/ lunes 10 de enero de 2022

En San Lorenzo, ayuda al Valle de las mentiras

“Caló hondo”, cuando el ex síndico de Quilá, Marcos García Espinoza, reprodujo una de las frases que circula como moda entre los electores de las comunidades pobres del Valle de San Lorenzo, luego de que los políticos que acudieron a pedir el voto el pasado seis de junio, desaparecieron como por efecto de una oscura abominación:

“No regresaron porque en el sartén donde hoy guisan con manteca, ya chilla la carne”.

Casi seguido, se oyó: mientras en los hogares de esta zona chillan nuestros hijos, pero de hambre”, completó una de las madres asistentes.

! Y nos chillan las tripas a todos!, clamó una de las mujeres que bajo una pequeña techumbre en el ejido Doroteo Arango de Costa Rica, acudió a recibir la ayuda que solicitaron al grupo no gubernamental “Huevo Sabatino” que sale a auxiliar a las familias que sufren los estragos de la crisis económica, agravada por la pandemia del Covid-19.

A estas rancherías donde los candidatos a alcalde y a diputado local, “los morenistas” Jesús Estrada Ferreiro y Serapio Vargas Ramírez, respectivamente, llegaron durante la época de campaña con una bolsa de promesas a cambio de su apoyo en las urnas, entre los lugareños priva la desilusión y el coraje por todas esas mentiras.

Poco antes en el pueblo ejidal Las Milpas, asentado al igual que otros tantos en lo que es la jurisdicción electoral del Distrito XVIII, el enfado es el mismo y en igual grado de correspondencia contra el edil de la capital de Sinaloa y, de manera especial, con quien llevaron a una curul al Congreso del Estado.

Lo tildan de hablador y traicionero.

Las familias que se forman en torno a la brigada de la agrupación civil que los ayuda con productos básicos, en la mañana del sábado ocho de los corrientes, no ocultan su animadversión contra quienes los engañaron. Además de afirmar que no los han visto por algún lado, advierten que tampoco desean mirarlos de nuevo.

En los pueblos de Paraíso y Pueblo Nuevo, el sentimiento de los lugareños no es diferente. Confiesan que les jugaron “el dedo en la boca”.

Sobre Serapio Vargas Ramírez, que despacha en la Cámara local, se vierten más calificativos, que a juicio de la gente, lo ponen en el verdadero lugar que le corresponde: el de corriente.

De inventar hasta de ser hermano de sangre de uno de los operadores de su equipo proselitista esos días de trabajo electoral. Consanguíneo del extinto Ocadio García Espinoza, que sí compartía el bocado con los demás aunque se quedara sin nada. No puede compararse con alguien que tenía tanto valor humano, consideran.

Esa maniobra, la viven como uno de los más espantosos agravios de alguien a quien no le importa utilizar el embuste con tal de conseguir el voto. Porque quien actúa asi, es capaz de hacer cualquier cosa. Nociva, obviamente.

De “una especie de ladronzuelo”, Serapio Vargas Ramírez habita en un Palacio –el Legislativo-, como un “Reyezuelo”.

Actualmente a los vecinos de ese espacio distrital, no los conoce, no los recibe y menos les contesta el teléfono.

Eso sí, les dice que no les dará nada, pero los enseñará a trabajar, algo que no sabe él con que “se come” y además los ofende, porque se trata de las personas que son las que madrugan para ponerse activas todos los días, en la lucha para subsistir.

Y remueve mucho más fibras de la sensibilidad cuando antes de la despedida en el ejido Doroteo Arango, de Costa Rica, donde se congregan hombres, mujeres, jóvenes y menores precaristas de la economía doméstica, al mencionar el nombre del legislador, alguien dice que el estómago se le hace nudo, al tiempo que de entre pequeñines de alrededor de tres a cuatro años, asoma una sonrisa de dentadura negra porque la cunde la caries a esa edad y no hay quien la atienda.

Entre ellos surge el reclamo inocente de ¡yo quiero huevos!, al calcular con audacia que la carga de dotación está a punto de terminarse y podrían quedarse sin nada.

En lo que es la lucha cotidiana por la sobrevivencia.

Particularmente en los poblados de San Lorenzo, tierra que los políticos convirtieron en el Valle de las mentiras.


Priistas a “morderse la lengua” por un cargo.

Más priistas y familiares en primero y segundo grado de ellos, se vuelcan a ocupar cargos en el gabinete de Morena que preside Rubén Rocha Moya, esposas y esposos, en sus casos van por las posiciones sin recato.

Todo sea por el dinero pero se ahogarán en su propia sangre. Detractores del morenismo o todo lo que tuviera su olor, color o sabor, lo repudiaban. Sin embargo, se preparan para tragar lo inaceptable.

Uno de ellos, es Sergio Jacobo Gutiérrez, ex coordinador de la bancada del PRI en el Congreso del Estado. Mandó a su compañera de vida a un puesto

“Caló hondo”, cuando el ex síndico de Quilá, Marcos García Espinoza, reprodujo una de las frases que circula como moda entre los electores de las comunidades pobres del Valle de San Lorenzo, luego de que los políticos que acudieron a pedir el voto el pasado seis de junio, desaparecieron como por efecto de una oscura abominación:

“No regresaron porque en el sartén donde hoy guisan con manteca, ya chilla la carne”.

Casi seguido, se oyó: mientras en los hogares de esta zona chillan nuestros hijos, pero de hambre”, completó una de las madres asistentes.

! Y nos chillan las tripas a todos!, clamó una de las mujeres que bajo una pequeña techumbre en el ejido Doroteo Arango de Costa Rica, acudió a recibir la ayuda que solicitaron al grupo no gubernamental “Huevo Sabatino” que sale a auxiliar a las familias que sufren los estragos de la crisis económica, agravada por la pandemia del Covid-19.

A estas rancherías donde los candidatos a alcalde y a diputado local, “los morenistas” Jesús Estrada Ferreiro y Serapio Vargas Ramírez, respectivamente, llegaron durante la época de campaña con una bolsa de promesas a cambio de su apoyo en las urnas, entre los lugareños priva la desilusión y el coraje por todas esas mentiras.

Poco antes en el pueblo ejidal Las Milpas, asentado al igual que otros tantos en lo que es la jurisdicción electoral del Distrito XVIII, el enfado es el mismo y en igual grado de correspondencia contra el edil de la capital de Sinaloa y, de manera especial, con quien llevaron a una curul al Congreso del Estado.

Lo tildan de hablador y traicionero.

Las familias que se forman en torno a la brigada de la agrupación civil que los ayuda con productos básicos, en la mañana del sábado ocho de los corrientes, no ocultan su animadversión contra quienes los engañaron. Además de afirmar que no los han visto por algún lado, advierten que tampoco desean mirarlos de nuevo.

En los pueblos de Paraíso y Pueblo Nuevo, el sentimiento de los lugareños no es diferente. Confiesan que les jugaron “el dedo en la boca”.

Sobre Serapio Vargas Ramírez, que despacha en la Cámara local, se vierten más calificativos, que a juicio de la gente, lo ponen en el verdadero lugar que le corresponde: el de corriente.

De inventar hasta de ser hermano de sangre de uno de los operadores de su equipo proselitista esos días de trabajo electoral. Consanguíneo del extinto Ocadio García Espinoza, que sí compartía el bocado con los demás aunque se quedara sin nada. No puede compararse con alguien que tenía tanto valor humano, consideran.

Esa maniobra, la viven como uno de los más espantosos agravios de alguien a quien no le importa utilizar el embuste con tal de conseguir el voto. Porque quien actúa asi, es capaz de hacer cualquier cosa. Nociva, obviamente.

De “una especie de ladronzuelo”, Serapio Vargas Ramírez habita en un Palacio –el Legislativo-, como un “Reyezuelo”.

Actualmente a los vecinos de ese espacio distrital, no los conoce, no los recibe y menos les contesta el teléfono.

Eso sí, les dice que no les dará nada, pero los enseñará a trabajar, algo que no sabe él con que “se come” y además los ofende, porque se trata de las personas que son las que madrugan para ponerse activas todos los días, en la lucha para subsistir.

Y remueve mucho más fibras de la sensibilidad cuando antes de la despedida en el ejido Doroteo Arango, de Costa Rica, donde se congregan hombres, mujeres, jóvenes y menores precaristas de la economía doméstica, al mencionar el nombre del legislador, alguien dice que el estómago se le hace nudo, al tiempo que de entre pequeñines de alrededor de tres a cuatro años, asoma una sonrisa de dentadura negra porque la cunde la caries a esa edad y no hay quien la atienda.

Entre ellos surge el reclamo inocente de ¡yo quiero huevos!, al calcular con audacia que la carga de dotación está a punto de terminarse y podrían quedarse sin nada.

En lo que es la lucha cotidiana por la sobrevivencia.

Particularmente en los poblados de San Lorenzo, tierra que los políticos convirtieron en el Valle de las mentiras.


Priistas a “morderse la lengua” por un cargo.

Más priistas y familiares en primero y segundo grado de ellos, se vuelcan a ocupar cargos en el gabinete de Morena que preside Rubén Rocha Moya, esposas y esposos, en sus casos van por las posiciones sin recato.

Todo sea por el dinero pero se ahogarán en su propia sangre. Detractores del morenismo o todo lo que tuviera su olor, color o sabor, lo repudiaban. Sin embargo, se preparan para tragar lo inaceptable.

Uno de ellos, es Sergio Jacobo Gutiérrez, ex coordinador de la bancada del PRI en el Congreso del Estado. Mandó a su compañera de vida a un puesto