Para despejar todas las dudas, en la víspera de que se instalara la LXIV Legislatura local que sucedió ayer antes del mediodía, el gobernador electo Rubén Rocha Moya declaró inocente a su homologo saliente Quirino Ordaz Coppel. Antes de conocer el estado en que quedará la administración pública sinaloense y de asumir su encargo.
Fue como una advertencia para que la nueva bancada morenista, no se atreva a hurgar entre los resquicios donde se presumen irregularidades y como cierre con broche de oro para los diputados que partieron, aunque varios de ellos se reeligieron, para ratificar que “se quedarán con las ganas”.
El mandatario que asumirá el primero de noviembre que viene, despejó cualesquier barrunto de intentona de persecución contra quien fue su jefe cuando se desempeñó como su Coordinador de Asesores.
Con la sospecha que despertó entre los pobladores, el jueves que dio a conocer a los integrantes de la Comisión de Enlace para el proceso de Entrega-Recepción, le limpió el camino al mazatleco que sucederá en días.
No lo investigará, expuso abiertamente y ante la probabilidad de que haya materia para ello, cuyo recelo con frecuencia lo fincaron en sus intervenciones los anteriores legisladores de Morena, terminó por sellar un supuesto pacto más que en lo oscuro, a la vista de todos que arrojó beneficios para ambos lados en las recientes elecciones.
Anteayer, aumentó el nivel de desconfianza al delegar lo anterior y mandárselo a la Fiscalía General del Estado, con la que no tiene nada que ver porque es independiente.
Evidentemente que se trata de no poder o no querer esculcar, porque a la mejor encontrará.
Porque a su vez, presiona la autonomía de la FGE al grado de lograr que su titular, que no es de sus afectos, José de Jesús Ríos Estavillo, renuncie al cargo cuando todavía no se vence su plazo legal.
Si el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, le otorgó inmunidad anticipada a Quirino Ordaz Coppel y hasta lo premió con la Embajada de México en España, porqué el oriundo de Batequitas, tendría que actuar de manera contraria.
A quien está a punto de abandonar Palacio de Gobierno, no solo lo transformaron a pulcro, sino que además, lo perdonaron y lo galardonaron.
Ese saludo que consignó en su crónica en El Sol de Sinaloa este viernes, la experimentada periodista Irene Medrano Villanueva, de parte del actual Ejecutivo de Sinaloa, al que solo los priistas correspondieron y los de Movimiento de Regeneración Nacional, no se inmutaron para seguir la regla de la pleitesía, fue como el signo de la impotencia y la inconformidad.
El ignorar a quien aún preside una institución que carga con lo que le puede caber o durar un mes de agua al bule, lo causó igualmente la impotencia de que no los dejaran abordar judicialmente las cuentas financieras que políticamente le cuestionaron con mucha frecuencia ante la suciedad que descubrieron en el Congreso del Estado.
De momento, Quirino Ordaz Coppel puede ir en paz.
A menos que algo extraordinario acontezca en los meses o años que están por transcurrir.
COBAES, agencia de perdedores del PRI
Por obra de Gobierno del Estado, que entró al rescate de quienes fueron colaboradores de candidatos a la Alcaldía y a diputaciones federales y locales, el Colegio de Bachilleres del Estado se convirtió en agencia de colocaciones de personas que no cubren el perfil para los espacios en que los insertaron, pero que incubaron especialidad en revueltas políticas y campañas del PRI.
Se cuentan entre ex empleados, ex brigadistas y grillos puros, alrededor de 35 individuos. Entre los que destacan Julio Bátiz, ex del mal llamado Movimiento Territorial de Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional y séquitos de los que se acostumbra a rodear.
Desde una oficina que se le denomina Despacho del Gobernador, los metieron a chaleco para que no se queden sin chamba, al fin y al cabo que el ex director de COBAES, está alineado como diputado priista de la LIV Legislatura –Mario Arredondo Salas-, y en cuanto concluyó el proselitismo los recibió con bombo y platillo.
