Culiacán, Sin.- Es común que los últimos meses de cada año nuestra alimentación varíe y más con la gran gastronomía con la que cuenta nuestro país y si a eso le agregamos los malos hábitos alimenticios esto puede llegar a permear en todos los aspectos de vida de cualquier persona.
Hoy más que nunca es primordial iniciar el año con un plan alimenticio, deshacerse de los excesos que no sólo dejó diciembre, sino todo el año, y tomar la decisión de transformar lo que sabe no está funcionando y cuidar la salud, y podemos decir que tal vez nos alimentamos sanamente comiendo alimentos que son beneficiosos para nuestra salud pero estamos en un error, por lo que la Licenciada en nutrición Itzel Ordoñez, dice:
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“Podemos estar creyendo que tenemos una dieta “muy saludable” porque cumplimos con las normas estándares de alimentación sana que son consumo de frutas y verduras, el comer todos los grupos alimenticios, etc. pero la realidad está que si tenemos un exceso de calorías diarias no importa de donde provengan llámense comida más natural o alimentos ultra procesados, ese exceso de energía se almacena como triglicéridos en el tejido adiposo (grasa corporal) y en sangre (triglicéridos en sangre altos), entonces el comer en exceso no es beneficioso para el cuerpo.”
La experta en nutrición comenta que son varios factores los que puede presentar nuestro cuerpo al consumir demasiada cantidad de alimentos, “todo esto depende de qué tipo de compuesto esté presente en dicho exceso, por ejemplo si consumimos algún alimento rico en azúcares simples (azúcar de mesa y/o jarabe de alta fructosa) el organismo reacciona ante este estímulo sobre produciendo una hormona llamada insulina que si el estímulo se vuelve algo cotidiano se podría provocar resistencia a la insulina y con ello el origen de la diabetes. Por otro lado si el exceso proviene de ultraprocesados altos en sodio se podría provocar hipertensión arterial. Por la parte física se desarrolla sobrepeso u obesidad. En realidad existen diversas consecuencias orgánicas al consumir un exceso de comida”.
Ordoñez comparte que algo que a ella le ha funcionado muy bien con sus pacientes al iniciar con un nuevo proceso de buena alimentación es detectar en el paciente el tipo de alimento que más se consume diariamente, “una vez identificados lo que se busca es disminuir el consumo de alimentos procesados (como galletas, refrescos, jugos, pan, Sabritas, comida frita) y aumentar el consumo de comida controlada por ellos mismos (aquella que ellos preparan) y rica en fibra (verduras, frutas, cereales integrales) y con ello lograr un balance positivo en aquellos alimentos que se pueden consumir en más cantidad e ir desplazando los que se deberían de estar consumiendo en menos cantidad”.
“El consejo más bueno que podría brindar es que vayan con un nutriólogo y aprendan a comer”, aseguró la nutriologa.
La también coach fitness compartió durante la entrevista que ella no considera que algún tipo de alimento se tenga que eliminar por completo de una dieta y comenta, “ solo sería concientizarnos cuales si puedo comer diariamente y cuáles no, los alimentos más presentes en el mercado que tendrían que disminuir vendrían siendo refrescos, jugos, pan dulce, galletas, alimentos alto en sodio como es el caso de la salsa soya, Sabritas, sopas instantáneas, cereales de desayuno, papas fritas, por mencionar algunos, pero básicamente todo lo que contenga exceso de azúcares, de grasa y sodio”.
Itzel destacó que es súper importante incluir el ejercicio a nuestra vida diaria, “hacer actividad física es más importante que tener un plan de alimentación, porque todos los días en nuestra alimentación cotidiana encontraremos Proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales y agua, pero el ejercicio físico no solo es un tema estético, es un tema de salud mental y física, representa calidad de vida en todas las etapas pero más en la vejez, ya que el Cuerpo sigue funcionando correctamente en esta etapa por el estímulo del ejercicio, el metabolismo se mantiene estable, se previenen muchas enfermedades como por ejemplo diabetes, artritis, artrosis, accidentes cerebrocardiovasculares, etc y esto no se consigue solo con una “buena alimentación”, si no con la actividad física combinada”, concluyó.