/ viernes 8 de julio de 2022

Guerra Sucia y Operación Cóndor

El pasado miércoles 22 de junio se llevó a cabo una ceremonia impensable hasta hace pocos años en el Campo Militar número uno de la ciudad de México. Ese día quedó fijada la ruta para la apertura de expedientes militares y el acceso a los cuarteles con lo que formalmente iniciaron las actividades entre la secretaría de la Defensa Nacional y la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de los Hechos Ocurridos entre 1965 y 1990.

Alejandro Encinas, subsecretario de Población, Migración y Derechos Humanos de la secretaría de Gobernación, anunció que varias instalaciones militares del país serán abiertos a familiares de desaparecidos e integrantes de la Comisión para buscar evidencias y allegarse de datos sobre lo sucedido con estudiantes, campesinos, líderes sociales y guerrilleros, que pasaron por ahí y que hoy día permanecen en paradero desconocido.

Uno de esos cuarteles que aparece en la hoja de ruta es el de la novena zona militar en Culiacán, que en los años setenta, los más duros del combate a la guerrilla, fue también epicentro de la primera campaña conjunta entre el Ejército y la PGR contra el narcotráfico conocida como Operación Cóndor.

Lo que la Comisión podría encontrar en Sinaloa es una pista poco conocida de cómo el grupo paramilitar clandestino conocido como Brigada Blanca, que ejecutó varias operaciones contra estudiantes y militantes de la Liga Comunista 23 de septiembre en Sinaloa que dejaron cientos de desaparecidos, se vinculó con los jefes del narco de aquel entonces como lo documenta uno de los comandantes de la Policía Judicial Federal que participó en la segunda fase de la Operación Cóndor.

Documentos del archivo personal del comandante Luis Huaracha López tras su paso de cinco meses por Culiacán en 1978, y el manuscrito inédito de sus memorias, sirven de base en esta edición semanal de El Sol de Sinaloa no sólo para reconstruir el episodio donde murió el capo del narcotráfico de aquella época Pedro Avilés Pérez, sino para documentar la presencia de agentes de la hoy extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) comisionados en la Brigada Blanca, como escoltas del legendario “León de la Sierra”.

Solicitudes de acceso a la información enviadas a la Sedena, que se publicarán en próximas ediciones, registran la presencia en Sinaloa de varios generales al frente de la Fuerza de Tarea Cóndor, como se le denominó en términos militares al despliegue de soldados en el Triángulo Dorado entre 1977 y 1983, con pasado de combate a la guerrilla. Roberto Heine Rangel, comandante de la segunda fase de la Operación Cóndor entre septiembre de 1977 y marzo de 1978, estuvo en 1974 al frente del 48 batallón de infantería en Guerrero que participó en la campaña de exterminio de la guerrilla de Lucio Cabañas. Manuel Díaz Escobar Figueroa, comandante de la tercera fase entre septiembre de 1978 y junio de 1979, fue el creador del grupo paramilitar conocido como “los Halcones”, que participaron en la masacre estudiantil del 10 de junio de 1971.

Esta época marcó a toda una generación de sinaloenses como la del gobernador Rubén Rocha Moya y algunos sus principales colaboradores, quienes militaron en organizaciones de izquierda de las que varios de sus conocidos fueron reprimidos con severidad en esos años. De cumplirse la palabra presidencial, Sinaloa se asomaría a uno de los capítulos menos conocidos de su pasado reciente.

El pasado miércoles 22 de junio se llevó a cabo una ceremonia impensable hasta hace pocos años en el Campo Militar número uno de la ciudad de México. Ese día quedó fijada la ruta para la apertura de expedientes militares y el acceso a los cuarteles con lo que formalmente iniciaron las actividades entre la secretaría de la Defensa Nacional y la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de los Hechos Ocurridos entre 1965 y 1990.

Alejandro Encinas, subsecretario de Población, Migración y Derechos Humanos de la secretaría de Gobernación, anunció que varias instalaciones militares del país serán abiertos a familiares de desaparecidos e integrantes de la Comisión para buscar evidencias y allegarse de datos sobre lo sucedido con estudiantes, campesinos, líderes sociales y guerrilleros, que pasaron por ahí y que hoy día permanecen en paradero desconocido.

Uno de esos cuarteles que aparece en la hoja de ruta es el de la novena zona militar en Culiacán, que en los años setenta, los más duros del combate a la guerrilla, fue también epicentro de la primera campaña conjunta entre el Ejército y la PGR contra el narcotráfico conocida como Operación Cóndor.

Lo que la Comisión podría encontrar en Sinaloa es una pista poco conocida de cómo el grupo paramilitar clandestino conocido como Brigada Blanca, que ejecutó varias operaciones contra estudiantes y militantes de la Liga Comunista 23 de septiembre en Sinaloa que dejaron cientos de desaparecidos, se vinculó con los jefes del narco de aquel entonces como lo documenta uno de los comandantes de la Policía Judicial Federal que participó en la segunda fase de la Operación Cóndor.

Documentos del archivo personal del comandante Luis Huaracha López tras su paso de cinco meses por Culiacán en 1978, y el manuscrito inédito de sus memorias, sirven de base en esta edición semanal de El Sol de Sinaloa no sólo para reconstruir el episodio donde murió el capo del narcotráfico de aquella época Pedro Avilés Pérez, sino para documentar la presencia de agentes de la hoy extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) comisionados en la Brigada Blanca, como escoltas del legendario “León de la Sierra”.

Solicitudes de acceso a la información enviadas a la Sedena, que se publicarán en próximas ediciones, registran la presencia en Sinaloa de varios generales al frente de la Fuerza de Tarea Cóndor, como se le denominó en términos militares al despliegue de soldados en el Triángulo Dorado entre 1977 y 1983, con pasado de combate a la guerrilla. Roberto Heine Rangel, comandante de la segunda fase de la Operación Cóndor entre septiembre de 1977 y marzo de 1978, estuvo en 1974 al frente del 48 batallón de infantería en Guerrero que participó en la campaña de exterminio de la guerrilla de Lucio Cabañas. Manuel Díaz Escobar Figueroa, comandante de la tercera fase entre septiembre de 1978 y junio de 1979, fue el creador del grupo paramilitar conocido como “los Halcones”, que participaron en la masacre estudiantil del 10 de junio de 1971.

Esta época marcó a toda una generación de sinaloenses como la del gobernador Rubén Rocha Moya y algunos sus principales colaboradores, quienes militaron en organizaciones de izquierda de las que varios de sus conocidos fueron reprimidos con severidad en esos años. De cumplirse la palabra presidencial, Sinaloa se asomaría a uno de los capítulos menos conocidos de su pasado reciente.