Culiacán, Sin.- “¡Salimos con mucho miedo, pero la necesidad es la necesidad...!”, dice desalentado Francisco Salmerón Serafin.
Cargando un par de tablas para picar la verdura en las cocinas, recorre colonias, paradas de camión y las ventas no llegan.
Francisco es de Michoacán, pero ya tiene varios años viviendo en Culiacán, su oficio es la fabricación de camas de madera, su negocio lo tiene instalado en Juntas de Humaya, pero el Covid-19 hizo que cerrara, mantuvo la cuarentena, pero la falta de recursos para sostener a siete de familia lo hizo salir del encierro.
Como no podemos cargar las camas para salir a la calle a venderlas, tuve que idear que hacer para no morirnos de hambre durante el confinamiento”, señala Francisco quien es acompañado por sus hijas.
Cargando un costal, la familia sale con recelo de su hogar en busca de clientes.
Traemos de diez a 22 tablas, pero no salen, la gente no compra porque dicen que no son prioritarios, necesitamos vender unas 20 al día para poder sobrevivir.
Francisco Salmerón Serafin
Soportando temperaturas de hasta 45 grados, la familia Salmerón un día recorre colonias, otro se instalan en camellones de la ciudad, siempre con la misma esperanza “que hoy salga aunque sea para comer”.
“Le pedimos a la gente que nos apoye para que haya feria porque así no podemos salir adelante”, tercia una de sus acompañantes.
Dicen que las tablas las ofrecen a 55 pesos, pero mucha gente les regatea, y las dejan hasta 40 pesos, porque el hambre cala y el calor deshidrata.
Se les ve cansados, desanimados, agobiados, pero sin perder la esperanza, Francisco corre tras los carros: hay tablitas…hay tablitas para su cocina, ofrece.
Desde hace días esta familia como muchas otras, salió a la calle a invadir los espacios públicos vendiendo lo que no pudieron hacer en sus negocios o en sus casas.
“La gente regatea”, dice agitado y vuelve a gritar: Tablitas…tablitas…
Por fin logra vender una de sus mercancías, pero lamenta: el problema es que la gente no sale a la calle, como tampoco nos abre cuando las ofrecemos en sus domicilios.
También nosotros no salimos casi, porque le tenemos miedo a los polis, no nos dejan vender y la gente anda diciendo que los vendedores podemos contagiar.
Francisco Salmerón Serafin
Destaca que desde el momento de que se dijo que la gente debería de quedarse en su casa, su familia lo hizo, pero ya no pudo más y desde el momento que se levantó el confinamiento se atrevieron a salir a vender sus tablas.
Hay que adaptarse a lo que venga, como digo, no puedo cargar las camas para venderlas entonces hacemos tablitas para sacarlas a la calle y venderlas para poder resistir estos malos momentos.
Francisco Salmerón Serafin
Esta familia asegura que si cree en la pandemia, pero no se protege por inercia.
La neta si creemos porque la gente tiene mucho miedo, se está muriendo, pero más nos podemos morir si no trabajamos.
Francisco Salmerón Serafin
Vamos a seguir batallando por la vida. No nos podemos mover mucho, la calle sigue sola, la gente no quiere salir. No sale la gente, la gente no sale, le tocamos a la casa, les gritamos y no salen.
Francisco Salmerón Serafin
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