rocha Moya le pesan los 70 y más –años-, y si lo abonan a eso las fotografías que circularon en las redes sociales donde se durmió en los eventos, no es menor que su padecimiento de diabetes, hile dudas de los potenciales votantes para el seis de junio.

Lo ven agobiado.

Además de que por los historiales médicos, el Covid-19 que le dio por segunda ocasión puede tener efectos posteriores en muchos casos, es otro de los pendientes que comenta la gente.

Desde el día del debate, pareciera que quienes estuvieron atentos, reflexionaron de los señalamientos que le hicieron sus contrincantes. A partir de ese suceso, se comenzó a extender misteriosamente la posibilidad de que Morena pelea con un abanderado a la gubernatura, cansado.

Ven en el badiraguatense, que el próximo quince de junio cumplirá 72 años, a alguien faltó de energía.

A quien no está a acostumbrado a sacar jornadas largas de trabajo en las colonias y las rancherías. Lo visibilizan más como un maestro dentro de un aula de clases.

A los simpatizantes del abanderado morenista, les intranquiliza lo que se dice al respecto. Y que al faltar un mes de actividades proselitistas se pueda doblar su salud y no posea la energía que se requiere para enfrentar una cruzada que se hará más tensa.

Las altas temperaturas que abaten al territorio, también son un fenómeno que le alterará el ritmo de trabajo.

Y si a como lo manejan los adversarios, el ex coordinador de Asesores del gobernador Quirino Ordaz Coppel, cayó varios puntos en las preferencias del momento, estará obligado a reforzar la marcha, lo que igual puede ser nocivo.

Ello ya metió incertidumbre entre los probables sufragantes y la comunidad, porque entrarán a la segunda etapa de las labores en que ofertan sus programas, y será más ruda e incluso despiadada.

Sin olvidar que abajo, entre los brigadistas del Partido Sinaloense y los morenistas, no hay clip.

Ante esos roces que no se pueden controlar todavía, solo faltaría que Héctor Melesio Cuén Ojeda, le reduzca la pisada al acelerador para que el proyecto se desplomara.

En ese círculo de probabilidades, remontar obstáculos, reacomodar esfuerzos o hasta buscar un sustituto.

Sospechoso silencio en Culiacán.

En Culiacán, se buscan lecturas que nos conduzcan a la realidad de lo que sucede. No cabe duda que es muy fácil ser oposición y acusar al gobierno.

No obstante, algo muy sospechoso ocurrió a los críticos que durante más de dos años, le imputaron a Jesús Estrada Ferreiro hasta lo que no. Hasta la saciedad. Y no es que no se lo mereciera.

Pero hoy que estos acusadores por sistema son aspirantes a la Alcaldía de la capital sinaloense y están en condiciones de señalar al contrario como se estila, están calladitos.

Se niegan a dar explicación y asemeja que no son ni candidatos. Desaparecieron del escenario.

Ni siquiera hacen promoción. Se les acabó esa bravura con la mostraron que de todo se molestaban y gritaban.

Principalmente son esos que se convirtieron en pretensos a la Presidencia municipal por los “partidos chicos”, que como ignoran de campañas y de actos de gobernar, creyeron que sería muy cómoda entrar a una lucha donde la mezcla de intereses y grupos de poder es la que manda.

Al equipo de campaña le debe de preocupar lo que a los ciudadanos desde hace días les inquieta. A Rubén Rocha Moya le pesan los 70 y más –años-, y si lo abonan a eso las fotografías que circularon en las redes sociales donde se durmió en los eventos, no es menor que su padecimiento de diabetes, hile dudas de los potenciales votantes para el seis de junio.

Lo ven agobiado.

Además de que por los historiales médicos, el Covid-19 que le dio por segunda ocasión puede tener efectos posteriores en muchos casos, es otro de los pendientes que comenta la gente.

Desde el día del debate, pareciera que quienes estuvieron atentos, reflexionaron de los señalamientos que le hicieron sus contrincantes. A partir de ese suceso, se comenzó a extender misteriosamente la posibilidad de que Morena pelea con un abanderado a la gubernatura, cansado.

Ven en el badiraguatense, que el próximo quince de junio cumplirá 72 años, a alguien faltó de energía.

A quien no está a acostumbrado a sacar jornadas largas de trabajo en las colonias y las rancherías. Lo visibilizan más como un maestro dentro de un aula de clases.

A los simpatizantes del abanderado morenista, les intranquiliza lo que se dice al respecto. Y que al faltar un mes de actividades proselitistas se pueda doblar su salud y no posea la energía que se requiere para enfrentar una cruzada que se hará más tensa.

Las altas temperaturas que abaten al territorio, también son un fenómeno que le alterará el ritmo de trabajo.

Y si a como lo manejan los adversarios, el ex coordinador de Asesores del gobernador Quirino Ordaz Coppel, cayó varios puntos en las preferencias del momento, estará obligado a reforzar la marcha, lo que igual puede ser nocivo.

Ello ya metió incertidumbre entre los probables sufragantes y la comunidad, porque entrarán a la segunda etapa de las labores en que ofertan sus programas, y será más ruda e incluso despiadada.

Sin olvidar que abajo, entre los brigadistas del Partido Sinaloense y los morenistas, no hay clip.

Ante esos roces que no se pueden controlar todavía, solo faltaría que Héctor Melesio Cuén Ojeda, le reduzca la pisada al acelerador para que el proyecto se desplomara.

En ese círculo de probabilidades, remontar obstáculos, reacomodar esfuerzos o hasta buscar un sustituto.

Sospechoso silencio en Culiacán.

En Culiacán, se buscan lecturas que nos conduzcan a la realidad de lo que sucede. No cabe duda que es muy fácil ser oposición y acusar al gobierno.

No obstante, algo muy sospechoso ocurrió a los críticos que durante más de dos años, le imputaron a Jesús Estrada Ferreiro hasta lo que no. Hasta la saciedad. Y no es que no se lo mereciera.

Pero hoy que estos acusadores por sistema son aspirantes a la Alcaldía de la capital sinaloense y están en condiciones de señalar al contrario como se estila, están calladitos.

Se niegan a dar explicación y asemeja que no son ni candidatos. Desaparecieron del escenario.

Ni siquiera hacen promoción. Se les acabó esa bravura con la mostraron que de todo se molestaban y gritaban.

Principalmente son esos que se convirtieron en pretensos a la Presidencia municipal por los “partidos chicos”, que como ignoran de campañas y de actos de gobernar, creyeron que sería muy cómoda entrar a una lucha donde la mezcla de intereses y grupos de poder es la que manda.