/ lunes 20 de julio de 2020

Médicos negocian con la desgracia humana

Igual como se probó el alto sentido humanista y ético de algunos médicos y enfermeras sinaloenses, en medio del desorden sanitario, económico y social que impuso el Covid-19, las redes sociales empezaron a consignar que en base a la desgracia de la población, profesionistas de la salud amasan grandes fortunas que construyeron con malas prácticas en los últimos meses.

Mediante el acaparamiento de lotes de medicamentos y equipos, la desviación de pacientes hacia las clínicas particulares en las que laboran, son dueños o socios y por la triplicación de los precios de las consultas y los diferentes servicios.

Al parecer, son los mismos de siempre. Los que a la par de tener una plaza en los centros de Salud, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para Trabajadores del Estado o el Instituto Mexicano del Seguro Social, son propietarios de consultorios o clínicas privadas o simplemente trabajan en éstas.

Y para lo que tanto las autoridades federales y estatales de Salud, los registran en un padrón que conocen de manera amplia y tiene la obligación de investigar.

Los poseedores de cuentas en las principales páginas web, comenzaron a denunciar casos de familias que presentaron contagios en tres o cuatro de sus integrantes, y curiosamente, las órdenes para que les aplicarán los exámenes del coronavirus, aunque ellos pidieron que los enviarán a otra parte, los obligaron a que fueran en el mismo lugar.

Aunque los precios estuvieran más altos y la eficacia de los resultados, de acuerdo a lo que se dice entre los ciudadanos, no sea la más creíble, lo que más les importa a los practicantes de la medicina, es la jugosa comisión que reciben por cada muestra de laboratorio químico que lleven.

Los médicos a su vez, les ofrecen en la receta que les elaboran, lotes de medicinas a costos elevados hasta por tres veces, y los asustan al decirles que en el mercado tradicional no encontrarán.

Ellos igualmente les ofertan tanques de oxígenos y ventiladores que se los venden en cantidades estratosféricas, como si se tratara del “único vaso de agua que hay en el desierto”.

La sospecha que recrudece la alarmante situación, es que quienes practican esta profesión en lo privado los conocen porque son quienes los atienden en lo familiar en el ISSSTE, IMSS o centros de Salud, pero además cuentan con surtidos completos de los cuadros de medicamentos, incluso los que se prohibieron por la Secretaría de Salud por contener sustancias nocivas como cloro y sus derivados.

Entre los titulares de las cuentas de internet, que parece que manejan con visores de largo alcance y profundidad, se cuestionó que el grupo de personal médico que se aprovecha de su falta de ética, podría gozar de la protección del titular de la SS de Sinaloa, Efrén Encinas, quien como autoridad del ISSSTE tuvo una relación muy cercana con algunos y sabe con precisión que se desempeñan también afuera del organismo.

Lo condenable es que aparte de que no se les pone freno, estas actividades con las que muestran el cobre al explotar el infortunio humano, no se indagan. Por el contrario, se les tolera y ello abre una rendija por donde se observa la complicidad con la que manipulan la producción de su riqueza financiera, sobre lo doloroso de los decesos, las enfermedades y las consecuencias económicas, emocionales y sociales que hacen trizas a los pobladores.

Increíble, pero van por la cabeza de Salinas.

Todo indica que el juicio que se le sigue a Genaro García Luna en Estados Unidos y el que se le abrió en México a Emilio Lozoya Thalman repercutirá no sobre la humanidad del ex presidente Enrique Peña Nieto sino de quien es culpable de propiciar el “mal de males” del país. El hilo de la madeja se encamina hacia el ex mandatario Carlos Salinas del Gortari.

Igual como se probó el alto sentido humanista y ético de algunos médicos y enfermeras sinaloenses, en medio del desorden sanitario, económico y social que impuso el Covid-19, las redes sociales empezaron a consignar que en base a la desgracia de la población, profesionistas de la salud amasan grandes fortunas que construyeron con malas prácticas en los últimos meses.

Mediante el acaparamiento de lotes de medicamentos y equipos, la desviación de pacientes hacia las clínicas particulares en las que laboran, son dueños o socios y por la triplicación de los precios de las consultas y los diferentes servicios.

Al parecer, son los mismos de siempre. Los que a la par de tener una plaza en los centros de Salud, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para Trabajadores del Estado o el Instituto Mexicano del Seguro Social, son propietarios de consultorios o clínicas privadas o simplemente trabajan en éstas.

Y para lo que tanto las autoridades federales y estatales de Salud, los registran en un padrón que conocen de manera amplia y tiene la obligación de investigar.

Los poseedores de cuentas en las principales páginas web, comenzaron a denunciar casos de familias que presentaron contagios en tres o cuatro de sus integrantes, y curiosamente, las órdenes para que les aplicarán los exámenes del coronavirus, aunque ellos pidieron que los enviarán a otra parte, los obligaron a que fueran en el mismo lugar.

Aunque los precios estuvieran más altos y la eficacia de los resultados, de acuerdo a lo que se dice entre los ciudadanos, no sea la más creíble, lo que más les importa a los practicantes de la medicina, es la jugosa comisión que reciben por cada muestra de laboratorio químico que lleven.

Los médicos a su vez, les ofrecen en la receta que les elaboran, lotes de medicinas a costos elevados hasta por tres veces, y los asustan al decirles que en el mercado tradicional no encontrarán.

Ellos igualmente les ofertan tanques de oxígenos y ventiladores que se los venden en cantidades estratosféricas, como si se tratara del “único vaso de agua que hay en el desierto”.

La sospecha que recrudece la alarmante situación, es que quienes practican esta profesión en lo privado los conocen porque son quienes los atienden en lo familiar en el ISSSTE, IMSS o centros de Salud, pero además cuentan con surtidos completos de los cuadros de medicamentos, incluso los que se prohibieron por la Secretaría de Salud por contener sustancias nocivas como cloro y sus derivados.

Entre los titulares de las cuentas de internet, que parece que manejan con visores de largo alcance y profundidad, se cuestionó que el grupo de personal médico que se aprovecha de su falta de ética, podría gozar de la protección del titular de la SS de Sinaloa, Efrén Encinas, quien como autoridad del ISSSTE tuvo una relación muy cercana con algunos y sabe con precisión que se desempeñan también afuera del organismo.

Lo condenable es que aparte de que no se les pone freno, estas actividades con las que muestran el cobre al explotar el infortunio humano, no se indagan. Por el contrario, se les tolera y ello abre una rendija por donde se observa la complicidad con la que manipulan la producción de su riqueza financiera, sobre lo doloroso de los decesos, las enfermedades y las consecuencias económicas, emocionales y sociales que hacen trizas a los pobladores.

Increíble, pero van por la cabeza de Salinas.

Todo indica que el juicio que se le sigue a Genaro García Luna en Estados Unidos y el que se le abrió en México a Emilio Lozoya Thalman repercutirá no sobre la humanidad del ex presidente Enrique Peña Nieto sino de quien es culpable de propiciar el “mal de males” del país. El hilo de la madeja se encamina hacia el ex mandatario Carlos Salinas del Gortari.