/ sábado 21 de mayo de 2022

Estrada actúa como el enfermo que se repone

Envalentonado porque el Consejo de la Judicatura Federal de la Suprema Corte de Justicia de la Nación le notificó al Congreso del Estado que no podrá removerlo como alcalde de Culiacán, pese a que está sujeto a juicio político, Jesús Estrada Ferreiro recuperó su actitud beligerante y prosiguió la riña que sostiene contra el gobernador Rubén Rocha Moya, a quien señaló de no atender la inseguridad pública que se registra en el estado.

El edil, que no pudo prolongar la leve tregua que asumió a partir del 10 de los corrientes, reaccionó nuevamente para desacreditar la labor del mandatario y de los integrantes de la Cámara local de Diputados, que supuestamente le traen ganas de sacarlo de su oficina de Ejecutivo.

Le bastó la suspensión provisional de la resolución definitiva que emitió el CJF para que los legisladores no lo depongan de sus funciones y no se esperó más que unos minutos para lanzar un reto a los dos poderes, de los que indica lo quieren ver fuera, para advertirles: “Yo no me voy”.

Demostró una vez más que “su pecho no es bodega” y no es para aguantar lo que realmente siente sobre sus aparentes persecutores.

En los círculos que se mueve, el munícipe considera que ganará esta pugna porque no hay razones jurídicas para que lo quiten del puesto.

Sin embargo, en días pasados lo atrapó la angustia y al verse solo, busco vías de negociaciones que no le fueron posibles.

Lo que no alcanza a visualizar, es que al interior del Poder Legislativo, miembros de todas las bancadas y especialmente los de Morena, cuyo movimiento lo llevó a la Presidencia Municipal, son los más interesados en hacer todo lo que esté en sus manos para que se vaya.

Aún con la soberbia con la que se manifestó este viernes, que se calculó, utilizar para espantar a los enemigos, Jesús Estrada Ferreiro, planea escapar hacia la ciudad de México, donde se presume, busca la protección de su amigo, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que le otorgaría un lugar de segundo o tercer nivel en el gabinete.

“La moneda está en el aire”.

Luis Enrique y el soplo Mejía Berdejo.

La Secretaria de Seguridad Pública del Gobierno Federal, Rosa Icela Rodríguez, reveló que ya se giraron dos órdenes de aprehensión en contra de los asesinos el columnista sinaloense Luis Enrique Ramírez. Previó que hay avances significativos e hizo entrever que pronto se tendrán noticias positivas.

Solo falta, para que ello se concrete, ver qué tan efectiva resultó la “metida de pata” de su Subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía Berdeja que hace unos días prácticamente dio un pitazo a los probables criminales.

En una de las conferencias Mañaneras, confesó que lograron la plena identificación de ellos. No tuvo pena en descuidar, a la mejor a propósito este importante detalle, porque hasta se regodeó que se reservaba los nombres para no alertarlos.

¿Más todavía?

Si el trabajo investigativo que se despliega en torno a este hecho va en serio, es necesario reflexionar a fondo y justamente en la dimensión que esconde o exhibe la intención de este mal funcionario.

¿Por qué actuó como soplón?

Es remoto creer que “se le barrió” cuando la altura del organigrama en que se encuentra, expone que se nombra a gente capaz y honesta para no echar a perder los casos.

En breve se conocerá el desenlace, y se verá a leguas, si existe corresponsabilidad que amerite castigo también para Ricardo Mejía Berdeja o se procederá a archivar el asunto, como uno más de tantos.

El intenso patrullaje del Ejército Mexicano.

El Ejército Mexicano reforzó su presencia en las calles al arribar casi 250 elementos a la entidad y evidentemente en el patrullaje se topan con células que recorren al mismo tiempo lo que creen son sus territorios. No hay todavía sucesos que obliguen al enfrentamiento, pero es previsible que se verifiquen.

O que la vigilancia que ejercen disminuya los delitos como homicidios y feminicidios, entre otros, al promoverse el enfriamiento de las plazas, que cíclicamente se desbocan por la lucha de los segmentos delictivos dominantes.


Envalentonado porque el Consejo de la Judicatura Federal de la Suprema Corte de Justicia de la Nación le notificó al Congreso del Estado que no podrá removerlo como alcalde de Culiacán, pese a que está sujeto a juicio político, Jesús Estrada Ferreiro recuperó su actitud beligerante y prosiguió la riña que sostiene contra el gobernador Rubén Rocha Moya, a quien señaló de no atender la inseguridad pública que se registra en el estado.

El edil, que no pudo prolongar la leve tregua que asumió a partir del 10 de los corrientes, reaccionó nuevamente para desacreditar la labor del mandatario y de los integrantes de la Cámara local de Diputados, que supuestamente le traen ganas de sacarlo de su oficina de Ejecutivo.

Le bastó la suspensión provisional de la resolución definitiva que emitió el CJF para que los legisladores no lo depongan de sus funciones y no se esperó más que unos minutos para lanzar un reto a los dos poderes, de los que indica lo quieren ver fuera, para advertirles: “Yo no me voy”.

Demostró una vez más que “su pecho no es bodega” y no es para aguantar lo que realmente siente sobre sus aparentes persecutores.

En los círculos que se mueve, el munícipe considera que ganará esta pugna porque no hay razones jurídicas para que lo quiten del puesto.

Sin embargo, en días pasados lo atrapó la angustia y al verse solo, busco vías de negociaciones que no le fueron posibles.

Lo que no alcanza a visualizar, es que al interior del Poder Legislativo, miembros de todas las bancadas y especialmente los de Morena, cuyo movimiento lo llevó a la Presidencia Municipal, son los más interesados en hacer todo lo que esté en sus manos para que se vaya.

Aún con la soberbia con la que se manifestó este viernes, que se calculó, utilizar para espantar a los enemigos, Jesús Estrada Ferreiro, planea escapar hacia la ciudad de México, donde se presume, busca la protección de su amigo, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que le otorgaría un lugar de segundo o tercer nivel en el gabinete.

“La moneda está en el aire”.

Luis Enrique y el soplo Mejía Berdejo.

La Secretaria de Seguridad Pública del Gobierno Federal, Rosa Icela Rodríguez, reveló que ya se giraron dos órdenes de aprehensión en contra de los asesinos el columnista sinaloense Luis Enrique Ramírez. Previó que hay avances significativos e hizo entrever que pronto se tendrán noticias positivas.

Solo falta, para que ello se concrete, ver qué tan efectiva resultó la “metida de pata” de su Subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía Berdeja que hace unos días prácticamente dio un pitazo a los probables criminales.

En una de las conferencias Mañaneras, confesó que lograron la plena identificación de ellos. No tuvo pena en descuidar, a la mejor a propósito este importante detalle, porque hasta se regodeó que se reservaba los nombres para no alertarlos.

¿Más todavía?

Si el trabajo investigativo que se despliega en torno a este hecho va en serio, es necesario reflexionar a fondo y justamente en la dimensión que esconde o exhibe la intención de este mal funcionario.

¿Por qué actuó como soplón?

Es remoto creer que “se le barrió” cuando la altura del organigrama en que se encuentra, expone que se nombra a gente capaz y honesta para no echar a perder los casos.

En breve se conocerá el desenlace, y se verá a leguas, si existe corresponsabilidad que amerite castigo también para Ricardo Mejía Berdeja o se procederá a archivar el asunto, como uno más de tantos.

El intenso patrullaje del Ejército Mexicano.

El Ejército Mexicano reforzó su presencia en las calles al arribar casi 250 elementos a la entidad y evidentemente en el patrullaje se topan con células que recorren al mismo tiempo lo que creen son sus territorios. No hay todavía sucesos que obliguen al enfrentamiento, pero es previsible que se verifiquen.

O que la vigilancia que ejercen disminuya los delitos como homicidios y feminicidios, entre otros, al promoverse el enfriamiento de las plazas, que cíclicamente se desbocan por la lucha de los segmentos delictivos dominantes.