/ sábado 17 de abril de 2021

Por el placer de ayudar: Daniel Tapia, alimenta miles de familias

Desde 2015, el ahora director del Banco de Alimentos de Culiacán, ha entregado despensas a personas de bajos recursos

Culiacán, Sin.- Por el placer de ayudar a hombres y mujeres que sufren de una carencia alimentaria, Daniel Tapia Sánchez, transformó su vocación de vida cuando en una visita a la penitenciaria, se dio cuenta de las limitaciones que existen para ciertas familias, tomando la noble tarea de repartir despensas donadas por años, hasta convertirse en el director del Banco de Alimentos de Culiacán.

En 2015, después de cerrar un ciclo en una empresa, Daniel acudió a la “peni” a visitar a un amigo para conversar, percatándose de la necesidad alimentaria que hay entre los reos y al recordar la crisis que vivió en su etapa de universitario foráneo, surgió la necesidad de hacer lo que nadie hizo por él en su juventud: ayudar al prójimo.

Para ese año, el uso de las redes sociales como medio de comunicación para realizar colectas no era muy común, pero aprovechando el alcance que tenía, empezó a publicar las primeras que haría por el resto de su vida. La reacción de amigos y desconocidos fue positiva y así fue como regresó a la peni a dar despensas, primero para los reos y después para las familias.

Después de eso me empezó a gustar el dar, el ayudar a la gente, la reacción de las personas cuando tú les ayudabas, lo agradecidos que estaban y pues empecé a hacer colectas”, recordó.

UNA MISIÓN COMPROMETIDA

Por casi un año, su misión se enfocaba en ayudar a las familias de los reos y al sumarse más manos a su tarea, decidió nombrar una fundación para reconocer a los voluntarios, “Por el placer de ayudar” fue como lo nombró y oficialmente a través de Facebook, escribía las peticiones de la red de familias que iba en aumento.

Foto: Karla Mendívil | El Sol de Sinaloa

Con la fundación empezó a hacer muchas actividades, tocar puertas en empresas y topando pared cada vez que un empresario veía que era una fundación pequeña, que beneficiaba entre 20 y 30 personas, la respuesta al final no era favorecedora.

Me empecé a encontrar con muchas limitantes porque no emitía recibos deducibles de impuestos, la gente no me podía apoyar con dinero, hice muchas alianzas con Dorados y Caballeros de Culiacán, me daban boletos, yo los cambiaba por despensas y esas despensas yo las entregaba”, explicó.

BANCO DE ALIMENTOS

Un año más tarde, en 2016, Daniel se puso en el radar del Banco de Alimentos, cuando unas personas le recomendaron acudir por apoyo y sin saber cómo, el presidente, Federico Bazúa, al enterarse de sus actividades y resultados le reconoció que era una persona apta para el puesto de director en unos cuantos años más cuando se jubilara quien estaba activo, y así, la ilusión nació.

Foto: Karla Mendívil | El Sol de Sinaloa

Las complicaciones de su labor empezó cuando en 2016 lo despiden de su trabajo, cuando sus jefes vieron una fotografía de Daniel en una colecta enfrente del ayuntamiento con un funcionario que subió la imagen, la razón fue que, simplemente las actividades no correspondían a la empresa.

Y aunque el perder un empleo representaba una crisis, la fundación continuó activa. En 2017, la entrevista esperada del Banco de Alimentos llegó y después de un año y medio, cuando ya había perdido la esperanza, el nueve de septiembre del 2018, recibió la llamada de Federico, con la noticia de que era el nuevo director del Banco. Después de seis meses de capacitación, tomó el cargo el primero de abril del 2019.

Pues colgué la llamada, pegué un grito muy fuerte, me acuerdo que la garganta hasta me la desgarré, quedé ronco unos días porque grité muchísimo, era un sueño para mí, era la aspiración más grande que podía tener yo”, compartió.

EQUILIBRIO

En el inter de convertirse en el director del banco, el crear y mantener un equilibrio entre la fundación, el trabajo y su familia, fue una etapa que representó problemas entre Daniel y su esposa.

Pero yo realmente sentí un compromiso en el 2015 que ya no me lo he podido quitar, el compromiso de verdaderamente ayudar a la gente, yo pasé por muchas carencias alimentarias de joven, no de niño, de estudiante cuando me fui a vivir solo (de Angostura a Guamúchil)”, reconoció.

Foto: Karla Mendívil | El Sol de Sinaloa

En el año en que inició todo para Daniel (2015), pasó por la situación económica más complicada de su vida, cuando su hijo tenía un año de vida y aunque en su casa, que era también la bodega de la fundación, había pañales de todas las marcas, no tomó ninguno al ser una donación para alguien más.

Puedes leer: Un repartidor de comida contra la pandemia

Fue en ese momento, en la privacidad de su hogar, cuando se demostró a él mismo que se quería dedicar a ayudar a quien lo necesitara, al percatarse que las tentaciones no serían un problema en su camino. Filosofía que comparte con su equipo de trabajo en el Banco de Alimentos.

Las historias conmovedoras siempre han estado presente para Daniel, pero uno de las más significativas es la de una mujer de Las Coloradas que, al ver la publicación de una madre soltera que ocupaba pañales y leche en polvo, donó 10 de los 20 pañales que tenía, con una bolsa de helados con leche, asegurándole que después vería como le hacía.





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En 2015, después de cerrar un ciclo en una empresa, Daniel acudió a la “peni” a visitar a un amigo para conversar, percatándose de la necesidad alimentaria que hay entre los reos y al recordar la crisis que vivió en su etapa de universitario foráneo, surgió la necesidad de hacer lo que nadie hizo por él en su juventud: ayudar al prójimo.

Para ese año, el uso de las redes sociales como medio de comunicación para realizar colectas no era muy común, pero aprovechando el alcance que tenía, empezó a publicar las primeras que haría por el resto de su vida. La reacción de amigos y desconocidos fue positiva y así fue como regresó a la peni a dar despensas, primero para los reos y después para las familias.

Después de eso me empezó a gustar el dar, el ayudar a la gente, la reacción de las personas cuando tú les ayudabas, lo agradecidos que estaban y pues empecé a hacer colectas”, recordó.

UNA MISIÓN COMPROMETIDA

Por casi un año, su misión se enfocaba en ayudar a las familias de los reos y al sumarse más manos a su tarea, decidió nombrar una fundación para reconocer a los voluntarios, “Por el placer de ayudar” fue como lo nombró y oficialmente a través de Facebook, escribía las peticiones de la red de familias que iba en aumento.

Foto: Karla Mendívil | El Sol de Sinaloa

Con la fundación empezó a hacer muchas actividades, tocar puertas en empresas y topando pared cada vez que un empresario veía que era una fundación pequeña, que beneficiaba entre 20 y 30 personas, la respuesta al final no era favorecedora.

Me empecé a encontrar con muchas limitantes porque no emitía recibos deducibles de impuestos, la gente no me podía apoyar con dinero, hice muchas alianzas con Dorados y Caballeros de Culiacán, me daban boletos, yo los cambiaba por despensas y esas despensas yo las entregaba”, explicó.

BANCO DE ALIMENTOS

Un año más tarde, en 2016, Daniel se puso en el radar del Banco de Alimentos, cuando unas personas le recomendaron acudir por apoyo y sin saber cómo, el presidente, Federico Bazúa, al enterarse de sus actividades y resultados le reconoció que era una persona apta para el puesto de director en unos cuantos años más cuando se jubilara quien estaba activo, y así, la ilusión nació.

Foto: Karla Mendívil | El Sol de Sinaloa

Las complicaciones de su labor empezó cuando en 2016 lo despiden de su trabajo, cuando sus jefes vieron una fotografía de Daniel en una colecta enfrente del ayuntamiento con un funcionario que subió la imagen, la razón fue que, simplemente las actividades no correspondían a la empresa.

Y aunque el perder un empleo representaba una crisis, la fundación continuó activa. En 2017, la entrevista esperada del Banco de Alimentos llegó y después de un año y medio, cuando ya había perdido la esperanza, el nueve de septiembre del 2018, recibió la llamada de Federico, con la noticia de que era el nuevo director del Banco. Después de seis meses de capacitación, tomó el cargo el primero de abril del 2019.

Pues colgué la llamada, pegué un grito muy fuerte, me acuerdo que la garganta hasta me la desgarré, quedé ronco unos días porque grité muchísimo, era un sueño para mí, era la aspiración más grande que podía tener yo”, compartió.

EQUILIBRIO

En el inter de convertirse en el director del banco, el crear y mantener un equilibrio entre la fundación, el trabajo y su familia, fue una etapa que representó problemas entre Daniel y su esposa.

Pero yo realmente sentí un compromiso en el 2015 que ya no me lo he podido quitar, el compromiso de verdaderamente ayudar a la gente, yo pasé por muchas carencias alimentarias de joven, no de niño, de estudiante cuando me fui a vivir solo (de Angostura a Guamúchil)”, reconoció.

Foto: Karla Mendívil | El Sol de Sinaloa

En el año en que inició todo para Daniel (2015), pasó por la situación económica más complicada de su vida, cuando su hijo tenía un año de vida y aunque en su casa, que era también la bodega de la fundación, había pañales de todas las marcas, no tomó ninguno al ser una donación para alguien más.

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Fue en ese momento, en la privacidad de su hogar, cuando se demostró a él mismo que se quería dedicar a ayudar a quien lo necesitara, al percatarse que las tentaciones no serían un problema en su camino. Filosofía que comparte con su equipo de trabajo en el Banco de Alimentos.

Las historias conmovedoras siempre han estado presente para Daniel, pero uno de las más significativas es la de una mujer de Las Coloradas que, al ver la publicación de una madre soltera que ocupaba pañales y leche en polvo, donó 10 de los 20 pañales que tenía, con una bolsa de helados con leche, asegurándole que después vería como le hacía.





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