/ jueves 23 de diciembre de 2021

La influencia Rochista en la renovación del PRI

Para dirigir el PRI en Sinaloa, Marco Antonio Osuna Moreno se configura como el que más cabildeo realiza entre la militancia y los grupos que influyen en las decisiones vitales, y al parecer, lo miran con especiales simpatías quienes –se acepte o no-, tienen las riendas del poder en el territorio estatal que antes les pertenecieron a los del tricolor.

El mochitense, reúne los requisitos que la sinaloita Roxana Rubio Valdez acopió para triunfar en las elecciones del Partido Acción Nacional el domingo, en cuyo suceso el directivo Juan Carlos Estrada se equivocó al señalar prácticamente al gobernador Rubén Rocha Moya como jefe de un cártel del narcotráfico.

Le imputó el choicense, de ser el culpable de que grupos armados de la delincuencia organizada intervinieran en el proceso electivo contra la otra candidata, Verónica Montaña.

Como si en verdad el Ejecutivo sinaloense encabezara una célula de pistoleros para desplegar el trabajo sucio.

Lo más seguro, es que el probable levantón del que hablan fue víctima el legislador local del albiazul, Adolfo Beltrán Corrales, sea una vil mentira, porque asi se maneja entre la sociedad, ese supuesto.

Puede ser que el gobernante sinaloense, ejerza fuerza sobre los aires electorales en cualquier institución política o civil, a causa de que a todos los aspirantes, le interese tejer relaciones para promover sus proyectos, y ello sea determinante incluso entre los potenciales electores para esperar que les vaya bien.

Es lo que pesará en el juego interno del priismo. Difícil para Aarón Rivas, Aarón Irízar, Cinthia Valenzuela y Gómer Monárrez.

Marco Antonio Osuna Moreno, el mochitense que fue subsecretario en dos áreas en el gobierno de Quirino Ordaz Coppel, se distingue por su capacidad para modelar los conflictos, sin que las partes del todo, sufran los efectos de las confrontaciones estériles.

No le gusta manejarse vía vísceras.

El ex abanderado a alcalde de Ahome, recorre desde hace tiempo caminos y rincones de las 18 municipalidades en busca del apoyo de la militancia. Tiene un hilo de interlocución para resolver las demandas de quienes desean ver a una estructura más vivificada. Activa.

Por el modo en que opera, pudiera ser el último líder al que le toque impulsar la resurrección de un instituto que está al borde de la extinción, no por obra de la providencia, sino por la acción de viejos dinosaurios como Alejandro Cárdenas Moreno, el Alito.

De odiar a Morena, Himelda pasó a amar.

De un día para otro a la diputada priista Gloria Himelda Félix se le esfumó el odio que durante toda la legislatura anterior –la LXIII-, destiló contra los morenistas del país y a todo lo que pareciera, caminara u oliera como ellos.

La dama que hoy repite en la edición LXIV del Congreso del Estado, se auto silenció como por arte de magia.

¿Y cómo no?

Desde que nombraron a su esposo, militante del Partido Revolucionario Institucional, Marco Antonio Irízar Cárdenas como Director de Evaluación y Seguimiento del Gobierno del Estado que preside Rubén Rocha Moya, de Movimiento de Regeneración Nacional, revivió aquel refrán de que “Cae más rápido un hablador que un cojo”.

A toda propuesta le decía que no, proviniera del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de los senadores, de los legisladores, de los alcaldes y de cualesquier militante.

Los de Morena, para ella, aunque acusan a los funcionarios y ex gobiernos del PRI de corruptos, los ladrones son otros. Apestaban y por ello se mantenía lo más lejos posible de ellos.

Más no tuvo empacho y gestionó un cargo para su marido, lo que la obligó a guardar silencio y a mostrar en realidad quién es y cómo actúa.

De tal forma, que los últimos votos a las iniciativas del mandatario sinaloense, son a favor y sin restricciones de la legisladora.

Ante la sociedad, obvio que a la señora la doblaron y se le revirtió todo lo que antes dijo.

No cabe duda que son de sumo peligro, los doblones. Hacen cambiar de piel a quienes dicen ser más correosos, aunque en verdad son negociadores, y en el rancho llaman mercenarios.

Para dirigir el PRI en Sinaloa, Marco Antonio Osuna Moreno se configura como el que más cabildeo realiza entre la militancia y los grupos que influyen en las decisiones vitales, y al parecer, lo miran con especiales simpatías quienes –se acepte o no-, tienen las riendas del poder en el territorio estatal que antes les pertenecieron a los del tricolor.

El mochitense, reúne los requisitos que la sinaloita Roxana Rubio Valdez acopió para triunfar en las elecciones del Partido Acción Nacional el domingo, en cuyo suceso el directivo Juan Carlos Estrada se equivocó al señalar prácticamente al gobernador Rubén Rocha Moya como jefe de un cártel del narcotráfico.

Le imputó el choicense, de ser el culpable de que grupos armados de la delincuencia organizada intervinieran en el proceso electivo contra la otra candidata, Verónica Montaña.

Como si en verdad el Ejecutivo sinaloense encabezara una célula de pistoleros para desplegar el trabajo sucio.

Lo más seguro, es que el probable levantón del que hablan fue víctima el legislador local del albiazul, Adolfo Beltrán Corrales, sea una vil mentira, porque asi se maneja entre la sociedad, ese supuesto.

Puede ser que el gobernante sinaloense, ejerza fuerza sobre los aires electorales en cualquier institución política o civil, a causa de que a todos los aspirantes, le interese tejer relaciones para promover sus proyectos, y ello sea determinante incluso entre los potenciales electores para esperar que les vaya bien.

Es lo que pesará en el juego interno del priismo. Difícil para Aarón Rivas, Aarón Irízar, Cinthia Valenzuela y Gómer Monárrez.

Marco Antonio Osuna Moreno, el mochitense que fue subsecretario en dos áreas en el gobierno de Quirino Ordaz Coppel, se distingue por su capacidad para modelar los conflictos, sin que las partes del todo, sufran los efectos de las confrontaciones estériles.

No le gusta manejarse vía vísceras.

El ex abanderado a alcalde de Ahome, recorre desde hace tiempo caminos y rincones de las 18 municipalidades en busca del apoyo de la militancia. Tiene un hilo de interlocución para resolver las demandas de quienes desean ver a una estructura más vivificada. Activa.

Por el modo en que opera, pudiera ser el último líder al que le toque impulsar la resurrección de un instituto que está al borde de la extinción, no por obra de la providencia, sino por la acción de viejos dinosaurios como Alejandro Cárdenas Moreno, el Alito.

De odiar a Morena, Himelda pasó a amar.

De un día para otro a la diputada priista Gloria Himelda Félix se le esfumó el odio que durante toda la legislatura anterior –la LXIII-, destiló contra los morenistas del país y a todo lo que pareciera, caminara u oliera como ellos.

La dama que hoy repite en la edición LXIV del Congreso del Estado, se auto silenció como por arte de magia.

¿Y cómo no?

Desde que nombraron a su esposo, militante del Partido Revolucionario Institucional, Marco Antonio Irízar Cárdenas como Director de Evaluación y Seguimiento del Gobierno del Estado que preside Rubén Rocha Moya, de Movimiento de Regeneración Nacional, revivió aquel refrán de que “Cae más rápido un hablador que un cojo”.

A toda propuesta le decía que no, proviniera del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de los senadores, de los legisladores, de los alcaldes y de cualesquier militante.

Los de Morena, para ella, aunque acusan a los funcionarios y ex gobiernos del PRI de corruptos, los ladrones son otros. Apestaban y por ello se mantenía lo más lejos posible de ellos.

Más no tuvo empacho y gestionó un cargo para su marido, lo que la obligó a guardar silencio y a mostrar en realidad quién es y cómo actúa.

De tal forma, que los últimos votos a las iniciativas del mandatario sinaloense, son a favor y sin restricciones de la legisladora.

Ante la sociedad, obvio que a la señora la doblaron y se le revirtió todo lo que antes dijo.

No cabe duda que son de sumo peligro, los doblones. Hacen cambiar de piel a quienes dicen ser más correosos, aunque en verdad son negociadores, y en el rancho llaman mercenarios.