Culiacán, Sin.- "Estábamos frente a esas camionetas oscuras y llenas de sujetos armados, eran fusiles largos y nosotros repelimos la agresión. Pasaron 5 minutos, tal vez menos y mi mayor prioridad era evitar el daño de los pobladores que estaban a una decena de metros del camino...", cuenta Montaño, capitán militar, asignado a la Tercera Región Militar.
Con base en mucho esfuerzo, Montaño se ha ido abriendo paso en la carrera militar dentro de la Secretaría de la Defensa Nacional, dependencia que abre sus puertas a El Sol de Sinaloa para conocer un poco más acerca de esos hombres y mujeres que han optado por defender y apoyar al país desde la trinchera del Ejército.
ORIGEN
Aquel era un niño delgado que veía emocionado las noticias dónde los soldados aparecían a cuadro, las películas bélicas con sus héroes salvando el día y portando un uniforme pulcro y brillante; toda esa disciplina y marcialidad lo llenaban de sueños y motivación.
El niño de apellido Montaño, creció y a sus 18 años causó alta en el ejército mexicano, con gran ventaja sobre sus compañeros en cuanto a su destreza física y marcial; sobresalió rápidamente del resto. Inicialmente entró a una unidad de paracaidistas y antes de los 19 años ya tenía varios saltos libres de aviones en movimiento. Montaño, al darse cuenta de que su potencial era grande y sus cualidades le permitían seguir adelante; entró al Heroico Colegio Militar con 20 años.
A los 23 años se convirtió en Subteniente de Infantería y sus estudios aún no terminaban. Era tan pulcro en su accionar que durante toda su carrera en el Heroico Colegio Militar jamás recibió alguna sanción de ningún tipo; un soldado modelo.
Después de egresar del colegio con el título de licenciado, pasó a ser con 26 años instructor de alumnos de dicho recinto. Entonces él formaría las nuevas generaciones de soldados, con sus bases de disciplina y rectitud.
Actualmente porta el rango de Capitán Segundo, y con 31 años busca seguir escalando jerarquías para cumplir su sueño de convertirse en General, por esto, próximamente se enrolará en la Escuela Superior de Guerra, para cumplir con los requisitos de conocimientos y grados que requiere dicho rango.
EN BATALLA
El Capitán Montaño cuenta con una amplia trayectoria de despliegues, ha estado en toda la república mexicana y aunque con reservas, naturales, por lo delicado de los casos, se le vienen a la mente algunas anécdotas donde ejerció de manera pulcra los valores y principios de las fuerzas armadas.
Su mirada se va hacia un año indefinido y su mente comienza a reconstruir los hechos que sucedieron en algún rincón de México a ciertas horas del día jueves, aunque bien pudo haber sido martes.
El Capitán Montaño preparaba su segundo patrullaje de la semana; tres unidades con cerca de 20 efectivos listos y revisados para su salida. Él iba en el primer Humvee y sus dos Sargentos repartidos en las otras dos unidades, cada uno recibió instrucciones precisas del actuar durante el patrullaje; una maquinaria humana perfectamente engrasada y lista para cualquier contingencia.
Cuando el convoy arribó a una curva cerrada, avistaron 3 camionetas oscuras paradas junto al camino, en cuestión de segundos los sujetos de las camionetas abrieron fuego contra el convoy del Capitán Montaño; fusiles AK-47 y AR-15 retumbaron en aquel poblado alejado de la ciudad. En una maniobra orquestada por el Capitán, el convoy militar repelió el ataque directo, por esto, las camionetas trataron de huir y como el manual del uso de la fuerza dice, no iniciaron persecución, esto para evitar daños colaterales a causa de disparos o choques.
La tercer camioneta oscura disminuyó la velocidad y se rezagó de las otras 2 que huyeron a gran velocidad, dos sujetos bajan y uno de ellos saca de su cintura una pistola 9mm para seguir atacando al convoy militar, esto como sacrificio y evitar que capturen las camionetas que acaban de huir.
Uno de los elementos del Humvee del Capitán Montaño abrió fuego contra el agresor y lo inmovilizó con un certero balazo en el brazo. El segundo hombre al ver a su compañero herido y desarmado se tiró al suelo en clara rendición por lo que la compañía militar procedió a asegurar el área. Rápidamente brindaron atención médica al civil herido y después fue puesto a disposición del Ministerio Público.
Toda esta serie de hechos que relató el Capitán sucedieron en un lapso de 5 minutos, toda una vida de preparación y adiestramiento fueron efectivos de manera natural y automática en 300 segundos. Durante toda la operación, el militar mantuvo su mente clara y ocupada en generar el menor daño a los agresores, y mucho menos a la población civil que a escasos metros presenció todo el hecho.
Cómo esta, hay cientos o miles de historias que reposan en la memoria del Capitán, tal vez muchas de ellas se queden encerradas en sus reportes oficiales o solo las terminen de conocer sus superiores, pero todas la noches que El Capitán Montaño se va a dormir, aquel niño delgado de Pachuca renace y admira orgulloso el futuro que se forjó a base de esfuerzo y un amor incondicional a la patria.
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