/ sábado 13 de noviembre de 2021

El dueño del gabinete fracasa en Mazatlán

Enrique Inzunza Cázarez, el priista a quien el gobernador morenista Rubén Rocha Moya le entregó el cetro para ejercer el poder plenipotenciario y en pocos días llenó el gabinete y los organismos autónomos de familiares y amigos, tuvo su primer fracaso político. De nada sirvió que se sentara en la mesa de diálogo entre el ex líder del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda y el alcalde de Mazatlán, Guillermo Benitez.

Como tecnócrata el Secretario General de Gobierno, no pudo mostrar su capacidad de cabildeo. No es la misma “ser borracho que cantinero”.

Empero, al ex presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, es lo que menos le importa. Lograr la estabilidad social y política de la entidad, no es para nada su prioridad.

Sabe muy bien, cuál es su papel y como lo debe desplegar.

La prueba fehaciente, está en la forma en que sacó y proceso la Fiscalía General del Estado para la ex jueza Sara Bruna Quiñónez Estrada, quien no se cansó de negar que no conozca al mandatario local y por lo tanto, no arribó a la oficina gracias a la línea.

Ella está consiente a quien entra a proteger y que intereses en una institución tan cuestionada de por vida, mantendrá intocables.

Aunque su carrera en el Poder Judicial la avala, está consciente que ello no le otorga condiciones para la libre persecución e investigación de los delitos del fuero común.

Es más que evidente, que platicaron con ella anticipadamente y sabe a lo que se enfrenta. Si no, pronto se dará cuenta que no durará el periodo para el que fue elegida con los 39 votos de 40 que tiene el Congreso del Estado.

En política nada es casualidad, y menos cuando sospechosamente le planchan todo para que llegue a lo listo.

Con respecto a que Enrique Inzunza Cázarez, resintió el primer revés al ocupar un espacio como moderador entre el edil mazatleco y el ex dirigente del PAS, no podía esperarse otra cosa.

En este espacio se previó, que si había acuerdos serían meramente temporales, como asi sucedió.

En realidad este funcionario tiene talla formal como colaborador del Gobierno del Estado, pero carece de talla política para tratar los asuntos que desestabilidad al Cabildo y al pueblo del puerto.

Héctor Melesio Cuén Ojeda y Guillermo Benitez, son dos tiburones con mucho tiempo de nada en las aguas broncas.

No es igual a recibir indicaciones, que estrenarse como operador, especialmente cuando carga en sus espaldas la encomienda de modelar la política interna.

La marcha de protesta que el munícipe porteño organizó contra los pasistas, a los que se niega a cumplir los compromisos que en su momento contrajeron al lanzar candidaturas comunes, se observa a leguas como una maquinación que envía una mala señal.

No entregarán a los del Partido Sinaloense los cargos que se consensaron.

Y el deterioro de la imagen de las autoridades mazatlecas, seguirá como conflicto dominante.

Está visto, que los pasistas tampoco se dejarán.

Es clima se prolongará quien sabe por cuánto tiempo, mientras el Secretario General del Gobierno del Estado enseña un apetito insaciable. Ya convirtió la Administración Pública estatal, en una agencia de colocaciones.

Como lo realizó también en el Supremo Tribunal de Justicia, donde bastará con revisar puestos y nombres de parientes, camaradas y allegados.

La verdad es que no hay salvación para los ciudadanos.

El abuso de Alfonso Mejía en SEPyC

Otro que no tuvo empacho, fue el saliente Secretario de Educación Pública y Cultura, Alfonso Mejía. Aprobó y dispersó plazas hasta para los guardias privados del estacionamiento, a quienes enviaba hasta a surtir la despensa, mientras miles de maestros buscan un puesto de trabajo con más derechos.

La problemática, es que millares de personas que cobran sin laborar, comenzaron a recibir cheque sin presentarse en las áreas que les asignaron y ello ocasionó igualmente la saturación de centros donde solo acuden a sentarse y a tomar refrescos y café sin hacer nada.

Se sirvió con la cuchara grande, y por desgracia, no pasará nada, aunque la Cuarta Transformación encabece el Gobierno del Sinaloa.

Enrique Inzunza Cázarez, el priista a quien el gobernador morenista Rubén Rocha Moya le entregó el cetro para ejercer el poder plenipotenciario y en pocos días llenó el gabinete y los organismos autónomos de familiares y amigos, tuvo su primer fracaso político. De nada sirvió que se sentara en la mesa de diálogo entre el ex líder del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda y el alcalde de Mazatlán, Guillermo Benitez.

Como tecnócrata el Secretario General de Gobierno, no pudo mostrar su capacidad de cabildeo. No es la misma “ser borracho que cantinero”.

Empero, al ex presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, es lo que menos le importa. Lograr la estabilidad social y política de la entidad, no es para nada su prioridad.

Sabe muy bien, cuál es su papel y como lo debe desplegar.

La prueba fehaciente, está en la forma en que sacó y proceso la Fiscalía General del Estado para la ex jueza Sara Bruna Quiñónez Estrada, quien no se cansó de negar que no conozca al mandatario local y por lo tanto, no arribó a la oficina gracias a la línea.

Ella está consiente a quien entra a proteger y que intereses en una institución tan cuestionada de por vida, mantendrá intocables.

Aunque su carrera en el Poder Judicial la avala, está consciente que ello no le otorga condiciones para la libre persecución e investigación de los delitos del fuero común.

Es más que evidente, que platicaron con ella anticipadamente y sabe a lo que se enfrenta. Si no, pronto se dará cuenta que no durará el periodo para el que fue elegida con los 39 votos de 40 que tiene el Congreso del Estado.

En política nada es casualidad, y menos cuando sospechosamente le planchan todo para que llegue a lo listo.

Con respecto a que Enrique Inzunza Cázarez, resintió el primer revés al ocupar un espacio como moderador entre el edil mazatleco y el ex dirigente del PAS, no podía esperarse otra cosa.

En este espacio se previó, que si había acuerdos serían meramente temporales, como asi sucedió.

En realidad este funcionario tiene talla formal como colaborador del Gobierno del Estado, pero carece de talla política para tratar los asuntos que desestabilidad al Cabildo y al pueblo del puerto.

Héctor Melesio Cuén Ojeda y Guillermo Benitez, son dos tiburones con mucho tiempo de nada en las aguas broncas.

No es igual a recibir indicaciones, que estrenarse como operador, especialmente cuando carga en sus espaldas la encomienda de modelar la política interna.

La marcha de protesta que el munícipe porteño organizó contra los pasistas, a los que se niega a cumplir los compromisos que en su momento contrajeron al lanzar candidaturas comunes, se observa a leguas como una maquinación que envía una mala señal.

No entregarán a los del Partido Sinaloense los cargos que se consensaron.

Y el deterioro de la imagen de las autoridades mazatlecas, seguirá como conflicto dominante.

Está visto, que los pasistas tampoco se dejarán.

Es clima se prolongará quien sabe por cuánto tiempo, mientras el Secretario General del Gobierno del Estado enseña un apetito insaciable. Ya convirtió la Administración Pública estatal, en una agencia de colocaciones.

Como lo realizó también en el Supremo Tribunal de Justicia, donde bastará con revisar puestos y nombres de parientes, camaradas y allegados.

La verdad es que no hay salvación para los ciudadanos.

El abuso de Alfonso Mejía en SEPyC

Otro que no tuvo empacho, fue el saliente Secretario de Educación Pública y Cultura, Alfonso Mejía. Aprobó y dispersó plazas hasta para los guardias privados del estacionamiento, a quienes enviaba hasta a surtir la despensa, mientras miles de maestros buscan un puesto de trabajo con más derechos.

La problemática, es que millares de personas que cobran sin laborar, comenzaron a recibir cheque sin presentarse en las áreas que les asignaron y ello ocasionó igualmente la saturación de centros donde solo acuden a sentarse y a tomar refrescos y café sin hacer nada.

Se sirvió con la cuchara grande, y por desgracia, no pasará nada, aunque la Cuarta Transformación encabece el Gobierno del Sinaloa.