/ lunes 19 de febrero de 2024

Policías en la precariedad

Para nadie es un secreto que las corporaciones policiacas en los municipios son las que están más cerca de la ciudadanía, pero a la vez son las más fáciles de cooptar por parte de la delincuencia.

Aunque los motivos sobran, uno de ellos es la precariedad en la que laboran, sobre todo en los municipios alejados de las urbes sinaloenses, en la sierra o en la costa.

En por lo menos 15 municipios del estado, las condiciones salariales de los agentes municipales se mantienen por debajo de la media nacional, sólo para poner de relieve, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública señala que en Sinaloa los policías deben ganar 16 mil 151 pesos al mes, que si bien no es una cifra alta, al menos es el mínimo profesional por ser una actividad de riesgo.

De hecho las aseguradoras suelen no dar pólizas a los policías, sólo basta que un agente de seguros pregunte por la profesión, para dar la negativa. Desde luego hay mucho que decir poniendo la voz de la sociedad, que si los policías son corruptos, que si piden mochadas, que si trabajan para el bando de la mafia.

Pero si el Estado no empieza por dignificar sus salarios, pues tampoco habrá un avance, sobre todo ahora que se discute el tema de cambiar de Municipal a Policía de Proximidad.

Otra deuda pendiente en este tema, es el caso de las viudas, en Sinaloa se han detectado por lo menos 112 personas cuyos esposos murieron portando el uniforme, y que no se les ha restituido su derecho a una pensión. Pero este tema se puede explicar mucho mejor, en otra ocasión.

Eventos multitudinarios, una bomba de tiempo

Sin protocolos eficientes que permitan salvaguardar la seguridad de las personas durante los eventos masivos que se realizan en Mazatlán, el recién concluido Carnaval encendió las alarmas en la ciudad ante lo limitado que resulta el actuar de las autoridades en eventos multitudinarios.

Las altas concentraciones de gente, como ocurrió los pasados 11 y 13 de febrero durante los desfiles de la máxima fiesta porteña, cuando se congregaron más de 600 mil personas en el Malecón, al igual que los miles y miles de asistentes reunidos en un espacio limitado de Olas Altas durante el sábado 10 al llevarse a cabo el Combate Naval, son una bomba de tiempo en caso de contingencia.

Para los desfiles, por ejemplo, solo se dispuso de 700 elementos de seguridad, entre policías, agentes de tránsito, fuerzas militares y corporaciones de auxilio para atender a la multitud, es decir, un elemento por cada 857 personas.

Lo preocupante es que esta situación no es solo una vez al año, por el Carnaval, lo mismo pasa durante Semana Santa, Semana de la Moto, partidos de futbol y conciertos musicales que se realizan en el puerto, donde la ciudad se ve completamente rebasada y no solo en aspectos de orden en los eventos, sino en la movilidad alrededor de ellos.

El número de asistentes a los diferentes espectáculos se hace por estimaciones, en algunos casos se toman referencias de ediciones pasadas, según los boletos vendidos, pero hay otros donde no existe este tipo de control y los aforos se evalúan prácticamente "al tanteo".

No hay que esperar a que pase una desgracia para tomar con más seriedad esta problemática. No solo es dar permisos para realizar eventos, sino garantizar al 100 por ciento que durante la realización del mismo todos los asistentes estarán seguros. Y para eso el municipio debe preguntarse si es capaz de ofrecer eso.

Es ya bien sabido que Mazatlán sufre un déficit de elementos policiacos y de tránsito, ya que cifras oficiales señalan que hacen falta al menos 150 policías en la ciudad. Con la planilla existente no se alcanza ni el estándar mínimo establecido en el Modelo Óptimo de la función policial del gobierno federal que señala que debe haber 1.8 policías por cada mil habitantes. Con eventos como el Carnaval, la Semana de la Moto y la Semana Santa las cosas simplemente se salen de control.

Para nadie es un secreto que las corporaciones policiacas en los municipios son las que están más cerca de la ciudadanía, pero a la vez son las más fáciles de cooptar por parte de la delincuencia.

Aunque los motivos sobran, uno de ellos es la precariedad en la que laboran, sobre todo en los municipios alejados de las urbes sinaloenses, en la sierra o en la costa.

En por lo menos 15 municipios del estado, las condiciones salariales de los agentes municipales se mantienen por debajo de la media nacional, sólo para poner de relieve, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública señala que en Sinaloa los policías deben ganar 16 mil 151 pesos al mes, que si bien no es una cifra alta, al menos es el mínimo profesional por ser una actividad de riesgo.

De hecho las aseguradoras suelen no dar pólizas a los policías, sólo basta que un agente de seguros pregunte por la profesión, para dar la negativa. Desde luego hay mucho que decir poniendo la voz de la sociedad, que si los policías son corruptos, que si piden mochadas, que si trabajan para el bando de la mafia.

Pero si el Estado no empieza por dignificar sus salarios, pues tampoco habrá un avance, sobre todo ahora que se discute el tema de cambiar de Municipal a Policía de Proximidad.

Otra deuda pendiente en este tema, es el caso de las viudas, en Sinaloa se han detectado por lo menos 112 personas cuyos esposos murieron portando el uniforme, y que no se les ha restituido su derecho a una pensión. Pero este tema se puede explicar mucho mejor, en otra ocasión.

Eventos multitudinarios, una bomba de tiempo

Sin protocolos eficientes que permitan salvaguardar la seguridad de las personas durante los eventos masivos que se realizan en Mazatlán, el recién concluido Carnaval encendió las alarmas en la ciudad ante lo limitado que resulta el actuar de las autoridades en eventos multitudinarios.

Las altas concentraciones de gente, como ocurrió los pasados 11 y 13 de febrero durante los desfiles de la máxima fiesta porteña, cuando se congregaron más de 600 mil personas en el Malecón, al igual que los miles y miles de asistentes reunidos en un espacio limitado de Olas Altas durante el sábado 10 al llevarse a cabo el Combate Naval, son una bomba de tiempo en caso de contingencia.

Para los desfiles, por ejemplo, solo se dispuso de 700 elementos de seguridad, entre policías, agentes de tránsito, fuerzas militares y corporaciones de auxilio para atender a la multitud, es decir, un elemento por cada 857 personas.

Lo preocupante es que esta situación no es solo una vez al año, por el Carnaval, lo mismo pasa durante Semana Santa, Semana de la Moto, partidos de futbol y conciertos musicales que se realizan en el puerto, donde la ciudad se ve completamente rebasada y no solo en aspectos de orden en los eventos, sino en la movilidad alrededor de ellos.

El número de asistentes a los diferentes espectáculos se hace por estimaciones, en algunos casos se toman referencias de ediciones pasadas, según los boletos vendidos, pero hay otros donde no existe este tipo de control y los aforos se evalúan prácticamente "al tanteo".

No hay que esperar a que pase una desgracia para tomar con más seriedad esta problemática. No solo es dar permisos para realizar eventos, sino garantizar al 100 por ciento que durante la realización del mismo todos los asistentes estarán seguros. Y para eso el municipio debe preguntarse si es capaz de ofrecer eso.

Es ya bien sabido que Mazatlán sufre un déficit de elementos policiacos y de tránsito, ya que cifras oficiales señalan que hacen falta al menos 150 policías en la ciudad. Con la planilla existente no se alcanza ni el estándar mínimo establecido en el Modelo Óptimo de la función policial del gobierno federal que señala que debe haber 1.8 policías por cada mil habitantes. Con eventos como el Carnaval, la Semana de la Moto y la Semana Santa las cosas simplemente se salen de control.