/ lunes 23 de octubre de 2023

Microscopio social | 70 años del derecho al voto de la mujer 

El pasado 17 de octubre se cumplieron 70 años de la promulgación del derecho al voto de la mujer, en su momento un compromiso de campaña del presidente Adolfo Ruiz Cortínez que se materializó en 1953 y le otorgó la mayoría de edad política a las mujeres mexicanas. Si bien la Constitución de 1917, reconocida internacionalmente por su carácter social, benefició laboral y educativamente a hombres y mujeres, tenía una deuda en materia política con el sector femenino que se venía arrastrando desde su antecedente jurídico, la Carta Magna de 1957.

De esta forma, en las elecciones federales de 1955 por primera vez las mujeres pudieron asistir a las urnas y poder ejercer el derecho a votar y ser votadas, lo que en materia electoral llaman el voto pasivo y activo. Es justo recordar que el expresidente Lázaro Cárdenas del Río desde 1934 simpatizó con esta lucha de las mujeres, se pronunció al respecto y actuó en consecuencia.

Sin embargo, su iniciativa curiosamente quedó congelada en la etapa burocrática de la promulgación. Es decir, la mítica modificación al artículo 34 constitucional (artículo redactado en masculino que se consideraba el obstáculo para reconocerlas como ciudadanas) logró aprobarse en Cámara de Diputados, en el Senado de la República y en la mayoría de los congresos locales, pero nunca se publicó en el diario oficial, requisito indispensable para dotarla de vigencia legal.

De hecho, a pesar de que el artículo 34 estaba redactado en masculino, había cierta ambigüedad en torno a sus alcances. Decía lo siguiente:

“Son ciudadanos de la República todos los que, teniendo la calidad de mexicanos reúnan además, los siguientes requisitos:

  • Haber cumplido diez y ocho años, siendo casado, o veintiuno si no lo son, y
  • Tener un modo honesto de vivir”

Sin embargo, la ley reglamentaria sí excluida explícitamente a las mujeres. Se llamaba Ley Electoral para Poderes Federales, y en su artículo 37 establecía lo siguiente: “Son electores, y por lo tanto tienen derecho a ser inscritos en las listas del censo electoral de la sección de su domicilio respectivo, todos los mexicanos varones mayores de 18 años, si son casados, y de 21 si no lo son, que estén en el goce de sus derechos políticos e inscritos sus nombres en los registros de la municipalidad de su domicilio”.

En fin ya han pasado siete décadas de este reconocimieto constitucional al elemental derecho a ser parte del rumbo político de la nación. A la mujer literalemte se le consideraba en aquella época sin la capacidad para involucarse en política pues la clase dirigente de la época esgrimía prejuicios que tienen que ver con la manipulación. Se decía que era como darle un doble voto al esposo o al cura de la localidad.

Venturosamente después de 70 años México le ha dado radicalmente la vuelta a este tema y hoy estamos en el otro extremo. Como nos recordó hace unos días la consejera electoral Carla Humphrey (El Universal, 17/Oct/2023), ha sido un recorrido de tres décadas, donde pasamos de sugerencias en la ley electoral, luego acciones afirmativas en su modalidad de cuotas de género y finalmente arribamos al principio de paridad en la Constitución y transversal en los tres órdenes de gobierno.

Con la reforma electoral de 1996, llamada “definitiva” por el expresidente Ernesto Zedillo, se recomendaba a los partidos un 30% de candidaturas para las mujeres. Posteriormente con la reforma del 2007 se aumentó a un 40% y finalmente en 2014 se incorporó el principio de paridad en la Constitución, que tuvo como consecuencia un Senado paritario para el 2018 y la paridad total en la Cámara de Diputados en el 2021.

En el Partido Sinaloense (PAS) la lucha por la igualdad de derechos entre el hombres y mujeres es uno de los valores que nos dieron origen. Es uno de los pilares de nuestra declaración de principios y lo llevamos a los hechos postulando mujeres en el 50 por ciento de los distritos locales desde nuestra primera paricipación en el 2013, antes que cualquier otro partido. Asimismo, postulamos mujeres en los cuatro municipios más poblados del estado.

Este año, una mujer, Claudia Goldin, acaba de ganar el premio Nobel de Economía por sus estudios legendarios sobre la brecha salarial de género y los obstáculos que limitan el éxito de las mujeres en mundo laboral. Ese es el reto hacia el futuro: pasar de la igualdad jurídica a la igualdad sustantiva, donde la mujer sea respaldada por el Estado para que pueda alcanzar el éxito y la realización en todo lo que se proponga.

Excelente inicio de semana.

23/Oct/2023.

El pasado 17 de octubre se cumplieron 70 años de la promulgación del derecho al voto de la mujer, en su momento un compromiso de campaña del presidente Adolfo Ruiz Cortínez que se materializó en 1953 y le otorgó la mayoría de edad política a las mujeres mexicanas. Si bien la Constitución de 1917, reconocida internacionalmente por su carácter social, benefició laboral y educativamente a hombres y mujeres, tenía una deuda en materia política con el sector femenino que se venía arrastrando desde su antecedente jurídico, la Carta Magna de 1957.

De esta forma, en las elecciones federales de 1955 por primera vez las mujeres pudieron asistir a las urnas y poder ejercer el derecho a votar y ser votadas, lo que en materia electoral llaman el voto pasivo y activo. Es justo recordar que el expresidente Lázaro Cárdenas del Río desde 1934 simpatizó con esta lucha de las mujeres, se pronunció al respecto y actuó en consecuencia.

Sin embargo, su iniciativa curiosamente quedó congelada en la etapa burocrática de la promulgación. Es decir, la mítica modificación al artículo 34 constitucional (artículo redactado en masculino que se consideraba el obstáculo para reconocerlas como ciudadanas) logró aprobarse en Cámara de Diputados, en el Senado de la República y en la mayoría de los congresos locales, pero nunca se publicó en el diario oficial, requisito indispensable para dotarla de vigencia legal.

De hecho, a pesar de que el artículo 34 estaba redactado en masculino, había cierta ambigüedad en torno a sus alcances. Decía lo siguiente:

“Son ciudadanos de la República todos los que, teniendo la calidad de mexicanos reúnan además, los siguientes requisitos:

  • Haber cumplido diez y ocho años, siendo casado, o veintiuno si no lo son, y
  • Tener un modo honesto de vivir”

Sin embargo, la ley reglamentaria sí excluida explícitamente a las mujeres. Se llamaba Ley Electoral para Poderes Federales, y en su artículo 37 establecía lo siguiente: “Son electores, y por lo tanto tienen derecho a ser inscritos en las listas del censo electoral de la sección de su domicilio respectivo, todos los mexicanos varones mayores de 18 años, si son casados, y de 21 si no lo son, que estén en el goce de sus derechos políticos e inscritos sus nombres en los registros de la municipalidad de su domicilio”.

En fin ya han pasado siete décadas de este reconocimieto constitucional al elemental derecho a ser parte del rumbo político de la nación. A la mujer literalemte se le consideraba en aquella época sin la capacidad para involucarse en política pues la clase dirigente de la época esgrimía prejuicios que tienen que ver con la manipulación. Se decía que era como darle un doble voto al esposo o al cura de la localidad.

Venturosamente después de 70 años México le ha dado radicalmente la vuelta a este tema y hoy estamos en el otro extremo. Como nos recordó hace unos días la consejera electoral Carla Humphrey (El Universal, 17/Oct/2023), ha sido un recorrido de tres décadas, donde pasamos de sugerencias en la ley electoral, luego acciones afirmativas en su modalidad de cuotas de género y finalmente arribamos al principio de paridad en la Constitución y transversal en los tres órdenes de gobierno.

Con la reforma electoral de 1996, llamada “definitiva” por el expresidente Ernesto Zedillo, se recomendaba a los partidos un 30% de candidaturas para las mujeres. Posteriormente con la reforma del 2007 se aumentó a un 40% y finalmente en 2014 se incorporó el principio de paridad en la Constitución, que tuvo como consecuencia un Senado paritario para el 2018 y la paridad total en la Cámara de Diputados en el 2021.

En el Partido Sinaloense (PAS) la lucha por la igualdad de derechos entre el hombres y mujeres es uno de los valores que nos dieron origen. Es uno de los pilares de nuestra declaración de principios y lo llevamos a los hechos postulando mujeres en el 50 por ciento de los distritos locales desde nuestra primera paricipación en el 2013, antes que cualquier otro partido. Asimismo, postulamos mujeres en los cuatro municipios más poblados del estado.

Este año, una mujer, Claudia Goldin, acaba de ganar el premio Nobel de Economía por sus estudios legendarios sobre la brecha salarial de género y los obstáculos que limitan el éxito de las mujeres en mundo laboral. Ese es el reto hacia el futuro: pasar de la igualdad jurídica a la igualdad sustantiva, donde la mujer sea respaldada por el Estado para que pueda alcanzar el éxito y la realización en todo lo que se proponga.

Excelente inicio de semana.

23/Oct/2023.