/ miércoles 30 de marzo de 2022

¿Se puede prevenir el suicidio?

“Para cualquiera que esté sufriendo, no es un signo de debilidad pedir ayuda.

Es un signo de fuerza” Barack Obama.

En los últimos días el aumento de los casos de suicidio en nuestro estado ha puesto en alerta a las familias sinaloenses, y colocado a las autoridades en jaque, desnudando su invisibilización, desconocimiento y falta de atención a esta problemática, colocándose hoy en un tema impostergable de atender desde la política pública.

La pandemia por Covid- 19 nos ha llamado reiteradamente, desde varias aristas, a voltear a ver a la salud mental que, en palabras del doctor Omar Sánchez González, director del Hospital Psiquiátrico se ha vuelto caótica y advierte que la depresión está a punto de convertirse en la discapacidad número uno en Sinaloa.

La incertidumbre económica y el cambio en los modelos de vida, el uso de las drogas, la falta de comunicación con el entorno familiar, aunado a la falta de socialización de los signos iniciales, complican la detección para la atención temprana de quién sufre padecimientos que puedan llevar a las personas a ver al suicidio como solución a su padecimiento.

Las autoridades han llegado a cuestionar si es posible prevenir el suicidio, y la respuesta es afirmativa, los expertos nos indican que es la falta de infraestructura en la salud mental, su accesibilidad económica, e incluso la promoción para dejar de estigmatizar a quienes padecen los síntomas iniciales son puntos de inflexión que deben facilitarse, lo es también su socialización a través de campañas de difusión, el trabajo colaborativo con las familias y los sectores principalmente jóvenes y específicamente varones, lo que hará posible la disminución de este problema que nos roba la vida de cientos de personas.

Es importante que se entienda aquí la premisa más importante en política pública: lo que no se mide no puede mejorarse, en este caso, su aplicación será lo que no se monitorea y se mide a través de las estadísticas poca comprensión tendrá en la aplicación de acciones políticas, sociales y económicas para su atención y prevención.

Los datos con los que se cuentan ya nos permiten entender la magnitud: cada año, cerca de 800,000 personas fallecen por causa del suicidio, sin saber cuántas otras más lo intentan. Esta situación nos deja ver un entorno social que hay que atender, específicamente si volteamos a ver que, en México, ya que desde 2017 es la segunda causa de muerte en personas de entre 15 y 29 años. Habrá que tomarlo con la seriedad que merece: el suicidio ha convertido a convertirse en un problema de salud pública.

En Sinaloa, la Secretaría de Salud del Estado confirma que los más afectados se encuentran las personas del sexo masculino (83%); sin embargo, muchas veces se debe a que los métodos que se utilizan son mucho más efectivos que a los que recurre el sexo femenino. Lo que hay que destacar y colocar en banderas rojas es que la cifra de suicidios ha ido en aumento y reporta: 51 en 2018, 60 en 2019 y 36 tan solo en los primeros seis meses de 2020 puesto que las cifras aún no se encuentran nacionalmente actualizadas con las secretarías de salud estatales. En lo que va del año 2022 se han reportado recientemente cinco casos.

Lo que sabemos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía es que del total de fallecimientos del país 0.7 porciento de las muertes fueron por lesiones autoinfligidas, y que la Secretaría de Gobernación realizó un estudio de impacto de covid-19 en niños, niñas y adolescentes en 2021 reportando el aumento del 12 por ciento desde el inicio de la pandemia, y colocándose en un problema de salud mundial.

Observemos las conductas de nuestros seres queridos, y facilitemos información para que puedan obtener ayuda especializada: 800 015 16 17 o bien WhatsApp: 5573348556 estas son opciones que pueden cambiarles la vida.

Recuerda: Pedir ayuda es un signo de fuerza, y también de amor propio.

“Para cualquiera que esté sufriendo, no es un signo de debilidad pedir ayuda.

Es un signo de fuerza” Barack Obama.

En los últimos días el aumento de los casos de suicidio en nuestro estado ha puesto en alerta a las familias sinaloenses, y colocado a las autoridades en jaque, desnudando su invisibilización, desconocimiento y falta de atención a esta problemática, colocándose hoy en un tema impostergable de atender desde la política pública.

La pandemia por Covid- 19 nos ha llamado reiteradamente, desde varias aristas, a voltear a ver a la salud mental que, en palabras del doctor Omar Sánchez González, director del Hospital Psiquiátrico se ha vuelto caótica y advierte que la depresión está a punto de convertirse en la discapacidad número uno en Sinaloa.

La incertidumbre económica y el cambio en los modelos de vida, el uso de las drogas, la falta de comunicación con el entorno familiar, aunado a la falta de socialización de los signos iniciales, complican la detección para la atención temprana de quién sufre padecimientos que puedan llevar a las personas a ver al suicidio como solución a su padecimiento.

Las autoridades han llegado a cuestionar si es posible prevenir el suicidio, y la respuesta es afirmativa, los expertos nos indican que es la falta de infraestructura en la salud mental, su accesibilidad económica, e incluso la promoción para dejar de estigmatizar a quienes padecen los síntomas iniciales son puntos de inflexión que deben facilitarse, lo es también su socialización a través de campañas de difusión, el trabajo colaborativo con las familias y los sectores principalmente jóvenes y específicamente varones, lo que hará posible la disminución de este problema que nos roba la vida de cientos de personas.

Es importante que se entienda aquí la premisa más importante en política pública: lo que no se mide no puede mejorarse, en este caso, su aplicación será lo que no se monitorea y se mide a través de las estadísticas poca comprensión tendrá en la aplicación de acciones políticas, sociales y económicas para su atención y prevención.

Los datos con los que se cuentan ya nos permiten entender la magnitud: cada año, cerca de 800,000 personas fallecen por causa del suicidio, sin saber cuántas otras más lo intentan. Esta situación nos deja ver un entorno social que hay que atender, específicamente si volteamos a ver que, en México, ya que desde 2017 es la segunda causa de muerte en personas de entre 15 y 29 años. Habrá que tomarlo con la seriedad que merece: el suicidio ha convertido a convertirse en un problema de salud pública.

En Sinaloa, la Secretaría de Salud del Estado confirma que los más afectados se encuentran las personas del sexo masculino (83%); sin embargo, muchas veces se debe a que los métodos que se utilizan son mucho más efectivos que a los que recurre el sexo femenino. Lo que hay que destacar y colocar en banderas rojas es que la cifra de suicidios ha ido en aumento y reporta: 51 en 2018, 60 en 2019 y 36 tan solo en los primeros seis meses de 2020 puesto que las cifras aún no se encuentran nacionalmente actualizadas con las secretarías de salud estatales. En lo que va del año 2022 se han reportado recientemente cinco casos.

Lo que sabemos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía es que del total de fallecimientos del país 0.7 porciento de las muertes fueron por lesiones autoinfligidas, y que la Secretaría de Gobernación realizó un estudio de impacto de covid-19 en niños, niñas y adolescentes en 2021 reportando el aumento del 12 por ciento desde el inicio de la pandemia, y colocándose en un problema de salud mundial.

Observemos las conductas de nuestros seres queridos, y facilitemos información para que puedan obtener ayuda especializada: 800 015 16 17 o bien WhatsApp: 5573348556 estas son opciones que pueden cambiarles la vida.

Recuerda: Pedir ayuda es un signo de fuerza, y también de amor propio.