/ jueves 7 de marzo de 2024

Política en Serio / Paridad en las universidades: debate y deuda pendiente


Las niñas quieren ver mujeres empoderadas, a nosotras nos toca acortar esa brecha: hacerlo posible

Gabriela Villafuerte Coello

El debate mediático y parlamentario se ha volcado en los últimos meses sobre la democratización, la transparencia y la rendición de cuentas de las universidades, más como trasfondo de venganza electorera que de fondo. En esta oportunidad de plantearnos con enfoque serio, critico y responsable una re ingeniería de las universidades que permitan su máximo potencial, competitividad e inclusión.

Hay deudas pendientes a la luz del tiempo y de la legislación, la Ley General de Educación Superior establece que se deben promover e instrumentar acciones tendientes a alcanzar la paridad de género en los órganos colegiados de gobierno, consultivos y académicos, así como el acceso de mujeres a los cargos directivos unipersonales de las instituciones de educación superior.

Para ello, el artículo 49, estipula que lo anterior forma parte de las atribuciones que le corresponden a las autoridades educativas federal y de las entidades federativas, de manera concurrente.

Puedo seguir, en que también es su atribución fomentar la igualdad de género y las condiciones de equidad entre el personal académico a cargo de las tareas de docencia, investigación, extensión y difusión de la cultura. Por lo que uno de los puntos torales en las reformas que se avizoran a las legislaciones de las universidades autónomas de Sinaloa es garantizar la obligatoriedad de la paridad de género.

Esto es indispensable para la igualdad y en términos de justicia histórica a las rectorías, secretarías, direcciones y diversos puestos de relevancia universitaria donde se toman las decisiones importantes en las instituciones de educación superior hasta ahora dominadas por los hombres.

Necesitamos más voces para visibilizar el reclamo impostergable de avanzar en las legislaciones universitarias de Sinaloa en materia de género. Durante este mes de marzo existe un intenso cronograma de actividades en el Congreso del Estado de Sinaloa que ha de culminar con la acelerada reforma a la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Occidente, pero forma es fondo.

Los avances que se avizoran y que exigimos desde hoy en materia de género dentro de las legislaciones universitarias de Sinaloa son fundamentales en una sociedad como la sinaloense donde la violencia de género se ha naturalizado, y atender en todo sentido la Ley General de Educación Superior que establece que a este nivel se debe fomentar el desarrollo humano integral del estudiante en la construcción de saberes basado, entre otros puntos, en el combate a todo tipo y modalidad de discriminación y violencia.

Esperamos escuchar la defensa de los derechos de las mujeres en la alta tribuna, pensar más allá de la política electorera respecto a la agenda relacionada con las reformas a las Leyes Orgánicas de las universidades autónomas de Sinaloa: UAdeO, UAIM y UAS, que por justicia y derecho deben garantizar la paridad de género y perspectiva de derechos humanos, con la mirada puesta en las generaciones presentes y futuras.

Hasta que la dignidad se haga costumbre: es hora de las mujeres en las universidades.


Las niñas quieren ver mujeres empoderadas, a nosotras nos toca acortar esa brecha: hacerlo posible

Gabriela Villafuerte Coello

El debate mediático y parlamentario se ha volcado en los últimos meses sobre la democratización, la transparencia y la rendición de cuentas de las universidades, más como trasfondo de venganza electorera que de fondo. En esta oportunidad de plantearnos con enfoque serio, critico y responsable una re ingeniería de las universidades que permitan su máximo potencial, competitividad e inclusión.

Hay deudas pendientes a la luz del tiempo y de la legislación, la Ley General de Educación Superior establece que se deben promover e instrumentar acciones tendientes a alcanzar la paridad de género en los órganos colegiados de gobierno, consultivos y académicos, así como el acceso de mujeres a los cargos directivos unipersonales de las instituciones de educación superior.

Para ello, el artículo 49, estipula que lo anterior forma parte de las atribuciones que le corresponden a las autoridades educativas federal y de las entidades federativas, de manera concurrente.

Puedo seguir, en que también es su atribución fomentar la igualdad de género y las condiciones de equidad entre el personal académico a cargo de las tareas de docencia, investigación, extensión y difusión de la cultura. Por lo que uno de los puntos torales en las reformas que se avizoran a las legislaciones de las universidades autónomas de Sinaloa es garantizar la obligatoriedad de la paridad de género.

Esto es indispensable para la igualdad y en términos de justicia histórica a las rectorías, secretarías, direcciones y diversos puestos de relevancia universitaria donde se toman las decisiones importantes en las instituciones de educación superior hasta ahora dominadas por los hombres.

Necesitamos más voces para visibilizar el reclamo impostergable de avanzar en las legislaciones universitarias de Sinaloa en materia de género. Durante este mes de marzo existe un intenso cronograma de actividades en el Congreso del Estado de Sinaloa que ha de culminar con la acelerada reforma a la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Occidente, pero forma es fondo.

Los avances que se avizoran y que exigimos desde hoy en materia de género dentro de las legislaciones universitarias de Sinaloa son fundamentales en una sociedad como la sinaloense donde la violencia de género se ha naturalizado, y atender en todo sentido la Ley General de Educación Superior que establece que a este nivel se debe fomentar el desarrollo humano integral del estudiante en la construcción de saberes basado, entre otros puntos, en el combate a todo tipo y modalidad de discriminación y violencia.

Esperamos escuchar la defensa de los derechos de las mujeres en la alta tribuna, pensar más allá de la política electorera respecto a la agenda relacionada con las reformas a las Leyes Orgánicas de las universidades autónomas de Sinaloa: UAdeO, UAIM y UAS, que por justicia y derecho deben garantizar la paridad de género y perspectiva de derechos humanos, con la mirada puesta en las generaciones presentes y futuras.

Hasta que la dignidad se haga costumbre: es hora de las mujeres en las universidades.