/ lunes 27 de diciembre de 2021

40 años de la lucha contra el SIDA

Desde 1988 cada día primero de diciembre se conmemora internacionalmente el Día Mundial del Sida, que en este año tiene como lema “Poner fin a las desigualdades. Poner fin al sida. Poner fin a las pandemias”. Ha pasado mucho tiempo desde ese lejano 1988 cuando el lema primigenio fue “Unete al esfuerzo mundial contra el sida”, muy representantivo del asombro ecuménico que vivía el mundo en ese momento frente a una enfermedad impresionante, letal y sobre la cual se vertían constantemente innumerables mitos y prejuicios.

Pero hablamos de 40 años de lucha, porque fue a mediados de 1981 cuando se descubrieron los primeros casos de esta enfermedad en los Estados Unidos. Se trató de cinco jóvenes de la famosa ciudad de Los Angeles, California, que estaban enfermos de neumonía por Pneumocystic Carinii, una infección rara cuya aparición se relaciona con un mal funcionamiento del sistema inmune. Padecían realmente lo que a la postre conocimos todos como SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), constituyendo este grupo de jóvenes la experiencia clínica donde se ubica la aparición de esta pandemia en la historia de la humanidad.

Podemos decir que es a partir de 1991, diez años más tarde de su aparición y cuando la ONU ya le había asignado una fecha específica para subrayar la alerta a su combate, que se registra una expansión mediática que amplía la conciencia sobre los alcances de esta enfermedad al conocerse la seropositividad de dos celebridades de la música y el deporte como el cantante Freddie Mércury y el basketbolista Earvin “Magic” Johnson. El vocalista británico muere ese mismo año, pero Magic Johnson (vivo y en perfecto estado de salud) se ha convertido en el ejemplo de resiliencia y recuperación que ha venido a inyectarle esperanza al mundo en el combate a la enfermedad. Tener sida en la actualidad no implica una sentencia de muerte, pero durante mucho tiempo sí lo fue. En términos generales, el cronograma de esta patología puede ser el siguiente:

En 1983 el virus VIH es identificado como el causante del sida.

En 1985 Elisa es aprobada como la primera prueba diagnóstica.

En 1987 llega el primer tratamiento antirretroviral (ARV) al mercado, la zidovudina.

En 1995 nace una nueva clase de ARV, los inhibidores de proteasa.

En 1998, gracias a la combinación de distintas clases de antirretrovirales, conocida como TARAA (Terapia Antirretroviral de Alta Actividad), el sida se convierte en una condición crónica manejable.

En 2003 se establece el acceso a antirretrovirales para personas sin seguridad social en México.

En 2007 diversos estudios comprueban la eficacia de la profilaxis preexposición.

En 2011 un estudio muestra que el uso de TARAA en personas portadoras del virus reduce el riesgo de contagio en un 96%.

En 2019 una vacuna contra el VIH se pone a prueba a nivel de ensayo clínico.

Actualmente, cerca de 40 millones de personas en el mundo son portadores de VIH y en México la cifra ronda las 114 mil personas con tratamiento antirretroviral, de acuerdo a las estadísticas publicadas por el INEGI el pasado 29 de noviembre “a propósito del Día Mundial de la Lucha Contra el VIH/SIDA”. En el caso de nuestro estado de Sinaloa, tenemos un total de 1,692 paciente en tratamiento antirretroviral, de los cuales a su totalidad se les da seguimiento de carga viral y linfocitos CD4 cada seis meses. De enero a la fecha se han ingresado 331 nuevos pacientes a este tratamiento. Sinaloa Tiene el lugar 20 a nivel nacional con respecto al histórico de casos notificados de VIH con una proporción de 1.8 casos respecto al total nacional. En cuanto a tasa de casos nuevos diagnosticados, Sinaloa ocupa el lugar 26.

El pasado 8 de junio, la 74 sesión plenaria de la ONU aprobó una resolución muy alentadora cuyo título expresa la determinación de la comunidad internacional para combatir el sida: “Declaración política sobre el VIH y el SIDA: Acabar con las desigualdades y estar en condiciones de poner fin al Sida para 2030”. Que así sea, y que en una década el sida sea más un tema de los libros de historia y no de los retos sanitarios del mundo.

Desde 1988 cada día primero de diciembre se conmemora internacionalmente el Día Mundial del Sida, que en este año tiene como lema “Poner fin a las desigualdades. Poner fin al sida. Poner fin a las pandemias”. Ha pasado mucho tiempo desde ese lejano 1988 cuando el lema primigenio fue “Unete al esfuerzo mundial contra el sida”, muy representantivo del asombro ecuménico que vivía el mundo en ese momento frente a una enfermedad impresionante, letal y sobre la cual se vertían constantemente innumerables mitos y prejuicios.

Pero hablamos de 40 años de lucha, porque fue a mediados de 1981 cuando se descubrieron los primeros casos de esta enfermedad en los Estados Unidos. Se trató de cinco jóvenes de la famosa ciudad de Los Angeles, California, que estaban enfermos de neumonía por Pneumocystic Carinii, una infección rara cuya aparición se relaciona con un mal funcionamiento del sistema inmune. Padecían realmente lo que a la postre conocimos todos como SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), constituyendo este grupo de jóvenes la experiencia clínica donde se ubica la aparición de esta pandemia en la historia de la humanidad.

Podemos decir que es a partir de 1991, diez años más tarde de su aparición y cuando la ONU ya le había asignado una fecha específica para subrayar la alerta a su combate, que se registra una expansión mediática que amplía la conciencia sobre los alcances de esta enfermedad al conocerse la seropositividad de dos celebridades de la música y el deporte como el cantante Freddie Mércury y el basketbolista Earvin “Magic” Johnson. El vocalista británico muere ese mismo año, pero Magic Johnson (vivo y en perfecto estado de salud) se ha convertido en el ejemplo de resiliencia y recuperación que ha venido a inyectarle esperanza al mundo en el combate a la enfermedad. Tener sida en la actualidad no implica una sentencia de muerte, pero durante mucho tiempo sí lo fue. En términos generales, el cronograma de esta patología puede ser el siguiente:

En 1983 el virus VIH es identificado como el causante del sida.

En 1985 Elisa es aprobada como la primera prueba diagnóstica.

En 1987 llega el primer tratamiento antirretroviral (ARV) al mercado, la zidovudina.

En 1995 nace una nueva clase de ARV, los inhibidores de proteasa.

En 1998, gracias a la combinación de distintas clases de antirretrovirales, conocida como TARAA (Terapia Antirretroviral de Alta Actividad), el sida se convierte en una condición crónica manejable.

En 2003 se establece el acceso a antirretrovirales para personas sin seguridad social en México.

En 2007 diversos estudios comprueban la eficacia de la profilaxis preexposición.

En 2011 un estudio muestra que el uso de TARAA en personas portadoras del virus reduce el riesgo de contagio en un 96%.

En 2019 una vacuna contra el VIH se pone a prueba a nivel de ensayo clínico.

Actualmente, cerca de 40 millones de personas en el mundo son portadores de VIH y en México la cifra ronda las 114 mil personas con tratamiento antirretroviral, de acuerdo a las estadísticas publicadas por el INEGI el pasado 29 de noviembre “a propósito del Día Mundial de la Lucha Contra el VIH/SIDA”. En el caso de nuestro estado de Sinaloa, tenemos un total de 1,692 paciente en tratamiento antirretroviral, de los cuales a su totalidad se les da seguimiento de carga viral y linfocitos CD4 cada seis meses. De enero a la fecha se han ingresado 331 nuevos pacientes a este tratamiento. Sinaloa Tiene el lugar 20 a nivel nacional con respecto al histórico de casos notificados de VIH con una proporción de 1.8 casos respecto al total nacional. En cuanto a tasa de casos nuevos diagnosticados, Sinaloa ocupa el lugar 26.

El pasado 8 de junio, la 74 sesión plenaria de la ONU aprobó una resolución muy alentadora cuyo título expresa la determinación de la comunidad internacional para combatir el sida: “Declaración política sobre el VIH y el SIDA: Acabar con las desigualdades y estar en condiciones de poner fin al Sida para 2030”. Que así sea, y que en una década el sida sea más un tema de los libros de historia y no de los retos sanitarios del mundo.