En 2019, durante el primer año del presidente Andrés Manuel López Obrador, en Sinaloa la Secretaría de Seguridad Pública del Estado reportaba a la Defensa Nacional el hallazgo de los tres primeros laboratorios de producción de fentanilo, el opioide sintético que comenzaba a provocar estragos en las ciudades de Estados Unidos.
A diferencia de hoy en día, que desde el gobierno federal y estatal se pretende borrar la existencia de estos laboratorios, bajo el argumento presidencial de que en México “no se produce fentanilo”, en aquel año la SSP que estaba a cargo del teniente Coronel Cristóbal Castañeda Camarillo, armó un informe con fotografías de estos primeros inmuebles usados para la elaboración y confección de pastillas de esta potente droga.
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Con el título de “Primer laboratorio de fentanilo en Sinaloa”, la SSP bajo el gobierno estatal de Quirino Ordaz Coppel le reportó a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) las evidencias encontradas en las casas habilitadas como fábricas, la primera de ella en la colonia Lomas de San Isidro de Culiacán.
La historia
El 11 de abril de 2019, la SSP informó a los medios de este aseguramiento ocurrido en la esquina de las avenidas Parque Central y Bosque de Helechos; se trata de un inmueble de dos plantas en color verde limón, el cual al ser cateado no había personas, pero sí equipo para hacer tabletas con caracteres chinos e ingredientes químicos.
La versión que dio el ahora ex titular de la SSP, es que mientras policías estatales realizaban un recorrido por Lomas de San Isidro, ubicada al sur de Culiacán, vieron a dos motociclistas afuera del domicilio que dispararon para escapar. Al asomarse a la vivienda, notaron químicos en la cochera, por lo que solicitaron la intervención de la FGR.
Entre las imágenes reportadas por Castañeda a la SEDENA, se encuentra una máquina para fabricar tabletas, de origen chino; hallaron bolsas con pastillas azules ya elaboradas, otras bolsas con químicos en polvo con el nombre de la sustancia dispuestas en pequeñas mesas en un cuarto con las ventanas cerradas con periódicos.
En el reporte de la SSP al Alto Mando incluso se da la lista de los químicos utilizados por los delincuentes para la fabricación de las tabletas de fentanilo, como si se tratara de una receta de cocina, y además también el nombre del medicamento para contrarrestar los efectos de una sobredosis de este opiáceo.
En este informe, extraído de los documentos hackeados por el colectivo Guacamaya a la Defensa, la Secretaría de Seguridad hacía el balance que de enero a agosto de 2019, en Sinaloa se habían desmantelado 44 laboratorios de metanfetamina y solamente 3 de fentanilo, en un momento en que esta droga comenzaba a efervescer.
“Sinaloa, primer lugar en aseguramiento de laboratorios clandestinos”, lleva por título la gráfica elaborada.
Los otros dos
El segundo laboratorio del opiáceo fue encontrado en un domicilio en la colonia Privada del Évora, en Guamúchil, Salvador Alvarado.
En este fue detenida una persona que fue remitida a la FGR. En una de la imágenes se observa a un hombre de poco más de 30 años en short y playera tipo polo con las manos esposadas. También había una máquina para fabricar pastillas y los ingredientes del fentanilo.
En una libreta había instrucciones y números telefónicos para entrega de cargamentos de pastillas a personas en Culiacán.
En el tercer laboratorio se encontró dentro de un vehículo una credencial de una persona que se identificada como químico, además estaba una pistola escuadra y unas esposas. Este lugar fue encontrado en un domicilio de dos pisos del fraccionamiento Portalegre, en la zona nororiente de Culiacán.
La constante es que la delincuencia organizada ha usado domicilios de dos plantas para instalar estos laboratorios de corte doméstico, y los cuartos se ven con ventanas bloqueadas. La otra coincidencia es que las máquinas para hacer las tabletas tienen leyendas con caracteres chinos.
No hay laboratorios
Pero mientras así se informaba los hallazgos de laboratorio de fentanilo de manera oficial a la SEDENA en el inicio del sexenio, luego de que el gobierno de Estados Unidos presionó al mexicano para controlar el flujo del opiáceo, el presidente Andrés Manuel López Obrador comenzó a decir que en el país no se producía fentanilo.
“Aquí vuelvo a dejar de manifiesto -dijo tocando con un dedo el atril de la conferencia mañanera- en México no se produce fentanilo. No se produce la materia prima para el fentanilo”, comentó el 10 de abril de 2023.
A partir de esta narrativa, también el gobernador Rubén Rocha Moya se sumó y comenzó a declarar que en Sinaloa no había laboratorios de fentanilo, sino que sencillamente eran pequeños talleres de confección de pastillas.
“El fentanilo no se produce en Sinaloa, se supone que viene de otro país, existen o son talleres o lugares que no tienen ningún rango de laboratorio, pero hacen tabletas”, apuntó el 15 de abril, cinco días después de lo dicho por AMLO.
Así, esta versión pasó a quien era secretario de Seguridad Pública, quien respaldó esta narrativa de Estado. El 4 de mayo, luego del aseguramiento de tres laboratorios, Cristóbal Castañeda se unió al coro declarativo.
“Existe la posibilidad (que sea fentanilo) hay algunas pastillas, recordemos que aquí no hay laboratorios de fentanilo, lo que se ha localizado aquí son talleres de confección de pastillas”, dijo.
Ingredientes para una mezcla mortal
En su reporte a la SEDENA, la Secretaría de Seguridad a cargo en ese tiempo de Cristóbal Castañeda, no solo informaba al Alto Mando sobre los primeros laboratorios, también daba el medicamento para combatir una sobredosis, el equipo de protección necesario para los agentes que encontraran estos lugares y hasta los ingredientes químicos para la fabricación del opioide.
Así, lo que más recomendó fue el Narcan, que es un nombre comercial de la Nalaxona, usado en hospitales para combatir la ingesta de opiáceos, desde heroína, oxicodona y ahora el fentanilo.
Dentro de las sustancias que la SSP encontró con el que se confecciona la droga, están las que se encuentran de manera común, pero otras de un grado de complejidad química.
Por ejemplo, según el documento obtenido en el hackeo de la SEDENA, se usa sacarosa, dipirona (analgésico), fosfato dicálcico, metanol, óxido de silicio, esterato de litio, entre otros.
Además, de cada químico se hizo una pequeña descripción para qué sirve en el proceso de producción. La sacarosa se utiliza como un no reductor de otros materiales químicos.
El litio se usa como desmoldante o hidrofugante, la croscarmelosa de sodio como desintegrante de formulaciones farmacéuticas y como absorbente de agua.
Entre los últimos componentes del fentanilo, se usa el colorante azul número 1 con grado alimenticio, y para lo único que es útil es para darle el aspecto azulado a las tabletas que se venden.
De hecho, el crimen organizado siempre ensaya los colores, de ahí que se ha encontrado material de colores o arcoíris, y hasta en forma de corazones, como si fueran dulcecitos infantiles.
