/ jueves 2 de julio de 2020

Casas de empeño, salvavidas fugaces en la pandemia

Cientos de ciudadanos no tienen otra opción que deshacerse de sus bienes para obtener dinero

Culiacán, Sin.- En las casas de empeño de Culiacán, se tejen miles de historias que reflejan un escenario incierto en el horizonte más cercano.

Dejar una prenda es reflejo de que nada anda bien en el entorno familiar, así estos establecimientos en medio de miles de contagios y muertos por el Covid-19 son como un salvavidas fugaz, porque la pandemia no da respiro.


Nomás que animales no reciben en las casas de empeño, si no, daba hasta la mascota de mi hija porque no hallo la puerta Indira Padilla.



Con una grabadora cubierta con una tolla, la señora madre de tres hijos y un esposo desempleado espera con ansias que abran la puerta de una casa de empeño ubicada por el Bulevar Universitarios.

Sonrojada la señora destaca que desde el fin de semana lo pensaba una y mil veces para acudir a la casa de empeño y no se animaba, pero la necesidad pudo más que su vergüenza y ahí estaba desprendiéndose de un artículo de su hogar.

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa


Nunca me imaginé que un día iba a acudir a esto. Mi mamá siempre decía que quien se desprende de sus cosas empeñándolas te cae la sal, pero mi familia, más salada ya no puede estar. Primero perdimos a mi suegro por Covid, luego mi esposo fue despedido por una compañía trasnacional, su puesto era de vendedor, viajaba mucho, pero por los contagios, prefirieron darlo de baja

Indira Padilla.



Dice que con más de diez años de servicio, su esposo fue indemnizado en marzo, pero con la enfermedad de su papá y dos meses sin empleo, ahora, no tienen ni para pagar la luz y el agua.



Nosotros nos considerábamos una familia con estabilidad económica aceptable, mi esposo no tiene vicios, su sueldo lo empleaba para el bienestar de su casa, ahorraba, logramos pagar la casa, pero se nos vino el mundo encima por culpa de este maldito virus

Indira Padilla.







UN EMPUJÓN

Bernardo también espera a que abran las puertas las casas de empeño, él lleva su bicicleta, una computadora y dos televisores a empeñarlos para poder comprar los medicamentos para su hijo que tiene cáncer.

“La verdad no sé cómo salir de esto, sin empleo y con un hijo enfermo…” dice con un nudo en la garganta.

Alondra está desempleada, no tiene recursos para sortear la pandemia, mientras la situación vuelve a la normalidad y volver a buscar empleo, por ello, acudió a empeñar sus joyas por las que obtiene más de 50 mil pesos como depósito.



Son herencia de mi madre, me han ayudado en otras ocasiones y prefiero dejarlas en depósito en lugar de pedir un préstamo bancario, en el que tendría que pagar intereses más altos. Ahora tengo miedo de perderlas al no poder pagar los intereses por falta de empleo, pero me arriesgue

Indira Padilla.




Cómo ellos cientos de culiacanenses acuden a las casas de empeño en busca de dinero. Es la solución que muchos han encontrado para superar sus problemas económicos.

Ante la pandemia la crisis se acentúa en miles de hogares sinaloenses, la entrada de recursos se paralizó por dos razones muy poderosas: el desempleo y el encierro.



Las visitas se han incrementado. Viene gente de todo tipo que sufre una pérdida brusca y total de ingresos durante el coronavirus Pedro Tirado, empleado de una casa de empeños



Señala que lo que más están dejando en depósito son joyas y relojes para obtener liquidez. Pero con la garantía de una tasación regulada sin condiciones abusivas.

Precisa que anteriormente el 70 por ciento de los empeños eran aparatos electrónicos, como celulares, tabletas, pantallas y videojuegos, herramientas, instrumentos musicales, artículos varios, automóviles, motocicletas y joyería.



Aquí primero se evalúa el objeto, se abona al propietario, y después se guarda hasta que el dueño decida si lo quiere recuperar o seguir pagando intereses. Detrás de cada empeño hay una historia derivaba de la crisis económica provocada por el coronavirus. Vienen con una necesidad grande y con una situación más bien incómoda, esta realidad es mucho más delicada que la cuesta de enero Pedro Tirado



Te puede interesar: No basta con señalar la inoperancia de las autoridades, se necesita acción: Sabuesos Guerreras

CUESTA DE COVID

El desempleo que está dejando la pandemia por el coronavirus ha obligado a los ciudadanos a empeñar sus pertenencias.

PÉRDIDAS

De acuerdo con el IMSS, a nivel nacional hasta finales de mayo pasado se habían perdido hasta un millón de empleos formales en el país.








Lee más aquí:






Culiacán, Sin.- En las casas de empeño de Culiacán, se tejen miles de historias que reflejan un escenario incierto en el horizonte más cercano.

Dejar una prenda es reflejo de que nada anda bien en el entorno familiar, así estos establecimientos en medio de miles de contagios y muertos por el Covid-19 son como un salvavidas fugaz, porque la pandemia no da respiro.


Nomás que animales no reciben en las casas de empeño, si no, daba hasta la mascota de mi hija porque no hallo la puerta Indira Padilla.



Con una grabadora cubierta con una tolla, la señora madre de tres hijos y un esposo desempleado espera con ansias que abran la puerta de una casa de empeño ubicada por el Bulevar Universitarios.

Sonrojada la señora destaca que desde el fin de semana lo pensaba una y mil veces para acudir a la casa de empeño y no se animaba, pero la necesidad pudo más que su vergüenza y ahí estaba desprendiéndose de un artículo de su hogar.

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa


Nunca me imaginé que un día iba a acudir a esto. Mi mamá siempre decía que quien se desprende de sus cosas empeñándolas te cae la sal, pero mi familia, más salada ya no puede estar. Primero perdimos a mi suegro por Covid, luego mi esposo fue despedido por una compañía trasnacional, su puesto era de vendedor, viajaba mucho, pero por los contagios, prefirieron darlo de baja

Indira Padilla.



Dice que con más de diez años de servicio, su esposo fue indemnizado en marzo, pero con la enfermedad de su papá y dos meses sin empleo, ahora, no tienen ni para pagar la luz y el agua.



Nosotros nos considerábamos una familia con estabilidad económica aceptable, mi esposo no tiene vicios, su sueldo lo empleaba para el bienestar de su casa, ahorraba, logramos pagar la casa, pero se nos vino el mundo encima por culpa de este maldito virus

Indira Padilla.







UN EMPUJÓN

Bernardo también espera a que abran las puertas las casas de empeño, él lleva su bicicleta, una computadora y dos televisores a empeñarlos para poder comprar los medicamentos para su hijo que tiene cáncer.

“La verdad no sé cómo salir de esto, sin empleo y con un hijo enfermo…” dice con un nudo en la garganta.

Alondra está desempleada, no tiene recursos para sortear la pandemia, mientras la situación vuelve a la normalidad y volver a buscar empleo, por ello, acudió a empeñar sus joyas por las que obtiene más de 50 mil pesos como depósito.



Son herencia de mi madre, me han ayudado en otras ocasiones y prefiero dejarlas en depósito en lugar de pedir un préstamo bancario, en el que tendría que pagar intereses más altos. Ahora tengo miedo de perderlas al no poder pagar los intereses por falta de empleo, pero me arriesgue

Indira Padilla.




Cómo ellos cientos de culiacanenses acuden a las casas de empeño en busca de dinero. Es la solución que muchos han encontrado para superar sus problemas económicos.

Ante la pandemia la crisis se acentúa en miles de hogares sinaloenses, la entrada de recursos se paralizó por dos razones muy poderosas: el desempleo y el encierro.



Las visitas se han incrementado. Viene gente de todo tipo que sufre una pérdida brusca y total de ingresos durante el coronavirus Pedro Tirado, empleado de una casa de empeños



Señala que lo que más están dejando en depósito son joyas y relojes para obtener liquidez. Pero con la garantía de una tasación regulada sin condiciones abusivas.

Precisa que anteriormente el 70 por ciento de los empeños eran aparatos electrónicos, como celulares, tabletas, pantallas y videojuegos, herramientas, instrumentos musicales, artículos varios, automóviles, motocicletas y joyería.



Aquí primero se evalúa el objeto, se abona al propietario, y después se guarda hasta que el dueño decida si lo quiere recuperar o seguir pagando intereses. Detrás de cada empeño hay una historia derivaba de la crisis económica provocada por el coronavirus. Vienen con una necesidad grande y con una situación más bien incómoda, esta realidad es mucho más delicada que la cuesta de enero Pedro Tirado



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