Culiacán, Sin.- Desde hace 34 años, Heriberto Salomón Arellanes, se ha dedicado a preservar caimanes en Sinaloa.
Buscar los huevos de estos reptiles, incubarlos, criarlos y liberarlos, ha sido la tarea que ha venido desarrollando, la cual se ha convertido en su más grande pasión.
"Yo nací junto con ellos, desde niño ellos son parte de mi vida", relató Beto Caimán, como todos lo conocen.
Una vez al año, por el mes de abril, las cocodrilas quedan preñadas y en el mes más tarde, salen a opositar sus huevos a orillas de la Laguna de Chiricahueto, ubicada al sur de Culiacán, y ahí comienza el trabajo de Beto Caimán, quien entre los días 10 y 15 de mayo, acude para recuperar los nidos y trasladarlos a su casa, donde más tarde son incubados.
EL PROCESO
Para este proceso, el apasionado de esta especie además de hurtar los huevos de los nidos, recoge en cubetas kilos de tierra de ahí mismo de Chiricahueto, posteriormente ya en su casa entierra los huevos de estos y los monitorea por un período de tres meses.
"La tierra me la traigo de ahí mismo y son enterrados a una temperatura de 32 grados que es la que tienen en su hábitat natural", comentó.
Luego de tres meses de incubación, la cría de caimán comienza a romper el cascarón, y una vez afuera, Beto los traslada a javas donde a diario son bañados y alimentados.
Por un período de tres meses, estos reptiles recién nacidos, son alimentados con hígados de pollo, complementados con harinas, explicó Beto caimán.
En promedio, casi dos centenas de caimanes bebés se devoran 5 kilogramos de hígado de pollo al día, lo que refiere un costo semanal aproximado de 500 pesos.
Este año, Beto recolectó 6 nidos de estos reptiles, lo que dejó como resultado el nacimiento de 170 caimanes.
DÍFICIL SUFRAGAR EL GASTO
El ambientalista comentó que en esta ocasión, la alimentación de estos pequeños reptiles se volvió casi imposible, pues el gasto mensual de alimentación y cuidados ascendió a más de 3 mil pesos, motivo por el cual se vio en la necesidad de aceptar apoyo económico.
"De puro alimento en promedio se gastan 500 pesos por semana, en las últimas 3 semanas me apoyó con el alimento un agricultor porque yo ya no tenía, y me fui a cosechar a una granja de camarón, agarré unas mojarritas porque ya no tenía para darles el último alimento", manifestó.
Entre otros alimentos, los caimanes pueden consumir, camarón fresco, mojarra y pescado.
¿Cuál es la importancia de preservar?
Estos animales son reguladores ecológicos, se alimentan de una serie de plagas que si no fuera por ellos ya estuviéramos invadidos, como son ratas de agua, tlacuaches, ratones, conejos y otros que a la vez se alimentan de estos huevos, refirió Heriberto.
Los caimanes en cautiverio pueden llegar a la adultez a los siete años de vida, mientras que al estar en su hábitat natural, alcanzan la adultez a los 12 años.
Los caimanes, comienzan su ciclo de reproducción a la edad de 12 años y tardan 25 años siendo reproductores.
Ahora que ha liberado a estos últimos 170 caimanes, Beto esperará de nueva cuenta hasta el mes de mayo para iniciar su altruista labor.
El apasionado de los reptiles, ha dedicado su vida a preservar esta especie, por lo que no descarta mudarse a vivir a la Laguna de Chiricahueto y convivir más de cerca con estos animales.
La liberación
En javas de color naranja, fueron acomodados de 30 en 30 los caimanes para su liberación, un camino de alrededor de 10 minutos desde la comunidad de El Saucito en la sindicatura de Eldorado en Culiacán, hasta la laguna de Chiricahueto, fue el tiempo que duró Beto caimán en trasladar a los reptiles a su nuevo hogar.
Una lona blanca, fue puesta a la orilla del lago, y cacareando en idioma caimán, Beto se despidió de esto 170 reptiles.
Ahí les agradeció el haberlos podido disfrutar los meses en los que los crio y se despidió de ellos.
"Ellos no van a estar solos porque yo vendré a verlos, yo me voy a venir a vivir aquí a esta zona, quiero construir una reserva aquí, aquí está mi vida, yo cuando llego aquí siento que vuelvo a nacer", finalizó.
Ellos no van a estar solos porque yo vendré a verlos, yo me voy a venir a vivir aquí a esta zona.
Beto Caimán, ambientalista
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