/ sábado 20 de junio de 2020

El Mundo Digital y La Educación Virtual, El Teletrabajo

Cuando la vida, como la entendíamos hasta ahora, se detiene y cambia para todos

Debido a la crisis que trajo consigo la pandemia con el COVID-19, no es de extrañarse que infinidad de preguntas se atiborren en nuestra cabeza con el deseo de encontrar respuestas que tanto ansiamos tener. Inevitablemente, en el inmediato plazo habrá cambios a nivel estructural que comenzaremos a observar. Hoy, deseo comenzar por hablarte de la digitalización que viene a suprimir y a desplazar las formas y procedimientos que hemos tenido hasta hace dos meses atrás. Esta pandemia nos ha enseñado –a la mala, y de la manera más hostil y agresiva posible- una infinidad de aprendizajes desde lo individual (es decir, en la manera en que vivimos nuestra vida en la privacidad y cotidianeidad) hasta a nivel laboral y empresarial, industrial y corporativa. Nos ha quedado claro que la mitad de los trabajos se pueden desempeñar desde casa. Esto le ayuda bastante al empleado por dos sencillas razones: 1) Podrá administrar su propio tiempo a placer y compromiso, y 2) A no contaminar, pues dejarían sin utilizar sus transportes, y moralmente a todos nos reconforta saber que nuestra huella ecológica será en este sentido más pequeña, y lo podremos revisar y evaluar por breves y largos periodos de tiempo. Por parte de los empresarios, esto les representa a ellos una estrategia de valiosa ventaja, pues ya entendieron que esta es una manera de reducir sus costos de operación como de renta de y oficina, de luz, teléfono, navegación en internet, servicio de agua y otros servicios más. El empresario, lo que hará será transferir estos costos a sus empleados y colaboradores. Y apelando a la ética y la justicia, este hecho debería de implicar un incremento salarial significativo para el empleado.

Comprendimos, también, que sí es posible, necesario y urgente detener al cambio climático, y que no es viable seguir el estilo de vida que llevábamos antes. Es nuestra conciencia de un consumo responsable la que deberá brillar, figurar y hacerse presente a la hora de gastar nuestro dinero y consumir. Es en la suma de voluntades que conseguiremos una conciencia colectiva para voltear a ver de una vez por todas, y valorar, a las empresas que produzcan con cero costo ambiental y fabriquen con procesos amables con el medio ambiente. Por fortuna, cada día son más las empresas que ofertan productos verdes -como a mí me gusta llamarles, para hacer referencia a que tienen un alma blanca, pues su proceso de manufactura y creación no le hizo daño al mar, al aire, a ningún río, ni a nadie-. Hoy, con la pandemia, ya entendimos que sí es posible dejar de lado nuestros intereses particulares del ego, para enfocarnos en el bienestar colectivo. ¡Nos necesitamos todos para lograr los cambios!

Por otro lado, la educación virtual -también llamada “educación en línea”- registró un brutal incremento en la oferta por parte de las instituciones educativas sin precedentes en los últimos dos meses. Esto, en definitiva, no ha sido un banderazo de inicio, pues esta modalidad educativa ha prevalecido desde finales del siglo pasado, pero sí será una carrera escalada a masificar su virtualidad sin retorno alguno.

En términos prácticos, como lo dijo alguien por ahí… “Nos estamos volviendo más tecnológicos”. Y, es que, no aceptar al cambio, es conducirnos a nuestra propia exclusión, a nuestra propia muerte.

En cuanto a la oferta de productos y servicios en línea, debo admitir que nunca había estado formado en una “fila virtual”. Es decir, en la frutería donde compro tienen servicio a domicilio, y al hacer mi pedido me apareció en mi pantalla la siguiente leyenda:

“Estas esperando para entrar a la Frutería -tal-. Hemos habilitado una lista de espera para que te sea más fácil hacer tu pedido dentro de la tienda. Lamentamos las molestias.“ Seguido de esto, un botón rojo que decía: “Consulta la disponibilidad de entrega”, y otro botón que decía: “Usuarios en línea antes de ti: 126”. ¡Sí! Me dijo su sistema que 126 personas llegaron a comprar en línea antes de mí.

Y en un último recuadro en la misma página, me apareció otro recuadro en rojo que decía: “Entrarás a la página web dentro de 26 minutos”. Es razonable que, muchos empresarios comprendan la fuerza de este esquema virtual y decidan invertir fuertes cantidades de dinero para aumentar y fortalecer su capacidad de oferta y concurrencia de estos servicios.

Millones de personas que no sabían usar un cajero automático y han tenido que aprender a hacerlo, a hacer vídeo llamadas y a comprar -en línea- de forma acelerada. De igual forma, organizaciones gigantescas con miles de empleados que no estaban preparadas para el teletrabajo se han visto forzadas a integrarlo a la carrera. Estas habilidades -en un sentido totalmente literal- se han convertido en asunto de vida o muerte, para las empresas y para las personas.

Muchos cambios que yo suponía que sucederían mucho tiempo después, se están dando hoy a ritmos vertiginosos, a pasos agigantados. Y no estoy hablando de ficción cuando comento sobre las tendencias tecnológicas, ese barco partió hace rato en esa dirección. Verdaderamente, como observador y analista de mi entorno macroeconómico y social, no creí que me fuera a tocar vivir estos cambios tan radicales, consideraba que estos se darían 100 años más adelante, no ahora. Ya, también, en breve tendremos turismo espacial. Es la primera vez que el gobierno y la empresa privada en Estados Unidos se unen para colaborar juntos en esta nueva iniciativa. Tal y como lo estás leyendo, lanzarán naves tripuladas para realizar turismo en el espacio. Esto es, en definitiva, un hito en la historia de humanidad.

Miles de empleos se perderán, pero se crearán millones de nuevos oficios y carreras también.

Comprendimos también que una empresa de seguros, o un banco, pueden estar en una App y no necesitar de un edificio de 30 pisos. Estos edificios enormes con oficinas y corporativos comenzarán a vaciarse para pasar a ser ocupados como departamentos habitación.

En cuanto a las empresas que ofrecen productos con entrega a domicilio es mejor, más cómodo y, por mucho, es más barato, tener un almacén para el resguardo de mercancías a tener un supermercado con pasillos, cajeras, lote para estacionamiento vehicular y los altos costos de operación y mantenimiento que esto implica y que golpea directamente a los márgenes de ganancias del empresario. (Por ahora, en esos almacenes hay personas atendiendo y haciendo tu compra para preparar el envío a tu domicilio, pero en menos de 15 años serán solo robots en el almacén y furgonetas autónomas las que lleven tu despensa a casa)

Nos encontramos en una reformulación de las formas de trabajar, en un nuevo sistema laboral basado en aptitudes y habilidades, de especialización de funciones que exigen un alto nivel de inteligencia emocional, con gran espacio para desarrollar y ofertar las destrezas técnicas de ejecución que uno posea.

No les recomiendo caer en el cuento que veo por allí de aprender una "nueva profesión", sino más bien, entender que sus pasiones y negocios actuales deben superponerse con la realidad de los nuevos hábitos de consumo. Sacudir fuertemente nuestro sistema de ideas y de creencias para sobrevivir a lo que prevalece allá afuera y cambiar los paradigmas con los que hemos vivido, será hoy ya nuestro deber. ¡Llegamos al futuro, y me encanta estar aquí!




Cuando la vida, como la entendíamos hasta ahora, se detiene y cambia para todos

Debido a la crisis que trajo consigo la pandemia con el COVID-19, no es de extrañarse que infinidad de preguntas se atiborren en nuestra cabeza con el deseo de encontrar respuestas que tanto ansiamos tener. Inevitablemente, en el inmediato plazo habrá cambios a nivel estructural que comenzaremos a observar. Hoy, deseo comenzar por hablarte de la digitalización que viene a suprimir y a desplazar las formas y procedimientos que hemos tenido hasta hace dos meses atrás. Esta pandemia nos ha enseñado –a la mala, y de la manera más hostil y agresiva posible- una infinidad de aprendizajes desde lo individual (es decir, en la manera en que vivimos nuestra vida en la privacidad y cotidianeidad) hasta a nivel laboral y empresarial, industrial y corporativa. Nos ha quedado claro que la mitad de los trabajos se pueden desempeñar desde casa. Esto le ayuda bastante al empleado por dos sencillas razones: 1) Podrá administrar su propio tiempo a placer y compromiso, y 2) A no contaminar, pues dejarían sin utilizar sus transportes, y moralmente a todos nos reconforta saber que nuestra huella ecológica será en este sentido más pequeña, y lo podremos revisar y evaluar por breves y largos periodos de tiempo. Por parte de los empresarios, esto les representa a ellos una estrategia de valiosa ventaja, pues ya entendieron que esta es una manera de reducir sus costos de operación como de renta de y oficina, de luz, teléfono, navegación en internet, servicio de agua y otros servicios más. El empresario, lo que hará será transferir estos costos a sus empleados y colaboradores. Y apelando a la ética y la justicia, este hecho debería de implicar un incremento salarial significativo para el empleado.

Comprendimos, también, que sí es posible, necesario y urgente detener al cambio climático, y que no es viable seguir el estilo de vida que llevábamos antes. Es nuestra conciencia de un consumo responsable la que deberá brillar, figurar y hacerse presente a la hora de gastar nuestro dinero y consumir. Es en la suma de voluntades que conseguiremos una conciencia colectiva para voltear a ver de una vez por todas, y valorar, a las empresas que produzcan con cero costo ambiental y fabriquen con procesos amables con el medio ambiente. Por fortuna, cada día son más las empresas que ofertan productos verdes -como a mí me gusta llamarles, para hacer referencia a que tienen un alma blanca, pues su proceso de manufactura y creación no le hizo daño al mar, al aire, a ningún río, ni a nadie-. Hoy, con la pandemia, ya entendimos que sí es posible dejar de lado nuestros intereses particulares del ego, para enfocarnos en el bienestar colectivo. ¡Nos necesitamos todos para lograr los cambios!

Por otro lado, la educación virtual -también llamada “educación en línea”- registró un brutal incremento en la oferta por parte de las instituciones educativas sin precedentes en los últimos dos meses. Esto, en definitiva, no ha sido un banderazo de inicio, pues esta modalidad educativa ha prevalecido desde finales del siglo pasado, pero sí será una carrera escalada a masificar su virtualidad sin retorno alguno.

En términos prácticos, como lo dijo alguien por ahí… “Nos estamos volviendo más tecnológicos”. Y, es que, no aceptar al cambio, es conducirnos a nuestra propia exclusión, a nuestra propia muerte.

En cuanto a la oferta de productos y servicios en línea, debo admitir que nunca había estado formado en una “fila virtual”. Es decir, en la frutería donde compro tienen servicio a domicilio, y al hacer mi pedido me apareció en mi pantalla la siguiente leyenda:

“Estas esperando para entrar a la Frutería -tal-. Hemos habilitado una lista de espera para que te sea más fácil hacer tu pedido dentro de la tienda. Lamentamos las molestias.“ Seguido de esto, un botón rojo que decía: “Consulta la disponibilidad de entrega”, y otro botón que decía: “Usuarios en línea antes de ti: 126”. ¡Sí! Me dijo su sistema que 126 personas llegaron a comprar en línea antes de mí.

Y en un último recuadro en la misma página, me apareció otro recuadro en rojo que decía: “Entrarás a la página web dentro de 26 minutos”. Es razonable que, muchos empresarios comprendan la fuerza de este esquema virtual y decidan invertir fuertes cantidades de dinero para aumentar y fortalecer su capacidad de oferta y concurrencia de estos servicios.

Millones de personas que no sabían usar un cajero automático y han tenido que aprender a hacerlo, a hacer vídeo llamadas y a comprar -en línea- de forma acelerada. De igual forma, organizaciones gigantescas con miles de empleados que no estaban preparadas para el teletrabajo se han visto forzadas a integrarlo a la carrera. Estas habilidades -en un sentido totalmente literal- se han convertido en asunto de vida o muerte, para las empresas y para las personas.

Muchos cambios que yo suponía que sucederían mucho tiempo después, se están dando hoy a ritmos vertiginosos, a pasos agigantados. Y no estoy hablando de ficción cuando comento sobre las tendencias tecnológicas, ese barco partió hace rato en esa dirección. Verdaderamente, como observador y analista de mi entorno macroeconómico y social, no creí que me fuera a tocar vivir estos cambios tan radicales, consideraba que estos se darían 100 años más adelante, no ahora. Ya, también, en breve tendremos turismo espacial. Es la primera vez que el gobierno y la empresa privada en Estados Unidos se unen para colaborar juntos en esta nueva iniciativa. Tal y como lo estás leyendo, lanzarán naves tripuladas para realizar turismo en el espacio. Esto es, en definitiva, un hito en la historia de humanidad.

Miles de empleos se perderán, pero se crearán millones de nuevos oficios y carreras también.

Comprendimos también que una empresa de seguros, o un banco, pueden estar en una App y no necesitar de un edificio de 30 pisos. Estos edificios enormes con oficinas y corporativos comenzarán a vaciarse para pasar a ser ocupados como departamentos habitación.

En cuanto a las empresas que ofrecen productos con entrega a domicilio es mejor, más cómodo y, por mucho, es más barato, tener un almacén para el resguardo de mercancías a tener un supermercado con pasillos, cajeras, lote para estacionamiento vehicular y los altos costos de operación y mantenimiento que esto implica y que golpea directamente a los márgenes de ganancias del empresario. (Por ahora, en esos almacenes hay personas atendiendo y haciendo tu compra para preparar el envío a tu domicilio, pero en menos de 15 años serán solo robots en el almacén y furgonetas autónomas las que lleven tu despensa a casa)

Nos encontramos en una reformulación de las formas de trabajar, en un nuevo sistema laboral basado en aptitudes y habilidades, de especialización de funciones que exigen un alto nivel de inteligencia emocional, con gran espacio para desarrollar y ofertar las destrezas técnicas de ejecución que uno posea.

No les recomiendo caer en el cuento que veo por allí de aprender una "nueva profesión", sino más bien, entender que sus pasiones y negocios actuales deben superponerse con la realidad de los nuevos hábitos de consumo. Sacudir fuertemente nuestro sistema de ideas y de creencias para sobrevivir a lo que prevalece allá afuera y cambiar los paradigmas con los que hemos vivido, será hoy ya nuestro deber. ¡Llegamos al futuro, y me encanta estar aquí!