/ jueves 18 de junio de 2020

Irene, alista el banquillo de los acusados

De manera gradual y en medio de la pandemia que aprovecharon los sucios directivos para perpetuarse en el poder, Blanca Irene Hidalgo Bueno se configura como la única candidata que garantiza la victoria por la Secretaría General de la burocracia estatal organizada, e igualmente, la que se atreverá a sentar en el banquillo de los acusados a Gabriel Ballardo Valdez, que tanto daño les hizo.

Porque en torno a la imagen de la abanderada de la Planilla Blanca, se comenzaron a sumar las simpatías de miles de integrantes del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Estado, que le observaron, poseer la propuesta más seria y responsable. Y porque la terapeuta “no se anda con medias tintas”.

La dama que empezó a “pisarle los talones” a quienes pensaron continuar en la silla, en una muestra de respeto hacia las bases y hacia los ciudadanos de Sinaloa, fue una de las primeras que se pronunció por la suspensión de las actividades proselitistas ante la contingencia del Covid-19.

E inmediatamente, a través de las redes sociales y otros medios electrónicos desenvolvió una intensa estrategia con la que difundió su plan de trabajo. La idea que trae y que penetró entre los potenciales votantes para reivindicar los derechos de la clase trabajadora y sacudir la estructura del gremio que está casi en escombros, en relación a las prestaciones y conquistas laborales.

Ella ya acopió a un ejército de voluntarios que se incorporaron a su proyecto y exhiben argumentos muy válidos. En primer plano, es la que le dice sus verdades a los integrantes de la dirigencia y la que con frecuencia les demanda que –por vergüenza- se retiren y no usufructúen más los recursos financieros ni usen el patrimonio porque se les venció el plazo.

Y los enfrenta abiertamente.

Asimismo los sindicalizados que ya no son ingenuos sacan sus cuentas. Calculan que casi la mitad de los siete candidatos a dirigir el STASE, salieron del mismo grupúsculo que encabeza Gabriel Ballardo Valdez. Y enumeran a Luis Alberto García Manzo, Herlinda Orozco y Teresa de Jesús Ochoa.

O que hasta Gabriel Chinchillas simuló una ruptura con su jefe para confundir el proceso de sucesión, aunque de última hora, aceptó dinero de una facción política de la entidad, que quiere el control gremial, cosa que no permitirán.

Al trazar ese plan, su gran manipulador, considera que podría ganar con cualesquiera de los que sacó al ruedo, -de su misma fila, tipo y manías-.

Sin embargo, la contabilidad de los socios apunta a ser más certera. Con tantos fichas y además pésimas, los sufragios se dividirán y favorecerán a Blanca Irene Hidalgo Bueno, fenómeno que complementará con su programa de rescate sindical, su honestidad y su ánimo de hacer justicia.

Sin subestimar a María Elena Armenta de la Rocha, de la Planilla Rosa, que tiene lo suyo, pero le cuestionan sus ligas directas con altos funcionarios del Gobierno del Estado, lo que la atará a la toma de decisiones y le minará la posibilidades de independencia para actuar.

Asi, Blanca Irene Hidalgo Bueno es la principal preocupación y “dolor de cabeza” de Gabriel Ballardo Valdez y la camarilla siniestra que preside.

Las mayorías saben que sus días están contados.

La sombra de Estrada Ferreiro.

Desde que inició la emergencia sanitaria en Culiacán, los ciudadanos ven del alcalde Jesús Estrada Ferreiro, las puras sombras. Lamentan que no lo observan bien a plena luz del día. Ellos están conscientes de cuál es su colmo.

Lo tachan de ser un gobernante que no gobierna y de ser una autoridad que está vacía. Es decir que “estamos tronados” por donde quiera que se le busque.

Es el ejemplo viviente de estar en un municipio sin autoridades.


De manera gradual y en medio de la pandemia que aprovecharon los sucios directivos para perpetuarse en el poder, Blanca Irene Hidalgo Bueno se configura como la única candidata que garantiza la victoria por la Secretaría General de la burocracia estatal organizada, e igualmente, la que se atreverá a sentar en el banquillo de los acusados a Gabriel Ballardo Valdez, que tanto daño les hizo.

Porque en torno a la imagen de la abanderada de la Planilla Blanca, se comenzaron a sumar las simpatías de miles de integrantes del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Estado, que le observaron, poseer la propuesta más seria y responsable. Y porque la terapeuta “no se anda con medias tintas”.

La dama que empezó a “pisarle los talones” a quienes pensaron continuar en la silla, en una muestra de respeto hacia las bases y hacia los ciudadanos de Sinaloa, fue una de las primeras que se pronunció por la suspensión de las actividades proselitistas ante la contingencia del Covid-19.

E inmediatamente, a través de las redes sociales y otros medios electrónicos desenvolvió una intensa estrategia con la que difundió su plan de trabajo. La idea que trae y que penetró entre los potenciales votantes para reivindicar los derechos de la clase trabajadora y sacudir la estructura del gremio que está casi en escombros, en relación a las prestaciones y conquistas laborales.

Ella ya acopió a un ejército de voluntarios que se incorporaron a su proyecto y exhiben argumentos muy válidos. En primer plano, es la que le dice sus verdades a los integrantes de la dirigencia y la que con frecuencia les demanda que –por vergüenza- se retiren y no usufructúen más los recursos financieros ni usen el patrimonio porque se les venció el plazo.

Y los enfrenta abiertamente.

Asimismo los sindicalizados que ya no son ingenuos sacan sus cuentas. Calculan que casi la mitad de los siete candidatos a dirigir el STASE, salieron del mismo grupúsculo que encabeza Gabriel Ballardo Valdez. Y enumeran a Luis Alberto García Manzo, Herlinda Orozco y Teresa de Jesús Ochoa.

O que hasta Gabriel Chinchillas simuló una ruptura con su jefe para confundir el proceso de sucesión, aunque de última hora, aceptó dinero de una facción política de la entidad, que quiere el control gremial, cosa que no permitirán.

Al trazar ese plan, su gran manipulador, considera que podría ganar con cualesquiera de los que sacó al ruedo, -de su misma fila, tipo y manías-.

Sin embargo, la contabilidad de los socios apunta a ser más certera. Con tantos fichas y además pésimas, los sufragios se dividirán y favorecerán a Blanca Irene Hidalgo Bueno, fenómeno que complementará con su programa de rescate sindical, su honestidad y su ánimo de hacer justicia.

Sin subestimar a María Elena Armenta de la Rocha, de la Planilla Rosa, que tiene lo suyo, pero le cuestionan sus ligas directas con altos funcionarios del Gobierno del Estado, lo que la atará a la toma de decisiones y le minará la posibilidades de independencia para actuar.

Asi, Blanca Irene Hidalgo Bueno es la principal preocupación y “dolor de cabeza” de Gabriel Ballardo Valdez y la camarilla siniestra que preside.

Las mayorías saben que sus días están contados.

La sombra de Estrada Ferreiro.

Desde que inició la emergencia sanitaria en Culiacán, los ciudadanos ven del alcalde Jesús Estrada Ferreiro, las puras sombras. Lamentan que no lo observan bien a plena luz del día. Ellos están conscientes de cuál es su colmo.

Lo tachan de ser un gobernante que no gobierna y de ser una autoridad que está vacía. Es decir que “estamos tronados” por donde quiera que se le busque.

Es el ejemplo viviente de estar en un municipio sin autoridades.