Culiacán, Sin.- Una tarde de verano, después de ingresar a su turno en Cruz Roja, Tomás Rosas y sus compañeros se encontraban ansiosos por salir a un servicio, ya que serían los primeros en utilizar la ambulancia recién llegada del país vecino.
Entre pláticas y juegos se encendió la chicharra, el primer servicio se encontraba a la espera de los socorristas, de prisa Tomás y sus compañeros subieron a la ambulancia para dirigirse a “La Canasta”, hoy Glorieta Cuauhtémoc, en la salida norte de Culiacán.
Leonardo Vengoa iba como chofer y Tomás como jefe de servicio, estos dos en la parte delantera de la unidad y en la parte trasera como socorrista iba Isaac.
Tras salir de la base la ambulancia se dirigía a una gran velocidad por la Avenida Gabriel Leyva hacia el lugar del accidente, fue al llegar al cruce con Nicolás Bravo dos cuadras antes, que un camión urbano de la ruta Coloso golpeó de lado la ambulancia, haciendo que esta se volcara y fuera a parar dentro de un negocio Las Tres Águilas que se ubicaba en la esquina del cruce.
ACCIDENTE
Tomás perdió el conocimiento, al igual que su compañero Isaac y Leonardo; Tomás logró recuperar el conocimiento, escuchando susurros de personas que se encontraban en la zona, quienes pedían los socorristas fueran ayudados.
Después de recobrar casi por completo el conocimiento se percató que Vengoa se había quedado prensado entre la carrocería y los escombros.
Las personas que se encontraban en el sitio llamaron a Cruz Roja, para que los socorristas fueran atendidos por sus compañeros, sin embargo, la ayuda no llegaba y un hombre que pasaba por el sitio en una camioneta con plataforma se ofreció a trasladarlos hasta la base.
TRASLADO
Tras solicitar apoyo a Tránsito, Tomás e Isaac eran trasladados de regreso a la base, el chofer tomó la avenida Leyva Solano, conduciendo a una gran velocidad mientras una unidad de tránsito abría camino a los automovilistas.
Fue al llegar al cruce de la Obregón que dos automóviles que viajaban al norte se incrustaron a la camioneta, haciendo que esta se volcara y llegara hasta “Las Paraguas”, ocasionando que los socorristas heridos cayeran de la unidad presentando Tomás dos fracturas en costillas, una fractura de la pelvis y una clavícula.
Permaneciendo poco más de un “encamados” en Cruz Roja, en el sitio donde las monjas daban atenciones a personas de escasos recursos, tiempo en el cual el joven socorrista se dio cuenta de lo que significaba la institución, el compañerismo y el amor que existía, y esto lo hizo querer quedarse ahí para siempre.
APRENDIZAJE
Tras el accidente Tomás supo debían estar más preparados, por lo que solicitó a José Luis Jiménez Iturríos la oportunidad de llevar a cabo cursos de primeros auxilios, para él “lo más importante era la ayuda que se quería brindar”.
Posteriormente tuvo la oportunidad de viajar a Ciudad de México para recibir un curso por parte del Seguro Social, así como convertirse en parte de la Primera delegación a nivel noroeste del equipo de rescate acuático de Cruz Roja.
Pasado un tiempo en la institución Rosas Rosales se dio cuenta que no bastaban los cursos impartidos por la delegación, ya que él quería aprender cada día más, lo que lo llevó a cursar la carrera de Enfermería, convirtiéndose así en enfermero general.
Tomás Rosas Rosales un deportista de siempre, ingresó a la benemérita institución luego de haber sufrido un corte en un dedo del pie a causa de un accidente en su bicicleta.
En aquel entonces a sus 16 años formaba parte del Club de Ciclismo, pasión que no abandonaría con la edad y que hoy le a ayudado a mantenerse sano.
VETERANÍA
A sus 75 años Rosas Rosales forma parte de Veteranos, sitio en el cual brinda servicios humanitarios.
16
Son los años que tenía Tomás cuando entró a la Benemérita.
SU SENTIR
Ser Cruz Roja es algo muy hermoso, no por el dolor de haber sufrido lesiones o por el portar el uniforme, me di cuenta que el ayudar era muy importante.
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