Culiacán, Sin.- Jesús toma una licuadora y siente cómo es, la conecta para identificar la falla, retira las piezas una por una, soluciona el problema e inicia a colocar las piezas nuevamente en su lugar para posteriormente entregarla a su dueño ya reparada.
Rodeado de piezas de todos los tamaños, Jesús León Meza, de 41 de edad, repara electrodomésticos en la oscuridad, pues es invidente de nacimiento, discapacidad que no lo detuvo para estudiar y convertirse en un técnico en reparación.
Desde los siete años de edad supo que era un niño diferente, y no precisamente por su discapacidad visual, sino porque a esa edad descubrió que nació con el talento de reparar cualquier juguete que no funcionara y dejarlo como nuevo.
“Tenía alrededor de siete años cuando arreglé mi primer juguete. Siempre desde chico me llamaba la atención reparar cosas, yo reparaba mi bicicleta mis juguetes, yo los desarmaba para ver cómo funcionaban y los volvía a dejar igual y nadie se daba cuenta de que yo había desarmado el juguete”, recordó.
Toda su vida le gustó estudiar y aprender cosas diferentes, cursó el kínder y primaria en una escuela especial para niños con capacidades diferentes, y fue hasta la secundaria cuando comenzó a convivir con alumnos sin discapacidades.
“En la escuela siempre había alguien que me apoyaba, incluso cuando entré a la secundaria siempre me ayudaban a cualquier cosa, pero también siempre me ha gustado ser independiente”, añadió.
VISUALIZANDO SUEÑOS
Al tener claro que quería estudiar, cursó una carrera técnica en electrónica, sin embargo, se le complicaron algunas prácticas como entender los circuitos y poner en práctica la soldadura, situación que lo obligó a tomar un curso de electrodomésticos y desempeñarse en esa especialidad.
“Nunca se me hizo tan complicado, solo la parte de los circuitos, porque era peligroso no poder ver que estaba soldando, pero me cambié a los electrodomésticos porque realmente también me gustaba, porque desde muy chiquito yo armaba y desarmaba cosas y les encontraba, siempre encontraba el problema y conforme fue la práctica fui entendiendo más cosas”, citó.
Antes de emprender su negocio, se le descompuso una grabadora vieja que tenía, la mandó a reparar pero no le encontraron la falla, lo que lo motivó a trabajar “en lo que siempre había soñado y para lo que había nacido” expresó.
Y al ver que me dejaron la falla me nació la inquietud de hacer el trabajo mejor que cualquiera, sin la necesidad de ver a través de los ojosJesús León
A la edad de 23 años, un amigo de él le dio la oportunidad de trabajar en una ferretería donde estuvo por un periodo de tres meses, y puso en práctica todo lo aprendido, hasta que sus papás le propusieron emprender su propio negocio, en el cual, ya tiene más de 18 años laborando.
“Mis papás fueron los que me motivaron, incluso ellos siempre me han ayudado, ellos siempre estaban aquí pasándome las herramientas que necesitaba porque a veces no las encontraba. Ahora me ayuda mi esposa y ha sido mi compañera por siete años”, aludió.
ADVERSIDADES
Jesús compartió que a lo largo de su camino se ha topado con diferentes adversidades, incluso tiene una anécdota que lo marcó de por vida y entendió que no es bueno juzgar sin conocer a las personas.
“Una vez fui a una casa a checar una lavadora, me recomendó una persona que vino aquí y me llevó a la casa de su suegra, entonces la señora me vio y dijo; ¿pero cómo la va arreglar él si no mira? no, no, no, que venga otro. Total que se negaba que fuera yo quien le hiciera el trabajo y sus hijos la convencieron, y reparé la lavadora, la señora quedó encantada y de hoy en adelante es mi clienta frecuente”, reveló.
A decir de Jesús, los electrodomésticos más difíciles de reparar son las cafeteras, pero hasta la fecha, asegura que no ha regresado ningún aparato sin poderse arreglar, pues por más complicado que sea, le encuentra la falla.
Diario repara alrededor de cuatro electrodomésticos, o depende si es muy difícil le puede llevar todo un día.
“Hay algunas veces dónde si digo quisiera ver para poder hacer esto, pero sinceramente soy muy feliz a como Dios me trajo al mundo, porque con mi labor me doy por bien pagado. No se necesita ver, para poder hacer lo que uno quiera y trabajar en lo que uno quiera”, señaló.
A simple vista es muy fácil confundirse entre la cantidad de piezas que se encuentran en su taller; cientos de tornillos, aspas de abanicos, piezas sueltas de licuadoras, cafeteras y un sin fin de herramientas, pero las cuales se encuentran perfectamente ordenadas en un mapa mental que solo Jesús entiende.
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