/ martes 30 de abril de 2024

El silencio de Imelda Castro

En el debate del domingo pasado entre los candidatos y candidatas al Senado de la República, la rival a vencer fue desde luego la todavía senadora sin licencia Imelda Castro Castro, quien estuvo flanqueada por tres personajes:

Paloma Sánchez de la alianza PRI-PAN-PRD y PAS, por Jesús Estrada Ferreiro y por la candidata de Movimiento Ciudadano, quien a diferencia de Jorge Maynez a nivel nacional, sí se portó crítica frente al partido en el poder.

Se esperaba que tanto Paloma como Estrada se le fueran a la yugular a Imelda, en ausencia de Enrique Inzunza Cázarez, la pieza débil de la fórmula al Senado por las acusaciones en su contra de acoso sexual.

De hecho, Imelda fue poco cuestionada por su trabajo como Senadora, se podría decir que pasó de largo su trayectoria de casi seis años en el Senado, quien en realidad recibió los dardos envenenados fue Inzunza, el delfín del gobernador.

Como escribió Julio Cortázar, "hay ausencias que representan un verdadero triunfo", y eso fue, por doble, la ausencia de don Enrique.

Primero porque al no estar él en el pódium, libró los lanzamientos de sus competidores, suponemos que a la distancia sonrió con aquella sonrisa maquiavélica que muchos le atribuyen mientras su compañera de fórmula evadía de manera eficiente y aséptica los dardos de Paloma y Estrada.

Imelda nunca contestó cada vez que Paloma le recordaba la acusación contra su compañero. En cambio la Senadora sin licencia que sigue cobrando en campaña, le recordó a ella la vez que se burló de ciudadanos por ser pluri y hasta intentó imitar aquella frase que persigue a la priísta como a Alito Moreno lo persigue el tufo de la corrupción y la sospecha: "Soy pluri y agusto".

Paloma se escudó en que ella se disculpó y que gracias a eso, ha sufrido violencia en razón de género. Al menos respondió, caso contrario a Imelda, que no desvirtuó nada. Solo el silencio comprometedor. Es cierto que le toca responder al candidato, que cada quien se defienda y quizá hay quien diga que Imelda no tiene que cargar con situaciones de sus compañeros.

Chuy Valdés

El que lució perdido en la irrelevancia fue Jesús Valdés, quien cuando era priísta decía que la gente lo quería mucho, y que hoy no llega ni al tercer lugar. Al menos en algunas encuestas Estrada lo supera.

Triste papel el de Valdés, quien ha terminado como un esquirol, alguien que deseó durante el debate que ni lo voltearan a ver con aquel tema del Milky way, su viejo asunto mediático de lenocinio, traiciones y delaciones en los sótanos del priismo recalcitrante.

Tere Guerra

Quién salió a criticar a Paloma Sánchez fue Tere Guerra, en defensa de sus amigos Imelda e Inzunza. Dijo que nunca se paraba en Sinaloa y hoy lo hace para buscar el voto.

Tere Guerra ni siquiera fue a medirse para pedir el voto. Va de pluri y a gusto.

En el debate del domingo pasado entre los candidatos y candidatas al Senado de la República, la rival a vencer fue desde luego la todavía senadora sin licencia Imelda Castro Castro, quien estuvo flanqueada por tres personajes:

Paloma Sánchez de la alianza PRI-PAN-PRD y PAS, por Jesús Estrada Ferreiro y por la candidata de Movimiento Ciudadano, quien a diferencia de Jorge Maynez a nivel nacional, sí se portó crítica frente al partido en el poder.

Se esperaba que tanto Paloma como Estrada se le fueran a la yugular a Imelda, en ausencia de Enrique Inzunza Cázarez, la pieza débil de la fórmula al Senado por las acusaciones en su contra de acoso sexual.

De hecho, Imelda fue poco cuestionada por su trabajo como Senadora, se podría decir que pasó de largo su trayectoria de casi seis años en el Senado, quien en realidad recibió los dardos envenenados fue Inzunza, el delfín del gobernador.

Como escribió Julio Cortázar, "hay ausencias que representan un verdadero triunfo", y eso fue, por doble, la ausencia de don Enrique.

Primero porque al no estar él en el pódium, libró los lanzamientos de sus competidores, suponemos que a la distancia sonrió con aquella sonrisa maquiavélica que muchos le atribuyen mientras su compañera de fórmula evadía de manera eficiente y aséptica los dardos de Paloma y Estrada.

Imelda nunca contestó cada vez que Paloma le recordaba la acusación contra su compañero. En cambio la Senadora sin licencia que sigue cobrando en campaña, le recordó a ella la vez que se burló de ciudadanos por ser pluri y hasta intentó imitar aquella frase que persigue a la priísta como a Alito Moreno lo persigue el tufo de la corrupción y la sospecha: "Soy pluri y agusto".

Paloma se escudó en que ella se disculpó y que gracias a eso, ha sufrido violencia en razón de género. Al menos respondió, caso contrario a Imelda, que no desvirtuó nada. Solo el silencio comprometedor. Es cierto que le toca responder al candidato, que cada quien se defienda y quizá hay quien diga que Imelda no tiene que cargar con situaciones de sus compañeros.

Chuy Valdés

El que lució perdido en la irrelevancia fue Jesús Valdés, quien cuando era priísta decía que la gente lo quería mucho, y que hoy no llega ni al tercer lugar. Al menos en algunas encuestas Estrada lo supera.

Triste papel el de Valdés, quien ha terminado como un esquirol, alguien que deseó durante el debate que ni lo voltearan a ver con aquel tema del Milky way, su viejo asunto mediático de lenocinio, traiciones y delaciones en los sótanos del priismo recalcitrante.

Tere Guerra

Quién salió a criticar a Paloma Sánchez fue Tere Guerra, en defensa de sus amigos Imelda e Inzunza. Dijo que nunca se paraba en Sinaloa y hoy lo hace para buscar el voto.

Tere Guerra ni siquiera fue a medirse para pedir el voto. Va de pluri y a gusto.