/ lunes 1 de febrero de 2021

En este proceso, “no hay a quien irle”

En el proceso electoral que corre, la gente anda sin rumbo. La alianza Va por Sinaloa, que sufrió sus primeros desamarres entre el priismo-panismo-perredismo envió a la misma gata. Afianzó a un hatajo de perdedores y las caras del nuevo PRI del que habla su directivo nacional, Alejandro Moreno Cárdenas no aparecieron por ningún lado. En Morena, los de peor desempeño como alcaldes y diputados se preparan para reelegirse.

Entre ellos, el ineficaz presidente municipal de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, que seguramente no llegará porque los morenistas y la sociedad lo quieren fuera de su vista.

No hay esperanza pero sí, mucha incertidumbre ciudadana.

Sobre el filo de esa zozobra, Rubén Rocha Moya cerró su precampaña a la gubernatura y anunció que construirá una estructura de aquí al seis de junio.

Apenas a edificar un andamiaje que debió consolidar desde hace tiempo.

Asi, hizo lo propio este domingo el pre abanderado del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda.

Sergio Torres Félix, de Movimiento Ciudadano que busca igualmente el poder estatal, estuvo en las comunidades rurales y las colonias populares.

Los partidos Redes Sociales Progresistas y Fuerza Social por México, de reciente creación no mostraron sus cartas, pero se espera que luego registren a quien los representará en la contienda. Los dos nacieron en una de las etapas más complejas de la historia política, por la pandemia del Covid-19, que lo cambió todo.

Con ver de reojo la lista de los candidatos a los ayuntamientos de “Va por Sinaloa”, se confirma que no hay novedad.

El drama comienza desde la cabeza principal. Mario Zamora Gastélum, abanderado al Gobierno del Estado, no ha visto una elección a su favor. ¿Por qué se aferra, cuando los votantes le ratificaron que no lo quieren?

Solo hay que aludir a los casos más emblemáticos para no hacer cansado el asunto. La imposición de Fernando Pucheta en Mazatlán, quien fue derrotado, no deja buenos augurios.

No tiene nada qué ofrecer a los mazatlecos y si en las redes sociales cuenta son seguidores, no le serán suficientes para ganar una votación como la que se llevará a cabo.

En Salvador Alvarado, sacar a Liliana Cárdenas es otra de las ofensas para la militancia. Ya fue alcaldesa y el gobernador Quirino Ordaz Coppel la protegió hasta hace días que renunció a un cargo en el que cobraba y no trabajaba.

Posiblemente, la reelección de Aglaee Montoya en Angostura la hace merecedora a repetir, pero no se justifica que la quieran convertir en El Chenel de los nuevos tiempos, porque para allá apunta.

¿Qué no hay más tela de dónde cortar?

Y en Badiraguato, la diputada local Guadalupe Iribe Gascón quiere cumplir el sueño que desde hace años vivió con su esposo cuando al terminar como munícipe en el 2016, maniobró perversamente para que ella lo sucediera en el puesto. No se pudo y se lanzan en nuevo intento.

Entre el morenismo, todos quieren brincar de un lugar a otro, porque ya probaron el elixir del presupuesto y se enviciaron. Legisladores locales y federales pelean por ser ediles y viceversa.

O por lo menos buscan reelegirse sin entender que carecen de meritos para que los potenciales electores tengan posibilidades de hurgar entre las opciones más convincentes y rentables.

Como el caso de la capital del estado, donde Jesús Estrada Ferreiro insiste en su reelección, cuando sabe que le quedó el puesto como pantalón de árabe: muy grande. De entre todos, no hay a quien irle.

En el proceso electoral que corre, la gente anda sin rumbo. La alianza Va por Sinaloa, que sufrió sus primeros desamarres entre el priismo-panismo-perredismo envió a la misma gata. Afianzó a un hatajo de perdedores y las caras del nuevo PRI del que habla su directivo nacional, Alejandro Moreno Cárdenas no aparecieron por ningún lado. En Morena, los de peor desempeño como alcaldes y diputados se preparan para reelegirse.

Entre ellos, el ineficaz presidente municipal de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, que seguramente no llegará porque los morenistas y la sociedad lo quieren fuera de su vista.

No hay esperanza pero sí, mucha incertidumbre ciudadana.

Sobre el filo de esa zozobra, Rubén Rocha Moya cerró su precampaña a la gubernatura y anunció que construirá una estructura de aquí al seis de junio.

Apenas a edificar un andamiaje que debió consolidar desde hace tiempo.

Asi, hizo lo propio este domingo el pre abanderado del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda.

Sergio Torres Félix, de Movimiento Ciudadano que busca igualmente el poder estatal, estuvo en las comunidades rurales y las colonias populares.

Los partidos Redes Sociales Progresistas y Fuerza Social por México, de reciente creación no mostraron sus cartas, pero se espera que luego registren a quien los representará en la contienda. Los dos nacieron en una de las etapas más complejas de la historia política, por la pandemia del Covid-19, que lo cambió todo.

Con ver de reojo la lista de los candidatos a los ayuntamientos de “Va por Sinaloa”, se confirma que no hay novedad.

El drama comienza desde la cabeza principal. Mario Zamora Gastélum, abanderado al Gobierno del Estado, no ha visto una elección a su favor. ¿Por qué se aferra, cuando los votantes le ratificaron que no lo quieren?

Solo hay que aludir a los casos más emblemáticos para no hacer cansado el asunto. La imposición de Fernando Pucheta en Mazatlán, quien fue derrotado, no deja buenos augurios.

No tiene nada qué ofrecer a los mazatlecos y si en las redes sociales cuenta son seguidores, no le serán suficientes para ganar una votación como la que se llevará a cabo.

En Salvador Alvarado, sacar a Liliana Cárdenas es otra de las ofensas para la militancia. Ya fue alcaldesa y el gobernador Quirino Ordaz Coppel la protegió hasta hace días que renunció a un cargo en el que cobraba y no trabajaba.

Posiblemente, la reelección de Aglaee Montoya en Angostura la hace merecedora a repetir, pero no se justifica que la quieran convertir en El Chenel de los nuevos tiempos, porque para allá apunta.

¿Qué no hay más tela de dónde cortar?

Y en Badiraguato, la diputada local Guadalupe Iribe Gascón quiere cumplir el sueño que desde hace años vivió con su esposo cuando al terminar como munícipe en el 2016, maniobró perversamente para que ella lo sucediera en el puesto. No se pudo y se lanzan en nuevo intento.

Entre el morenismo, todos quieren brincar de un lugar a otro, porque ya probaron el elixir del presupuesto y se enviciaron. Legisladores locales y federales pelean por ser ediles y viceversa.

O por lo menos buscan reelegirse sin entender que carecen de meritos para que los potenciales electores tengan posibilidades de hurgar entre las opciones más convincentes y rentables.

Como el caso de la capital del estado, donde Jesús Estrada Ferreiro insiste en su reelección, cuando sabe que le quedó el puesto como pantalón de árabe: muy grande. De entre todos, no hay a quien irle.