Habían pasado diez minutos desde el cambio de turno, cuando desde el radio Jesús escucha que solicitan apoyo en el área de Urgencias para un traslado, lo que a su oído resultaba interesante.
Su turno había acabado y sus compañeros voluntarios aún no llegaban a las instalaciones, sólo se encontraban ahí los operadores de ambulancias.
Se aproxima a su compañero de guardia y le menciona que si se le complica él puede asistir en el traslado, a lo que su colega acepta.
A paso veloz Jesús se aproxima al área de choque, y aún con sus años en la institución al ingresar a la sala no puede con la impresión, sobre una de las camas yacía un hombre de mediana edad, un padre de familia.
Al pedir informes al médico de turno este señala que, el hombre había sufrido una deshidratación severa, lo que le había complicado su diabetes.
Hace la pregunta de si a dónde será trasladado, a esto los familiares señalan que sea al Hospital General a donde se lleve.
Jesús señala que esto no sería posible, ya que, desde el radio escuchó que dos ambulancias con pacientes graves e inestables se aproximaban al nosocomio.
Ante la ventaja de sus compañeros, Jesús se dirige a los familiares y señala que, si no tiene seguro, deben ponerse de acuerdo para que el hombre sea trasladado de inmediato.
Un minuto, fue el tiempo que se les dio para que la decisión fuese tomada, Domínguez piensa, que ese minuto, era un minuto menos para su paciente. Entonces señalan sea trasladado a una Clínica privada.
EL TRASLADO
A la parte trasera de la ambulancia junto con el paramédico y el paciente, sube la sobrina del hombre. De camino a la Clínica la joven lo observa y no puede evitar sollozar y dirigirse al joven paramédico.
“Él es mi tío, el hermano de mi papá que ya falleció, él es mi papá, ¿la va a librar?”
Ante estas palabras Domínguez se quedó atónito, sin habla, miró al hombre que él sabía estaba mal, y le dice.
“Es difícil, pero no imposible”, y prosigue con las maniobras prehospitalarias.
Al llegar a la clínica, la médica en turno cuestiona a Jesús sobre el estado del hombre, y al saberlo señala sea llevado al área de choque del hospital, dirigiéndose al residente dice “avísales a todos que los ocupo en choque”.
PARO
Al ingresar a la sala y pasar al paciente de la camilla a la cama, cae en paro, en esos segundos el tiempo se detiene, todos ahí se quedan paralizados.
Ante esto, la médica señala que el panorama está difícil, y con su alma impertinente, Jesús dice, “pero no es imposible doctora”.
Inician con las maniobras de resucitación, ahí Jesús apoyaba brindando las compresiones, fueron casi 20 minutos en los que las labores no cesaban, 20 minutos en los que el hombre salía y caía del paro.
Tres veces en las que no sabían si seguir, sin embargo, a Domínguez algo dentro de él le impulsaba a luchar, a salvar a ese padre de familia, a hacer todo lo que estuviera a su alcance, a darle una oportunidad.
La tercera vez de salir del paro su ritmo cardiaco se estabilizó, y para Domínguez esa había sido la lucha mejor ganada.
Posterior a esto fue trasladado a cuidados intensivos, donde permanecería en observación tras ser entubado.
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Camino a la ambulancia la doctora le acompañó, dice quiere hablar con la hija, a lo que Jesús menciona que es su sobrina y señala la situación antes mencionada.
Al acercarse a la joven, la médica señala lo sucedido en esa casi media hora.
“Tu papá, tu tío, cayó tres veces en paro, fue muy difícil que volviera, pero ahorita está vivo, va a estar bien”.
Al escuchar estas palabras la joven se sumerge en un profundo llanto y se dirige al paramédico.
“Como usted me lo dijo, difícil pero no imposible”.
A lo que él asiente y se retira, su trabajo ahí había dado fin.
Ya de camino a la base, su compañero operador le dice “fue el paciente indicado, con el paramédico indicado, luchaste porque tuviera la mejor atención le diste la mejor atención”.
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