/ miércoles 8 de agosto de 2018

México... ¿Reconciliación atorada?

AMLO…  Sus fanáticos le estorban

El ejercicio de la política nunca ha sido tarea fácil. Nunca y para nadie ha sido posible gobernar sin sobresaltos y sin encarar una crisis política.

La amenaza, la crítica, la sátira y el temor han estado siempre al acecho de los hombres y mujeres que se han movido en el entorno político.

Son muchas las tragediasy crímenes ocurridos en México, derivados en el mayor de los casos de los rencores, celos y envidias que la lucha por el poder político han generado entre la clase política de nuestros pueblos.

Desde la época de la conquista española,(1521)  hasta nuestra era moderna, pasando por la guerra de independencia( 1810), y la revolución mexicana (1910), las pugnas políticas y sociales han derivado en atentados y asesinatos.

Muerte, pobreza, hambre y desolación han sidolas secuelas que esas luchas enconadas entre mexicanos, nos arrojan como triste resultado de las pugnas por el poder.

Hoy, a poco más de un siglo de la revolución mexicana, se empieza a escribir un nuevo capítulo de la vida institucional de México, con la llamada cuarta transformación política, tal y como la define Andrés Manuel López Obrador, el hombre que ha sido electo como el nuevo Presidente de la República mexicana.

Muy interesante y digno de resaltar, es el hecho de que, ésta especie de nueva movilización social de los mexicanos, organizada y encaminada sin duda alguna para arrebatarle el poder al viejo sistema del PRI, se haya dado sin grandes contratiempos y sin que el País haya sufrido las consecuencias de una revuelta social. Fue un proceso tranquilo, han dicho las autoridades electorales.

Así expuesto y entendido, creemos que esa estabilidad política, social y económica queprevalece en México después de ocurridaslas recienteselecciones, obliga a los estrategas del que será el nuevo gobierno a salvaguardar esos preceptos.

El propio Andrés Manuel se ha manifestado precisamente en favor del perdón político y la unidad social de los mexicanos, promoviendo asimismo una República amorosa.

Convoca en el mismo tenor el Presidente electo de nuestro País a una hermandad republicana, dejando atrás odios y rencores para dar paso  a la anhelada reconciliación de todas y todos los mexicanos.

Es incuestionable la buena voluntad de AMLO, deiniciar su mandato dentro de un marco social, movido y motivado por las bonanzas de ese cambio que consideran nos traerá una mayor justicia y equidad social en todos los sentidos de nuestra vida institucional.

Lo triste y lamentable es que los seguidores de López Obrador, al que dicen defender, adorar y seguir apoyando a costa de sus propias vidas, no se encuentran en la misma sintonía de su líder, ni parecen querer transitar por los caminos de la pretendida reconciliación social y política entre todos los mexicanos.

Y es que habría que ver la forma en que los adoradores de AMLO se comportan al momento de escuchar un simple esbozo de crítica o discrepancia para alguna idea o proyecto de gobierno del tabasqueño para lanzar sus severos dardos venenosos, cargados de odio, rencor y salpicados de una especie de amenaza y venganza política.

AMLO…  Sus fanáticos le estorban

El ejercicio de la política nunca ha sido tarea fácil. Nunca y para nadie ha sido posible gobernar sin sobresaltos y sin encarar una crisis política.

La amenaza, la crítica, la sátira y el temor han estado siempre al acecho de los hombres y mujeres que se han movido en el entorno político.

Son muchas las tragediasy crímenes ocurridos en México, derivados en el mayor de los casos de los rencores, celos y envidias que la lucha por el poder político han generado entre la clase política de nuestros pueblos.

Desde la época de la conquista española,(1521)  hasta nuestra era moderna, pasando por la guerra de independencia( 1810), y la revolución mexicana (1910), las pugnas políticas y sociales han derivado en atentados y asesinatos.

Muerte, pobreza, hambre y desolación han sidolas secuelas que esas luchas enconadas entre mexicanos, nos arrojan como triste resultado de las pugnas por el poder.

Hoy, a poco más de un siglo de la revolución mexicana, se empieza a escribir un nuevo capítulo de la vida institucional de México, con la llamada cuarta transformación política, tal y como la define Andrés Manuel López Obrador, el hombre que ha sido electo como el nuevo Presidente de la República mexicana.

Muy interesante y digno de resaltar, es el hecho de que, ésta especie de nueva movilización social de los mexicanos, organizada y encaminada sin duda alguna para arrebatarle el poder al viejo sistema del PRI, se haya dado sin grandes contratiempos y sin que el País haya sufrido las consecuencias de una revuelta social. Fue un proceso tranquilo, han dicho las autoridades electorales.

Así expuesto y entendido, creemos que esa estabilidad política, social y económica queprevalece en México después de ocurridaslas recienteselecciones, obliga a los estrategas del que será el nuevo gobierno a salvaguardar esos preceptos.

El propio Andrés Manuel se ha manifestado precisamente en favor del perdón político y la unidad social de los mexicanos, promoviendo asimismo una República amorosa.

Convoca en el mismo tenor el Presidente electo de nuestro País a una hermandad republicana, dejando atrás odios y rencores para dar paso  a la anhelada reconciliación de todas y todos los mexicanos.

Es incuestionable la buena voluntad de AMLO, deiniciar su mandato dentro de un marco social, movido y motivado por las bonanzas de ese cambio que consideran nos traerá una mayor justicia y equidad social en todos los sentidos de nuestra vida institucional.

Lo triste y lamentable es que los seguidores de López Obrador, al que dicen defender, adorar y seguir apoyando a costa de sus propias vidas, no se encuentran en la misma sintonía de su líder, ni parecen querer transitar por los caminos de la pretendida reconciliación social y política entre todos los mexicanos.

Y es que habría que ver la forma en que los adoradores de AMLO se comportan al momento de escuchar un simple esbozo de crítica o discrepancia para alguna idea o proyecto de gobierno del tabasqueño para lanzar sus severos dardos venenosos, cargados de odio, rencor y salpicados de una especie de amenaza y venganza política.