/ viernes 24 de noviembre de 2023

Tiempos Políticos | Cuén entra hasta el corazón del  Frente

Desde que salió de la reunión privada con los dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD, Héctor Melesio Cuén Ojeda transitó sonriente y subió a la planta alta de unos de los salones de céntrico hotel de Culiacán, y en jueves, selló su alianza hacia el proceso electoral del año entrante, que lo convirtió en la conferencia de prensa, en el personaje principal.

En uno de esos recintos que tienen nombres de piedras preciosas, el directivo del PAS y aspirante al Senado de la República, al filo del mediodía, atestiguó el respaldo que le otorgaron y de los primeros acuerdos que se lograron.

Le cedieron el derecho de abrir el encuentro con los medios de comunicación y lo apuntalaron para que al centro de la mampara se inscribiera la frase que fijó el rumbo del mensaje político inicial que rezó:

“Alto a la persecución política en Sinaloa”.

Y al instante la capitalizó, al asumir que en las pasadas elecciones locales, fue cómplice de que exista un Gobierno tirano en la entidad al que apoyaron para llegar, a través del voto.

Luego anunció su total suma al Frente Amplio por México que encabeza Xóchitl Gálvez, en lo que denominó en territorio de los Once Ríos, que entran a una etapa de lucha que apenas empieza.

En esa parte, recordó que a nivel país, son el instituto partidista local más grande. Con una afiliación de alrededor de 167 mil ciudadanos.

Prácticamente, el acontecimiento político se organizó para el fundador del Partido Sinaloense, a quien flanquearon Alejandro Moreno Cárdenas, Marko Cortés y Jesús Zambrano, a quien aseguraron blindar ante las agresiones que provienen desde los poderes morenistas en todos los estados y desde la Presidencia de la República que utilizan a las fiscalías como brazos electoreros e inquisidores.

Los presidentes de los partidos, Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática, comprometieron que el pasista no está solo, ni tampoco la Universidad Autónoma de Sinaloa.

La UAS, al igual que la Suprema Corte de Justicia, el Instituto Nacional Electoral y otras entidades autónomas, no se tocan, ni tampoco se permitirán que se demeriten. Esta fue la coincidencia entre todos.

E incluso, le prometieron que diputados locales, federales y senadores, así como todas las piezas claves de sus organismos políticos, desplegarán una defensa completa de las casa de estudios y de los opositores que son perseguidos. Ello ante las instancias internacionales que operan en el mundo.

El apoyo, fue definitivo en voz de los participantes.

Aunque en las negociaciones que todavía no culminan, al parecer se desconoce si Héctor Melesio Cuen Ojeda, será abanderado a un escaño a la Cámara Alta, o si Mario López Valdez, quien igualmente lo busca, será el “bendecido”.

Lo cierto, es que finalmente los pasistas superaron el tramo de la incertidumbre que les imponía la probabilidad de jugar solos en las elecciones del 2024, porque hoy son parte de lo que denominaron Fuerza Corazón por México.

Finalmente, aliados están en la disputa.

Jonás, entrega el Báculo de Mando de la Diócesis.

Tras solicitar su renuncia voluntaria, que detrás tuvo presiones sociales por algunos señalamientos en su contra, Jonás Guerrero Corona entregó ayer el báculo de mando como nuevo Obispo de la Diócesis de Culiacán al Monseñor Jesús José Herrera Quiñónez.

Al nuevo titular del Obispado, le dio posición Joseph Spiter, Nuncio Apostólico de México y con este acto eclesiástico cerró con más de once años en que su sucesor, estuvo al frente de la sede culiacanense.

Fue la Basílica d Nuestra Señora del Rosario, la que ayer se vistió de gala a la que asistieron obispos, presbíteros, diáconos, religiosos y laicos.

En la ceremonia, Jesús José Herrera Quiñónez, comprometió fidelidad a los mandamientos del catolicismo y a trabajar en base a la confianza y el amor que inspira Dios, para que los culiacanenses venzan cualquier dificultad.

En realidad, tiene una gran tarea, cuando la crisis por los diversos problemas comunitarios, está presente y creciente.

Aunque en calma, la ciudad no abandonó el alerta el jueves.

Un paisaje de convoyes militares y policiacos, siguieron en la mira de los pobladores en la capital de Sinaloa, posterior a la captura de uno de los personajes del crimen organizado a los que las autoridades de los Estados Unidos, pusieron precio a su cabeza.

Los ciudadanos de las colonias populares, en estado de alerta, frente al riesgo de que una reacción en contra se librara en las calles contra los elementos de la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano y de la Marina, predominó como efecto emocional que permanece de hechos pasados que aún no se olvidan.

Y el llamado del secretario estatal de Seguridad Pública, Gerardo Mérida Sánchez a la calma y a no subir a las redes sociales informaciones falsas, que alteraran la paz y la tranquilidad, estuvo a punto de diluirse cuando circularon los operativos y cateos de viviendas en algunos fraccionamientos privados, donde se implementaron anillos d seguridad institucional.

Posiblemente, consecuencias del desborde de la violencia que, por desgracia, puede considerarse como normal.

Desde que salió de la reunión privada con los dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD, Héctor Melesio Cuén Ojeda transitó sonriente y subió a la planta alta de unos de los salones de céntrico hotel de Culiacán, y en jueves, selló su alianza hacia el proceso electoral del año entrante, que lo convirtió en la conferencia de prensa, en el personaje principal.

En uno de esos recintos que tienen nombres de piedras preciosas, el directivo del PAS y aspirante al Senado de la República, al filo del mediodía, atestiguó el respaldo que le otorgaron y de los primeros acuerdos que se lograron.

Le cedieron el derecho de abrir el encuentro con los medios de comunicación y lo apuntalaron para que al centro de la mampara se inscribiera la frase que fijó el rumbo del mensaje político inicial que rezó:

“Alto a la persecución política en Sinaloa”.

Y al instante la capitalizó, al asumir que en las pasadas elecciones locales, fue cómplice de que exista un Gobierno tirano en la entidad al que apoyaron para llegar, a través del voto.

Luego anunció su total suma al Frente Amplio por México que encabeza Xóchitl Gálvez, en lo que denominó en territorio de los Once Ríos, que entran a una etapa de lucha que apenas empieza.

En esa parte, recordó que a nivel país, son el instituto partidista local más grande. Con una afiliación de alrededor de 167 mil ciudadanos.

Prácticamente, el acontecimiento político se organizó para el fundador del Partido Sinaloense, a quien flanquearon Alejandro Moreno Cárdenas, Marko Cortés y Jesús Zambrano, a quien aseguraron blindar ante las agresiones que provienen desde los poderes morenistas en todos los estados y desde la Presidencia de la República que utilizan a las fiscalías como brazos electoreros e inquisidores.

Los presidentes de los partidos, Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática, comprometieron que el pasista no está solo, ni tampoco la Universidad Autónoma de Sinaloa.

La UAS, al igual que la Suprema Corte de Justicia, el Instituto Nacional Electoral y otras entidades autónomas, no se tocan, ni tampoco se permitirán que se demeriten. Esta fue la coincidencia entre todos.

E incluso, le prometieron que diputados locales, federales y senadores, así como todas las piezas claves de sus organismos políticos, desplegarán una defensa completa de las casa de estudios y de los opositores que son perseguidos. Ello ante las instancias internacionales que operan en el mundo.

El apoyo, fue definitivo en voz de los participantes.

Aunque en las negociaciones que todavía no culminan, al parecer se desconoce si Héctor Melesio Cuen Ojeda, será abanderado a un escaño a la Cámara Alta, o si Mario López Valdez, quien igualmente lo busca, será el “bendecido”.

Lo cierto, es que finalmente los pasistas superaron el tramo de la incertidumbre que les imponía la probabilidad de jugar solos en las elecciones del 2024, porque hoy son parte de lo que denominaron Fuerza Corazón por México.

Finalmente, aliados están en la disputa.

Jonás, entrega el Báculo de Mando de la Diócesis.

Tras solicitar su renuncia voluntaria, que detrás tuvo presiones sociales por algunos señalamientos en su contra, Jonás Guerrero Corona entregó ayer el báculo de mando como nuevo Obispo de la Diócesis de Culiacán al Monseñor Jesús José Herrera Quiñónez.

Al nuevo titular del Obispado, le dio posición Joseph Spiter, Nuncio Apostólico de México y con este acto eclesiástico cerró con más de once años en que su sucesor, estuvo al frente de la sede culiacanense.

Fue la Basílica d Nuestra Señora del Rosario, la que ayer se vistió de gala a la que asistieron obispos, presbíteros, diáconos, religiosos y laicos.

En la ceremonia, Jesús José Herrera Quiñónez, comprometió fidelidad a los mandamientos del catolicismo y a trabajar en base a la confianza y el amor que inspira Dios, para que los culiacanenses venzan cualquier dificultad.

En realidad, tiene una gran tarea, cuando la crisis por los diversos problemas comunitarios, está presente y creciente.

Aunque en calma, la ciudad no abandonó el alerta el jueves.

Un paisaje de convoyes militares y policiacos, siguieron en la mira de los pobladores en la capital de Sinaloa, posterior a la captura de uno de los personajes del crimen organizado a los que las autoridades de los Estados Unidos, pusieron precio a su cabeza.

Los ciudadanos de las colonias populares, en estado de alerta, frente al riesgo de que una reacción en contra se librara en las calles contra los elementos de la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano y de la Marina, predominó como efecto emocional que permanece de hechos pasados que aún no se olvidan.

Y el llamado del secretario estatal de Seguridad Pública, Gerardo Mérida Sánchez a la calma y a no subir a las redes sociales informaciones falsas, que alteraran la paz y la tranquilidad, estuvo a punto de diluirse cuando circularon los operativos y cateos de viviendas en algunos fraccionamientos privados, donde se implementaron anillos d seguridad institucional.

Posiblemente, consecuencias del desborde de la violencia que, por desgracia, puede considerarse como normal.