/ jueves 23 de julio de 2020

En medio de la crisis sanitaria y la sucesoria

A estas alturas de la pandemia, cuya confusión produjo un mercado negro de medicamentos, equipos y otros insumos entre malos médicos, enfermeras, empresarios, curanderos o yerberos que lucran con el dolor humano, es más complejo que el gobernador Quirino Ordaz Coppel neutralice esas prácticas y pare a quienes, al mismo tiempo, entraron a la lucha por su sucesión en la gubernatura.

Esa imposibilidad deviene de la grave crisis sanitaria, financiera, social y emocional que ocasionó a nivel general la llegada del Covid-19. Al mandatario no le alcanzan ni el tiempo ni los esfuerzos como para adoptar medidas en contra del creciente problema de salud.

Asi como de la inestabilidad política que se le viene encima. Pronto comenzará a perderse en la bruma del ocaso que se acerca para estacionarse en el último tramo de su mandato y su interés prioritario se centra en acomodar las piezas que le allanaran su retiro. Evitar que no sea aparatoso, lo mira como urgente.

Las últimas batallas que perdió ante el Congreso del Estado, particularmente con la bancada morenista, lo exponen en una situación de debilidad. Idéntica a la que muestra el grupo parlamentario priista que al no tener la mayoría, comenzó a “probar cucharadas de su mismo chocolate” desde que se instauró la Cámara. De aquellas que les tocó ingerir a los opositores cuando los papeles eran inversos.

En el área de la emergencia, aún con semáforo naranja, a la Secretaría de Salud que preside en la entidad Efrén Encinas, no se le ve por dónde pueda enfrentar con éxito el número de decesos crecientes, la alza de las estadísticas de los nuevos enfermos o aminorar permanentemente el índice que se eleva en los contagios.

Y se mueve en la línea del festejo en que un día bajan, y otros, en la del lamento porque horas después suben como la espuma.

Menos, que el titular de la SS anuncie que coordinadamente con las autoridades del ramo, pongan en marcha acciones contra los nocivos profesionales de la medicina y los charlatanes yerberos o curanderos, que aseguran en las páginas web que hacen milagros contra el coronavirus.

Que a la par, se enriquecen con el dolor de la gente y la hunden más en la pobreza, cuando encima de la espiral especuladora que impone el miedo por la contingencia, triplican el precio de las medicinas, los instrumentos médicos y lucran cuando no tienen permiso ni instalaciones certificadas, con el comercio de tanques de oxígeno.

En medio de este clima, se vive también la disputa por la renovación del Gobierno del Estado, el Poder Legislativo y los ayuntamientos. Estos últimos que están en quiebra por el Covid-19 y casi de rodillas, pueden levantar a sus alcaldes en un bloque contra el Ejecutivo que no los auxilia.

A la postre, los diferentes actores trabajan arduamente en busca de la candidatura del poder de Sinaloa, sin que haya quien los calme. Gerardo Vargas Landeros, ex secretario general de Gobierno, ya no le asusta el supuesto sonar de los expedientes negros para contenerse.

A Aarón Irízar no lo amedrentan los mensajeros que le envían para interrumpir su paso. Al senador Mario Zamora no le importa si no le dan señales de que está en la lista. El grita abiertamente a los cuatro vientos que está en campaña.

A Rubén Rocha Moya, aunque fue su subordinado, Quirino Ordaz Coppel no puede petrificarlo.

Y Sergio Torres Félix está resuelto a ir con todo, aún en contra de la élite del PRI o de quien se oponga por bloquearlo.

¿Será que hay un gobernador débil o habrá algo muy poderoso que lo ata como para no actuar en ambos casos”.

A estas alturas de la pandemia, cuya confusión produjo un mercado negro de medicamentos, equipos y otros insumos entre malos médicos, enfermeras, empresarios, curanderos o yerberos que lucran con el dolor humano, es más complejo que el gobernador Quirino Ordaz Coppel neutralice esas prácticas y pare a quienes, al mismo tiempo, entraron a la lucha por su sucesión en la gubernatura.

Esa imposibilidad deviene de la grave crisis sanitaria, financiera, social y emocional que ocasionó a nivel general la llegada del Covid-19. Al mandatario no le alcanzan ni el tiempo ni los esfuerzos como para adoptar medidas en contra del creciente problema de salud.

Asi como de la inestabilidad política que se le viene encima. Pronto comenzará a perderse en la bruma del ocaso que se acerca para estacionarse en el último tramo de su mandato y su interés prioritario se centra en acomodar las piezas que le allanaran su retiro. Evitar que no sea aparatoso, lo mira como urgente.

Las últimas batallas que perdió ante el Congreso del Estado, particularmente con la bancada morenista, lo exponen en una situación de debilidad. Idéntica a la que muestra el grupo parlamentario priista que al no tener la mayoría, comenzó a “probar cucharadas de su mismo chocolate” desde que se instauró la Cámara. De aquellas que les tocó ingerir a los opositores cuando los papeles eran inversos.

En el área de la emergencia, aún con semáforo naranja, a la Secretaría de Salud que preside en la entidad Efrén Encinas, no se le ve por dónde pueda enfrentar con éxito el número de decesos crecientes, la alza de las estadísticas de los nuevos enfermos o aminorar permanentemente el índice que se eleva en los contagios.

Y se mueve en la línea del festejo en que un día bajan, y otros, en la del lamento porque horas después suben como la espuma.

Menos, que el titular de la SS anuncie que coordinadamente con las autoridades del ramo, pongan en marcha acciones contra los nocivos profesionales de la medicina y los charlatanes yerberos o curanderos, que aseguran en las páginas web que hacen milagros contra el coronavirus.

Que a la par, se enriquecen con el dolor de la gente y la hunden más en la pobreza, cuando encima de la espiral especuladora que impone el miedo por la contingencia, triplican el precio de las medicinas, los instrumentos médicos y lucran cuando no tienen permiso ni instalaciones certificadas, con el comercio de tanques de oxígeno.

En medio de este clima, se vive también la disputa por la renovación del Gobierno del Estado, el Poder Legislativo y los ayuntamientos. Estos últimos que están en quiebra por el Covid-19 y casi de rodillas, pueden levantar a sus alcaldes en un bloque contra el Ejecutivo que no los auxilia.

A la postre, los diferentes actores trabajan arduamente en busca de la candidatura del poder de Sinaloa, sin que haya quien los calme. Gerardo Vargas Landeros, ex secretario general de Gobierno, ya no le asusta el supuesto sonar de los expedientes negros para contenerse.

A Aarón Irízar no lo amedrentan los mensajeros que le envían para interrumpir su paso. Al senador Mario Zamora no le importa si no le dan señales de que está en la lista. El grita abiertamente a los cuatro vientos que está en campaña.

A Rubén Rocha Moya, aunque fue su subordinado, Quirino Ordaz Coppel no puede petrificarlo.

Y Sergio Torres Félix está resuelto a ir con todo, aún en contra de la élite del PRI o de quien se oponga por bloquearlo.

¿Será que hay un gobernador débil o habrá algo muy poderoso que lo ata como para no actuar en ambos casos”.