/ sábado 23 de abril de 2022

Nubes de confusión sobre el  juicio contra Estrada

Un manto oscuro que los diputados llamaron reserva, cubrió el proceso de juicio político que ciudadanos demandan instaurar al alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, cuando éste recorre los pasajes subterráneos de un plan B para escaparse, ante las ganas de verlo en la calle que le traen algunos morenistas, mientras que los dirigentes nacionales como Mario Delgado le desenvuelven cortinas de protección.

Ese apoyo que le otorgan desde la ciudad de México, ocasionó la renuncia del priista y hoy legislador local de Movimiento de Regeneración Nacional, Jesús Ibarra “El Frijol” a la Comisión Instructora que legalmente se encarga de todo el procesamiento al que se pretende sujetar al edil de la capital sinaloense.

La sorpresiva dimisión de este joven, dejó entrever que los miembros de los círculos mexicanos del partido en el poder, no desean que se siente en el banquillo de los acusados al prepotente munícipe que se adjudicó el odio de una gran parte de los habitantes.

A su vez, tal maniobra confirma que los más interesados en proceder al respecto son los integrantes de la bancada morenista, a lo que se suman priistas y panistas para denostar la actuación de sus opositores en los diversos niveles del ejercicio público.

Ante las reuniones bajo las sombras que realizaron los legisladores y al recurso del diálogo al que apeló el titular del Ayuntamiento capitalino al acudir a las instalaciones del Poder Legislativo para entrar a una etapa de negociación luego de que sintió que la lumbre le llegó a los aparejos, la confusión política aumentó.

Se dividieron las opiniones y los que tienen deseos de derrocar al presidente municipal, pregonaron que el asunto se trata con la confidencialidad debida para no darle tiempo de que se salve a base de argucias porque la cosa va en serio.

Otros, expresaron que si no hay visto bueno del presidente Andrés Manuel López Obrador, como así parece, no procederán ni aunque se tengan los elementos suficientes para enjuiciarlo.

La renuncia de Jesús Ibarra a la Comisión Instructora, confundió tanto a un bando como a otro.

¿Cumplirá Rocha su palabra a Cruz Roja?

Después de que en Semana Santo estuvo de visita sorpresa para inspeccionar los operativos de seguridad, el gobernador Rubén Rocha Moya regresó el miércoles pasado a la playa de Altata, en Navolato, y se echó a cuestas uno de los retos en los que tendrá que desplegar esfuerzos extraordinarios para superarlo: acopiar los 40 millones de pesos que necesita la Cruz Roja de Sinaloa para operar durante todo un año, se antoja dificultoso.

La meta parece fácil, pero pudiera complicarse en medio de un escenario en que la pandemia de dos años del Covid-9, flageló las finanzas de las principales fuentes de aportación que tuvo la benemérita institución desde hace décadas.

Sobre todo, cuando los comerciantes organizados reportaron de manera lamentable el cierre de más de 200 empresas a causa de la contingencia sanitaria, que acostumbraron en cada etapa de recolección de fondos, dirigir sus apoyos a una de las más nobles causas humanitarias.

No se rajaban

Sin embargo, hay que reflexionar igualmente que los establecimientos que conservan su actividad, atraviesan por un momento de lucha por su sobrevivencia.

Lo que contribuirá a que el monto que se propuso alcanzar este 2022, de acuerdo a lo que estimó el presidente curzrojiano en la entidad, Carlos Bloch Artola, lo subsanará en gran parte la resolución del mandatario que en el puerto altatense, anunció aumentar en 20 pesos la colaboración voluntaria que se aplica por refrendo vehicular.

Hoy que están en proceso de regularizarse 300 mil unidades motrices extranjeras. Cada una representará 67 pesos para la causa en vez de los 47 que se aprobaron antes.

Obviamente, que dependerá mucho también de que los directivos de Cruz Roja sepan pasar la charola con sutileza entre los más pudientes del estado y entre la ciudadanía, que se caracteriza por su espíritu de solidaridad para estos casos.

Y de que se implementen los mecanismos de bote sonante en centros de trabajo, plazas públicas y cruceros.

Un manto oscuro que los diputados llamaron reserva, cubrió el proceso de juicio político que ciudadanos demandan instaurar al alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, cuando éste recorre los pasajes subterráneos de un plan B para escaparse, ante las ganas de verlo en la calle que le traen algunos morenistas, mientras que los dirigentes nacionales como Mario Delgado le desenvuelven cortinas de protección.

Ese apoyo que le otorgan desde la ciudad de México, ocasionó la renuncia del priista y hoy legislador local de Movimiento de Regeneración Nacional, Jesús Ibarra “El Frijol” a la Comisión Instructora que legalmente se encarga de todo el procesamiento al que se pretende sujetar al edil de la capital sinaloense.

La sorpresiva dimisión de este joven, dejó entrever que los miembros de los círculos mexicanos del partido en el poder, no desean que se siente en el banquillo de los acusados al prepotente munícipe que se adjudicó el odio de una gran parte de los habitantes.

A su vez, tal maniobra confirma que los más interesados en proceder al respecto son los integrantes de la bancada morenista, a lo que se suman priistas y panistas para denostar la actuación de sus opositores en los diversos niveles del ejercicio público.

Ante las reuniones bajo las sombras que realizaron los legisladores y al recurso del diálogo al que apeló el titular del Ayuntamiento capitalino al acudir a las instalaciones del Poder Legislativo para entrar a una etapa de negociación luego de que sintió que la lumbre le llegó a los aparejos, la confusión política aumentó.

Se dividieron las opiniones y los que tienen deseos de derrocar al presidente municipal, pregonaron que el asunto se trata con la confidencialidad debida para no darle tiempo de que se salve a base de argucias porque la cosa va en serio.

Otros, expresaron que si no hay visto bueno del presidente Andrés Manuel López Obrador, como así parece, no procederán ni aunque se tengan los elementos suficientes para enjuiciarlo.

La renuncia de Jesús Ibarra a la Comisión Instructora, confundió tanto a un bando como a otro.

¿Cumplirá Rocha su palabra a Cruz Roja?

Después de que en Semana Santo estuvo de visita sorpresa para inspeccionar los operativos de seguridad, el gobernador Rubén Rocha Moya regresó el miércoles pasado a la playa de Altata, en Navolato, y se echó a cuestas uno de los retos en los que tendrá que desplegar esfuerzos extraordinarios para superarlo: acopiar los 40 millones de pesos que necesita la Cruz Roja de Sinaloa para operar durante todo un año, se antoja dificultoso.

La meta parece fácil, pero pudiera complicarse en medio de un escenario en que la pandemia de dos años del Covid-9, flageló las finanzas de las principales fuentes de aportación que tuvo la benemérita institución desde hace décadas.

Sobre todo, cuando los comerciantes organizados reportaron de manera lamentable el cierre de más de 200 empresas a causa de la contingencia sanitaria, que acostumbraron en cada etapa de recolección de fondos, dirigir sus apoyos a una de las más nobles causas humanitarias.

No se rajaban

Sin embargo, hay que reflexionar igualmente que los establecimientos que conservan su actividad, atraviesan por un momento de lucha por su sobrevivencia.

Lo que contribuirá a que el monto que se propuso alcanzar este 2022, de acuerdo a lo que estimó el presidente curzrojiano en la entidad, Carlos Bloch Artola, lo subsanará en gran parte la resolución del mandatario que en el puerto altatense, anunció aumentar en 20 pesos la colaboración voluntaria que se aplica por refrendo vehicular.

Hoy que están en proceso de regularizarse 300 mil unidades motrices extranjeras. Cada una representará 67 pesos para la causa en vez de los 47 que se aprobaron antes.

Obviamente, que dependerá mucho también de que los directivos de Cruz Roja sepan pasar la charola con sutileza entre los más pudientes del estado y entre la ciudadanía, que se caracteriza por su espíritu de solidaridad para estos casos.

Y de que se implementen los mecanismos de bote sonante en centros de trabajo, plazas públicas y cruceros.