/ jueves 22 de febrero de 2024

Política en Serio | ¿Lepra en Sinaloa?

Cuesta trabajo entender cómo es que hemos aprendido poco de pandemias y hechos que nos han colapsado nuestros sistemas de salud, pero esta vez no hablo del COVID, si no de la lepra, donde desafortunadamente las mujeres, las niñas y niños son los más afectados por esta enfermedad también conocida como enfermedad de Hansen.

Aunados a los daños físicos se suman los psicológicos ya que sufren discriminación, son víctimas de estereotipos, abusos físicos y verbales, retrasos en el diagnóstico y falta de atención. En este siglo las personas que sufren de la enfermedad de Hansen y sus familiares siguen siendo objeto de todo tipo de estigmatización a pesar de los avances tanto en la medicina como en los derechos humanos.

Las estadísticas refieren que los niños y niñas parecen ser más propensos a contraer lepra debido al estado de inmadurez de su sistema inmunológico; entre el 10 y 20 por ciento de ellos deja de tomar medicinas porque los tratamientos correspondientes no son adecuados para su edad. Al mismo tiempo, casi la mitad de las mujeres afectadas experimentan depresión y/o pensamientos suicidas.

En México, el estado de Sinaloa es el de mayor prevalencia de lepra, a pesar de que en nuestro país no está considerada como un problema mayor. Ya que la prevalencia es de un caso por cada 10 mil habitantes, sin embargo, de cada cuatro casos que se registran en México, uno se presenta en Sinaloa, por lo que se habla de que un 25 por ciento de pacientes en el país son de Sinaloa.

Los municipios con mayor número de casos son Culiacán, Navolato, Mazatlán, Escuinapa y Ahome, curiosamente los que también aparecen como los que presentan mayor tasa de feminicidios y violencia familiar, según los reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Pero, ¿Cuáles son las causas que generan esta enfermedad? pobreza, hacinamiento, calor y la parte genética que tiene una gran carga para desarrollar o no esta enfermedad. De aquellos que se contagian algunos no desarrollan la forma agresiva, puesto que son factores propios del paciente.

Estas situaciones contribuyen también a la forma de contagio que se presenta a través de gotas que se expulsan al respirar o toser y regularmente quienes están en mayor riesgo son las personas que conviven con un paciente con lepra, así como aquellos que habitan el mismo domicilio.

Las autoridades encargadas de la salud de los sinaloenses y sobre todo de la salud de las mujeres de todas las edades, deben visibilizar esta problemática y enfocar una estrategia con perspectiva de género que permita abatir la enfermedad entre las y los más vulnerables, ya que la lepra es una enfermedad incapacitante.

Es necesario llevar tratamientos a los pacientes e información a la población en general, para evitar su propagación, sin importar si se trata de regiones apartadas o de difícil acceso.

Es un hecho que esta enfermedad es infecciosa y que nunca se ha erradicado, por lo que es necesario presupuesto, políticas y campañas de visibilización, prevención y atención, ya que se trata de un padecimiento curable del que además debemos proteger, debido a su condición y posición social de vulnerabilidad, a las mujeres, niñas y adolescentes.

Cuesta trabajo entender cómo es que hemos aprendido poco de pandemias y hechos que nos han colapsado nuestros sistemas de salud, pero esta vez no hablo del COVID, si no de la lepra, donde desafortunadamente las mujeres, las niñas y niños son los más afectados por esta enfermedad también conocida como enfermedad de Hansen.

Aunados a los daños físicos se suman los psicológicos ya que sufren discriminación, son víctimas de estereotipos, abusos físicos y verbales, retrasos en el diagnóstico y falta de atención. En este siglo las personas que sufren de la enfermedad de Hansen y sus familiares siguen siendo objeto de todo tipo de estigmatización a pesar de los avances tanto en la medicina como en los derechos humanos.

Las estadísticas refieren que los niños y niñas parecen ser más propensos a contraer lepra debido al estado de inmadurez de su sistema inmunológico; entre el 10 y 20 por ciento de ellos deja de tomar medicinas porque los tratamientos correspondientes no son adecuados para su edad. Al mismo tiempo, casi la mitad de las mujeres afectadas experimentan depresión y/o pensamientos suicidas.

En México, el estado de Sinaloa es el de mayor prevalencia de lepra, a pesar de que en nuestro país no está considerada como un problema mayor. Ya que la prevalencia es de un caso por cada 10 mil habitantes, sin embargo, de cada cuatro casos que se registran en México, uno se presenta en Sinaloa, por lo que se habla de que un 25 por ciento de pacientes en el país son de Sinaloa.

Los municipios con mayor número de casos son Culiacán, Navolato, Mazatlán, Escuinapa y Ahome, curiosamente los que también aparecen como los que presentan mayor tasa de feminicidios y violencia familiar, según los reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Pero, ¿Cuáles son las causas que generan esta enfermedad? pobreza, hacinamiento, calor y la parte genética que tiene una gran carga para desarrollar o no esta enfermedad. De aquellos que se contagian algunos no desarrollan la forma agresiva, puesto que son factores propios del paciente.

Estas situaciones contribuyen también a la forma de contagio que se presenta a través de gotas que se expulsan al respirar o toser y regularmente quienes están en mayor riesgo son las personas que conviven con un paciente con lepra, así como aquellos que habitan el mismo domicilio.

Las autoridades encargadas de la salud de los sinaloenses y sobre todo de la salud de las mujeres de todas las edades, deben visibilizar esta problemática y enfocar una estrategia con perspectiva de género que permita abatir la enfermedad entre las y los más vulnerables, ya que la lepra es una enfermedad incapacitante.

Es necesario llevar tratamientos a los pacientes e información a la población en general, para evitar su propagación, sin importar si se trata de regiones apartadas o de difícil acceso.

Es un hecho que esta enfermedad es infecciosa y que nunca se ha erradicado, por lo que es necesario presupuesto, políticas y campañas de visibilización, prevención y atención, ya que se trata de un padecimiento curable del que además debemos proteger, debido a su condición y posición social de vulnerabilidad, a las mujeres, niñas y adolescentes.