/ jueves 14 de octubre de 2021

Amenazas a la democracia: El enemigo está dentro

Los autócratas han aumentado en el mundo desde que pueden ser electos… los populismos y las autocracias sustituirán las decadentes democracias si las elites no mejoran su oferta. Es más fácil vender ilusiones que una mala política”, concluye el Latinobarómetro 2021, de Corporación Latinobarómetro, una ONG con sede en Chile que investiga el desarrollo de la democracia, la economía y la sociedad en su conjunto, usando indicadores de opinión pública que miden actitudes, valores y comportamientos. Pienso que hay que ajustar un poco el diagnóstico con el que concluye esta investigación, ya que los populismos, las autocracias y las dictaduras (tanto las viejas como la de Cuba como las recientes en Venezuela y Nicaragua) no han esperado un tiempo futuro para sustituir algunas de las democracias en la región, incluso en Norteamérica con Trump en su momento, derivando después en nuestro país a partir de 2018, en una especie de simbiosis, aprovechando para su instalación (llegar al poder) la aparente convivencia con el conjunto de las reglas de la democracia, pero en realidad siendo una especie distinta a ella (un simbionte autocrático), con el fin de obtener algún beneficio de esta unión. Como lo vemos en México, el nacional populismo vende ilusiones, apelando a los sentimientos, a la propaganda y a las mentiras, con la misma facilidad que sus malas políticas.

La democracia está en riesgo y es importante su preservación, entre otras razones, porque permite que los ciudadanos –y no solamente un solo individuo o grupo-, a través de las instituciones, influyamos efectivamente en el desarrollo de las políticas que no dudan de la necesidad del desarrollo a través de la educación y el aumento de la productividad, del empleo bien pagado y la innovación, de la igualdad de derechos y oportunidades, del efectivo mejoramiento de los niveles y condiciones de vida a través del poder transformador de esas instituciones democráticas. Sin embargo, esta relación simbiótica (la autocracia populista) necesita aprovecharse de un huésped que sea de una especie distinta para prosperar. Por eso el populismo busca cooptar –y lo logra- a muchos ciudadanos.

El estudio del Latinobarómetro 2021, encuentra que los demócratas que apoyan la democracia tienen un perfil característico: a medida que aumenta la edad, aumentan los que apoyan a la democracia: entre los que tienen más de 60 años es 65% mientras que entre los que tienen menos de 25 años es 50%. Una diferencia de 15 puntos porcentuales. La indiferencia al tipo de gobierno, por el contrario, aumenta a medida que disminuye la edad: entre los que tienen menos de 25 años es 31%, mientras que entre los mayores de 60 años es 23%. Lo mismo sucede con los que prefieren un gobierno autoritario, aumentan a medida que disminuye la edad. Entre los más jóvenes menores de 25 años es 18% mientras que entre los mayores de 60 años es 12%. América Latina muestra escepticismo respecto del poder judicial y en México es del 24%, prácticamente lo mismo que la confianza en el Congreso (22%) y mucho menos en los partidos políticos (13%).

En apoyo a la democracia, México promedió un 63%, y cae 20 puntos porcentuales al día de hoy, alcanzando un 43% de apoyo, 6 puntos por debajo del promedio de América Latina (49%) y muy lejos de Uruguay, el país que registra el mayor apoyo ciudadano al sistema democrático (74%). Se pregunta: “en algunas circunstancias un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático”, México ocupa el segundo lugar con respuesta afirmativa sólo por debajo de Paraguay con 24%. México junto con Colombia figure como uno de los países con mayor porcentaje de ciudadanos “no demócratas”: 57 por ciento, y en México, Colombia, Ecuador y Venezuela, solo el 2% de la gente citó la educación como un problema nacional importante. También, en nuestro país, el 49% de la población afirma que ha aumentado mucho o algo la corrupción.

Otra encuesta del Latinobarómetro publicado por The Economist, pregunta si la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, 58% de los mexicanos en 2018 respondieron afirmativamente, mientras que en 2020 el desencanto bajó a 41%. Otra pregunta fue que si en ciertas circunstancias sería preferible tener un gobierno autoritario que una democracia, los mexicanos respondieron afirmativamente en 2018 con un 11%, y en 2020 se elevó ese porcentaje y estuvieron de acuerdo en un 25%. El populismo busca destruir cualquier reticencia o escrúpulo del ciudadano a que el caudillo y su grupo tome las decisiones por él, busca normalizar la antidemocracia, de ahí la palabra latina SCRUPUS, que designaba una piedra puntiaguda. El diminutivo es SCRÚPULUS, "piedrecita", misma que en tiempos de la Roma Antigua había que remover del calzado porque era molesta y de la que se libraban los patricios, la clase ecuestre y los mercaderes pudientes que accedían a un mejor calzado al que no se le colaban esos scrúpulus. Este resultado es perturbadoramente congruente con la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020 del INE y del INEGI: 77.5% de la población de 15 años o más está de acuerdo con un gobierno encabezado por líder político fuerte y 40.1% con un gobierno encabezado por militares. Según el Índice Global de Delincuencia Organizada 2021, elaborado por la organización Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, México es el cuarto lugar mundial en delincuencia organizada.

Con las políticas regresivas y autoritarias de López Obrador, nos encaminamos, según la mayoría de los analistas económicos, en la ruta de un escenario económico de “estanflación”, que implica un periodo de bajo crecimiento y alta inflación. De febrero del 2020 al 27 de septiembre 2021, han salido del país 542,105 millones de pesos, que representan el 24.48% de los capitales que extranjeros tenían invertidos en México (en valores gubernamentales). La erosión que el populismo hace a la confianza y a las instituciones democráticas es real y tiene un alto costo.

Los autócratas han aumentado en el mundo desde que pueden ser electos… los populismos y las autocracias sustituirán las decadentes democracias si las elites no mejoran su oferta. Es más fácil vender ilusiones que una mala política”, concluye el Latinobarómetro 2021, de Corporación Latinobarómetro, una ONG con sede en Chile que investiga el desarrollo de la democracia, la economía y la sociedad en su conjunto, usando indicadores de opinión pública que miden actitudes, valores y comportamientos. Pienso que hay que ajustar un poco el diagnóstico con el que concluye esta investigación, ya que los populismos, las autocracias y las dictaduras (tanto las viejas como la de Cuba como las recientes en Venezuela y Nicaragua) no han esperado un tiempo futuro para sustituir algunas de las democracias en la región, incluso en Norteamérica con Trump en su momento, derivando después en nuestro país a partir de 2018, en una especie de simbiosis, aprovechando para su instalación (llegar al poder) la aparente convivencia con el conjunto de las reglas de la democracia, pero en realidad siendo una especie distinta a ella (un simbionte autocrático), con el fin de obtener algún beneficio de esta unión. Como lo vemos en México, el nacional populismo vende ilusiones, apelando a los sentimientos, a la propaganda y a las mentiras, con la misma facilidad que sus malas políticas.

La democracia está en riesgo y es importante su preservación, entre otras razones, porque permite que los ciudadanos –y no solamente un solo individuo o grupo-, a través de las instituciones, influyamos efectivamente en el desarrollo de las políticas que no dudan de la necesidad del desarrollo a través de la educación y el aumento de la productividad, del empleo bien pagado y la innovación, de la igualdad de derechos y oportunidades, del efectivo mejoramiento de los niveles y condiciones de vida a través del poder transformador de esas instituciones democráticas. Sin embargo, esta relación simbiótica (la autocracia populista) necesita aprovecharse de un huésped que sea de una especie distinta para prosperar. Por eso el populismo busca cooptar –y lo logra- a muchos ciudadanos.

El estudio del Latinobarómetro 2021, encuentra que los demócratas que apoyan la democracia tienen un perfil característico: a medida que aumenta la edad, aumentan los que apoyan a la democracia: entre los que tienen más de 60 años es 65% mientras que entre los que tienen menos de 25 años es 50%. Una diferencia de 15 puntos porcentuales. La indiferencia al tipo de gobierno, por el contrario, aumenta a medida que disminuye la edad: entre los que tienen menos de 25 años es 31%, mientras que entre los mayores de 60 años es 23%. Lo mismo sucede con los que prefieren un gobierno autoritario, aumentan a medida que disminuye la edad. Entre los más jóvenes menores de 25 años es 18% mientras que entre los mayores de 60 años es 12%. América Latina muestra escepticismo respecto del poder judicial y en México es del 24%, prácticamente lo mismo que la confianza en el Congreso (22%) y mucho menos en los partidos políticos (13%).

En apoyo a la democracia, México promedió un 63%, y cae 20 puntos porcentuales al día de hoy, alcanzando un 43% de apoyo, 6 puntos por debajo del promedio de América Latina (49%) y muy lejos de Uruguay, el país que registra el mayor apoyo ciudadano al sistema democrático (74%). Se pregunta: “en algunas circunstancias un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático”, México ocupa el segundo lugar con respuesta afirmativa sólo por debajo de Paraguay con 24%. México junto con Colombia figure como uno de los países con mayor porcentaje de ciudadanos “no demócratas”: 57 por ciento, y en México, Colombia, Ecuador y Venezuela, solo el 2% de la gente citó la educación como un problema nacional importante. También, en nuestro país, el 49% de la población afirma que ha aumentado mucho o algo la corrupción.

Otra encuesta del Latinobarómetro publicado por The Economist, pregunta si la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, 58% de los mexicanos en 2018 respondieron afirmativamente, mientras que en 2020 el desencanto bajó a 41%. Otra pregunta fue que si en ciertas circunstancias sería preferible tener un gobierno autoritario que una democracia, los mexicanos respondieron afirmativamente en 2018 con un 11%, y en 2020 se elevó ese porcentaje y estuvieron de acuerdo en un 25%. El populismo busca destruir cualquier reticencia o escrúpulo del ciudadano a que el caudillo y su grupo tome las decisiones por él, busca normalizar la antidemocracia, de ahí la palabra latina SCRUPUS, que designaba una piedra puntiaguda. El diminutivo es SCRÚPULUS, "piedrecita", misma que en tiempos de la Roma Antigua había que remover del calzado porque era molesta y de la que se libraban los patricios, la clase ecuestre y los mercaderes pudientes que accedían a un mejor calzado al que no se le colaban esos scrúpulus. Este resultado es perturbadoramente congruente con la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020 del INE y del INEGI: 77.5% de la población de 15 años o más está de acuerdo con un gobierno encabezado por líder político fuerte y 40.1% con un gobierno encabezado por militares. Según el Índice Global de Delincuencia Organizada 2021, elaborado por la organización Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, México es el cuarto lugar mundial en delincuencia organizada.

Con las políticas regresivas y autoritarias de López Obrador, nos encaminamos, según la mayoría de los analistas económicos, en la ruta de un escenario económico de “estanflación”, que implica un periodo de bajo crecimiento y alta inflación. De febrero del 2020 al 27 de septiembre 2021, han salido del país 542,105 millones de pesos, que representan el 24.48% de los capitales que extranjeros tenían invertidos en México (en valores gubernamentales). La erosión que el populismo hace a la confianza y a las instituciones democráticas es real y tiene un alto costo.