/ lunes 8 de mayo de 2023

Si no hay atención, el fentanilo podría causar una crisis de adicción en Sinaloa

El consumo de este potente opiáceo sintético va a la alza en Sinaloa, mientras las autoridades desestiman la adicción a esta droga que trae en jaque a Estados Unidos

Pedro” es un hombre de casi 60 años, de piel agrietada y ojos aceitunados, que cuenta que durante años se dedicó a fabricar pastillas de fentanilo, y que ahí en los laboratorios, adquirió el hábito de consumirlo. Respirar los vapores químicos, tomar una que otra píldora para “probar” su efectividad lo llevó a una adicción de la que casi no se salva.

“Lo quemaba yo para estarlo probando, me hice adicto sin querer, relata sentado bajo el pórtico de un centro de rehabilitación al que acudió en busca de ayuda para llevar una terapia mejor y poder dejar "el vicio para siempre".

También puedes leer: Fentanilo arcoíris: nueva droga que pone en jaque a las autoridades

Esta es la segunda vez que recae. La primera, le dijo a su mujer que ya no aguantaba, que se sentía ansioso por la droga que él mismo cocinaba en pequeños laboratorios encerrados, sin protección adecuada ni medidas de seguridad.

“Pero esta última vez no me acuerdo de nada, dice mi hijo que agarré un cuerno y me quise matar”, recuerda.

En 2022, en Sinaloa el 14.7 de pacientes (más de 11 mil en un año) que acudieron a rehabilitación, según la Comisión Estatal de Prevención, Tratamiento y Control de las Adicciones. Foto: Kevin Chicuate | El Sol de Sinaloa

Psicotizado, tomó un “cuerno de chivo” y quiso dispararse, pero su hijo le había quitado el cargador. Cuando lograron controlarlo, al día siguiente que recobró la conciencia, decidió internarse en este centro de rehabilitación de forma voluntaria.

“Yo no me acuerdo sinceramente, me puse el cuerno, mi hijo me dice que me quería tirar de lo loco que andaba, que me quise salir bichi de la casa, yo de todo eso no me acuerdo”, comenta.

Al día siguiente, “Pedro” tocó a la puerta del lugar y se juró ya no volver ni a fabricar ni a consumir. “Ya nunca más lo volveré a probar”, dice.

Adicción a la alza

Para Guillermo Rodríguez Gaxiola, director de Grupo Renace, un conglomerado de cinco centros de rehabilitación en Culiacán, el consumo de fentanilo va a la alza en Sinaloa, pero debido a que las estadísticas oficiales registran pocos casos, lo cierto es que las personas que acuden a sus centros, han venido en incremento de manera ligera, pero que llama la atención.

Hasta este 2023, las autoridades sanitarias registran una incidencia de consumo, ya que por el momento ninguna Encuesta Nacional de Consumo de Drogas reporta la prevalencia de personas usuarias de este opiáceo sintético, aunque su incidencia ha venido creciendo poco a poco, con casos que se hacen visibles debido a presuntas intoxicaciones.

“Empezamos el año con cuatro pacientes, ahora ya son siete, pero hay muchos otros que no han ingresado por diversos motivos, como el de ser menores de edad, nosotros no atendemos a menores, para ellos hay otra forma de atención y se canalizan de manera diferente”, explica Rodríguez Gaxiola.

Es algo en lo que coincide Guillermo Rodríguez, pues en los 16 años que lleva al frente de Grupo Renace. Foto: Kevin Chicuate | El Sol de Sinaloa

Este especialista en tratamiento de adicciones, que fundó su primer centro en 2007 en la capital, recuerda que cuando comenzó la producción de cristal en Sinaloa, se decía que era para llevarse a la frontera, que aquí “nadie la consumía porque era una droga barata”, pero al cabo de los años, dice, es una de las más consumidas por los sinaloenses.

En 2022, en Sinaloa el 14.7 de pacientes (más de 11 mil en un año) que acudieron a rehabilitación, según la Comisión Estatal de Prevención, Tratamiento y Control de las Adicciones, fue por uso de cristal, pero cada año la cifra se viene incrementando. El año pasado CETCA no reportó usuarios adictos al opiáceo.

"Las drogas sintéticas han sido, desde el 2017, el mayor problema de salud pública que se enfrenta a nivel nacional, pero específicamente aquí en Sinaloa sí observamos, por ejemplo; en el 2017 fueron 4 mil 213 casos reportados, pero aquí esta estadística nada más nos está hablando del paciente que llega a un servicio de atención que es centros de rehabilitación o bien centros profesionales de atención a las adicciones y a la salud mental", declaró Martha Torres, directora de CEPTCA.

Es algo en lo que coincide Guillermo Rodríguez, pues en los 16 años que lleva al frente de Grupo Renace, ha visto cómo la metanfetamina devastó a personas y a sus familias, y el consumo de fentanilo ya empieza a dar señales de alarma.

“Te puedo hablar del cristal, antes llegaban los pacientes psicotizados, pero a la semana ya estaban más estables, pero ahora con el cristal, con los químicos que le echan -ya no es el mismo de hace 16 años- ahora llegan mal, y a veces tardan hasta tres o cuatro meses en estabilizarse”, comenta.

Si la metanfetamina que ahora se consume es potente y deja estragos en la salud, el fentanilo está dando muestras de ser feroz con quien lo consume. Guillermo dice que lo sabe, porque ahora tiene pacientes a quienes buscan arrancarle esta adicción.

“Me dejó dañado"

A Misael se le dificulta hilar las palabras, él mismo asegura que “quedó dañado de sus neuronas” luego de tres años de ingerir fentanilo, droga a la que llegó tras varios años de consumir cristal y cocaína. Hoy, de 25 años, después de estar al borde de la muerte, de haber perdido muchas amistades y trabajo, está por concluir el tratamiento y comenta que le da temor salir al mundo a enfrentar algo nuevo.

“Tengo 7 meses y ya me siento bien, no como el primer día que llegué, con mucho pánico y paranoia, pensando 53 kilos, delirando, diferente a como estoy orita”, cuenta.

Antes de entrar a Rehabilítiate, Misael intentó recuperarse en otros centros, pero no lo logró, porque pensaba en morirse en lugar de enfrentar la ansiedad, la temible “malilla”. Cuenta que para conseguir fentanilo, hacía dos horas, del lugar donde vivía hasta donde compraba, y que eso “lo ponía muy loco”.

Como otros pacientes, Misael dice que fue la curiosidad la que lo llevó a probar el fentanilo, una droga de la que le dijeron que se sentía mejor que otras. Por eso abandonó el consumo de cocaína y se clavó profundamente en la M-30, como le conocen a las pastillas del opiáceo.

Sobrevivir a la adicción

El caso de José Luis, de 23 años, no es diferente al de Misael. También comenzó a drogarse con mariguana, cocaína y meta, pero en una fiesta alguien le ofreció la M-30, y terminó enganchado en sus efectos narcóticos.

Pedro” es un hombre de casi 60 años, de piel agrietada y ojos aceitunados, que cuenta que durante años se dedicó a fabricar pastillas de fentanilo, y que ahí en los laboratorios, adquirió el hábito de consumirlo. Respirar los vapores químicos, tomar una que otra píldora para “probar” su efectividad lo llevó a una adicción de la que casi no se salva.

“Lo quemaba yo para estarlo probando, me hice adicto sin querer, relata sentado bajo el pórtico de un centro de rehabilitación al que acudió en busca de ayuda para llevar una terapia mejor y poder dejar "el vicio para siempre".

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Esta es la segunda vez que recae. La primera, le dijo a su mujer que ya no aguantaba, que se sentía ansioso por la droga que él mismo cocinaba en pequeños laboratorios encerrados, sin protección adecuada ni medidas de seguridad.

“Pero esta última vez no me acuerdo de nada, dice mi hijo que agarré un cuerno y me quise matar”, recuerda.

En 2022, en Sinaloa el 14.7 de pacientes (más de 11 mil en un año) que acudieron a rehabilitación, según la Comisión Estatal de Prevención, Tratamiento y Control de las Adicciones. Foto: Kevin Chicuate | El Sol de Sinaloa

Psicotizado, tomó un “cuerno de chivo” y quiso dispararse, pero su hijo le había quitado el cargador. Cuando lograron controlarlo, al día siguiente que recobró la conciencia, decidió internarse en este centro de rehabilitación de forma voluntaria.

“Yo no me acuerdo sinceramente, me puse el cuerno, mi hijo me dice que me quería tirar de lo loco que andaba, que me quise salir bichi de la casa, yo de todo eso no me acuerdo”, comenta.

Al día siguiente, “Pedro” tocó a la puerta del lugar y se juró ya no volver ni a fabricar ni a consumir. “Ya nunca más lo volveré a probar”, dice.

Adicción a la alza

Para Guillermo Rodríguez Gaxiola, director de Grupo Renace, un conglomerado de cinco centros de rehabilitación en Culiacán, el consumo de fentanilo va a la alza en Sinaloa, pero debido a que las estadísticas oficiales registran pocos casos, lo cierto es que las personas que acuden a sus centros, han venido en incremento de manera ligera, pero que llama la atención.

Hasta este 2023, las autoridades sanitarias registran una incidencia de consumo, ya que por el momento ninguna Encuesta Nacional de Consumo de Drogas reporta la prevalencia de personas usuarias de este opiáceo sintético, aunque su incidencia ha venido creciendo poco a poco, con casos que se hacen visibles debido a presuntas intoxicaciones.

“Empezamos el año con cuatro pacientes, ahora ya son siete, pero hay muchos otros que no han ingresado por diversos motivos, como el de ser menores de edad, nosotros no atendemos a menores, para ellos hay otra forma de atención y se canalizan de manera diferente”, explica Rodríguez Gaxiola.

Es algo en lo que coincide Guillermo Rodríguez, pues en los 16 años que lleva al frente de Grupo Renace. Foto: Kevin Chicuate | El Sol de Sinaloa

Este especialista en tratamiento de adicciones, que fundó su primer centro en 2007 en la capital, recuerda que cuando comenzó la producción de cristal en Sinaloa, se decía que era para llevarse a la frontera, que aquí “nadie la consumía porque era una droga barata”, pero al cabo de los años, dice, es una de las más consumidas por los sinaloenses.

En 2022, en Sinaloa el 14.7 de pacientes (más de 11 mil en un año) que acudieron a rehabilitación, según la Comisión Estatal de Prevención, Tratamiento y Control de las Adicciones, fue por uso de cristal, pero cada año la cifra se viene incrementando. El año pasado CETCA no reportó usuarios adictos al opiáceo.

"Las drogas sintéticas han sido, desde el 2017, el mayor problema de salud pública que se enfrenta a nivel nacional, pero específicamente aquí en Sinaloa sí observamos, por ejemplo; en el 2017 fueron 4 mil 213 casos reportados, pero aquí esta estadística nada más nos está hablando del paciente que llega a un servicio de atención que es centros de rehabilitación o bien centros profesionales de atención a las adicciones y a la salud mental", declaró Martha Torres, directora de CEPTCA.

Es algo en lo que coincide Guillermo Rodríguez, pues en los 16 años que lleva al frente de Grupo Renace, ha visto cómo la metanfetamina devastó a personas y a sus familias, y el consumo de fentanilo ya empieza a dar señales de alarma.

“Te puedo hablar del cristal, antes llegaban los pacientes psicotizados, pero a la semana ya estaban más estables, pero ahora con el cristal, con los químicos que le echan -ya no es el mismo de hace 16 años- ahora llegan mal, y a veces tardan hasta tres o cuatro meses en estabilizarse”, comenta.

Si la metanfetamina que ahora se consume es potente y deja estragos en la salud, el fentanilo está dando muestras de ser feroz con quien lo consume. Guillermo dice que lo sabe, porque ahora tiene pacientes a quienes buscan arrancarle esta adicción.

“Me dejó dañado"

A Misael se le dificulta hilar las palabras, él mismo asegura que “quedó dañado de sus neuronas” luego de tres años de ingerir fentanilo, droga a la que llegó tras varios años de consumir cristal y cocaína. Hoy, de 25 años, después de estar al borde de la muerte, de haber perdido muchas amistades y trabajo, está por concluir el tratamiento y comenta que le da temor salir al mundo a enfrentar algo nuevo.

“Tengo 7 meses y ya me siento bien, no como el primer día que llegué, con mucho pánico y paranoia, pensando 53 kilos, delirando, diferente a como estoy orita”, cuenta.

Antes de entrar a Rehabilítiate, Misael intentó recuperarse en otros centros, pero no lo logró, porque pensaba en morirse en lugar de enfrentar la ansiedad, la temible “malilla”. Cuenta que para conseguir fentanilo, hacía dos horas, del lugar donde vivía hasta donde compraba, y que eso “lo ponía muy loco”.

Como otros pacientes, Misael dice que fue la curiosidad la que lo llevó a probar el fentanilo, una droga de la que le dijeron que se sentía mejor que otras. Por eso abandonó el consumo de cocaína y se clavó profundamente en la M-30, como le conocen a las pastillas del opiáceo.

Sobrevivir a la adicción

El caso de José Luis, de 23 años, no es diferente al de Misael. También comenzó a drogarse con mariguana, cocaína y meta, pero en una fiesta alguien le ofreció la M-30, y terminó enganchado en sus efectos narcóticos.

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