/ viernes 22 de marzo de 2024

La voz del cácaro / La Ciudad de la Discordia

Con un formato ágil, una cascada de propuestas repetitivas y una lluvia de pedradas entre Clara Brugada, candidata de Morena y Santiago Taboada, candidato del PRIANPRD, se llevó a cabo el primer debate entre los aspirantes a la Jefatura de Gobierno de CDMX. El más interesante, si es que hubo alguno, resultó ser Salomón Chertorivski, el candidato chiquillo de MC, quien, a falta de cuestionamientos por parte de sus adversarios, se lució. Hasta el lujo se dio de regañar a los peleoneros.

Por momentos Chertorivski parecía, más el moderador del debate, que uno de los tres candidatos a la Jefatura de Gobierno de CDMX. Ya en el colmo de la payasada, Chertorivski, que ya imaginaba cómo se iba a poner el sainete, sacó una mini bolsa de palomitas para atestiguar cómo Brugada y Taboada se deschongaban frente a las cámaras de televisión. La más ofuscada parecía ser Brugada, quien cada vez que replicaba algo contra su adversario, se quedaba temblando en silencio, tratando de suavizar la respiración. En cambio, para Taboada las acusaciones de corrupción que le lanzaba la “reina de las utopías”, no parecían hacerle mella. Quedó claro que Taboada tiene el cuero muy duro y ya está acostumbrado a recibir metralla. El traje de cínico lo trae bien puesto. “Esta ciudad no merece sombrerazos, merece propuestas”, clamaba Chertorivski aprovechándose de la situación para regañar a los rijosos y llevar agua a su molino.

La sombra de Sheinbaum

Brugada no dejó pasar la oportunidad de hacer la caravana con el sombrero ajeno. Al menos en tres ocasiones se refirió a Claudia Sheinbaum como alguien que tuvo un destacado papel como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Alabó su gestión y prometió que le daría continuidad. Ni rastros quedan de aquel desaire que la propia Sheinbaum le hizo a Brugada en el Zócalo capitalino, hace unas semanas, durante el arranque de la campaña presidencial, cuando Brugada pretendió abrazarla, y Sheinbaum se la quitó de encima. Pero como no hay resentimientos entre las comadres, Brugada no tuvo empacho en replicar durante el debate ese mismo tono cursilón y forzado que los publicistas de Sheinbaum la han obligado a mostrar en los anuncios de su propia campaña para la Presidencia.

Eso además de la retahíla de frases prefabricadas y slogans, salidos de una agencia publicitaria, que usó una y otra vez para rematar sus intervenciones. Ante eso, Taboada se lanzó con todas las propuestas que traía en el cuaderno. Que no era mucho, comparado con el arsenal de acusaciones que llevaba listo para recetárselo a Brugada. Que si las famosas “utopías” de Brugada son un fracaso; que si se les cayó el Metro; que si ya no hay agua en la ciudad. Pragmático, calculador, bueno para soltar el descontón. El mi rey de la colonia Narvarte. Mucho más sensato y progresista se mostró Chertorivski con su propuesta para abrir el tema de la muerte asistida para aquellos pacientes en estado terminal. Algo que hasta ahora sólo se ve en países como Holanda o Canadá; pero que marcaría un cambio tremendo para mucha gente. Igual que marcaría un cambio trascendental alguna propuesta para regular la caótica y sufrida convivencia entre los cientos de miles de automóviles, motos y bicicletas que recorren la ciudad todos los días. El año pasado, 40 por ciento de los fallecidos en accidentes viales en la Ciudad de México, conducían una motocicleta.

Primero los pobres. ¿Y la clase media?

Brugada nos dejó claro que si llega al poder, aplicará la misma fórmula que usó en la alcaldía Iztapalapa, una de las más pobres. Ella asegura que fue exitosa. Tal vez, lo cierto es que la Ciudad de México es mucho más que Iztapalapa. Llama la atención que la morenista sólo haya mencionado en un par de ocasiones durante el debate a la clase media chilanga. Esa clase media “aspiracionista” e ilustrada, de la que tanto se queja presidente, que no se conforma con un par de zapatos y que no compra a la 4T, o que de plano, alguna vez la compró, y hoy se dice decepcionada del resultado. Brugada se aferra a la promesa obradorista de “primero los pobres”. ¿Y los que no son tan pobres? ¿Esos qué lugar ocupan en su imaginario?

Santiago “Tajada”

Entre los devaneos de una mujer soñadora y los aspavientos de una doña de vivienda de interés social, Brugada se le fue a la yugular a Taboada con aquello del “cártel inmobiliario”. Se la estuvo guardando, hasta que jaló el gatillo. El lenguaje corporal del candidato del PRIANPRD lo decía todo; en cada acusación bajaba la mirada y nos hacía creer que escribía algo en su cuaderno, como diciendo, a mí ni me vean. Escuela del PAN. Pero los dimes y diretes fueron subiendo de intensidad, fue entonces que Brugada sacó el as que traía guardado bajo la manga. Lo soltó duro y directo. Llamó a Santiago Taboada: Santiago “Tajada”, por aquello de los moches, que se supone recibía el ex alcalde de parte de las constructoras que levantaron edificios de departamentos, a diestro siniestro, en la alcaldía Benito Juárez, cuando él gobernó. El que se lleva se aguanta.

Nomás hay de dos sopas

Guste o no, tras 25 años de gobiernos de izquierda, hoy la Ciudad de México es una ciudad permisiva y progresista en muchos sentidos. Un referente en el mapa mundial, donde hay de todo y para todos. Así las cosas, los resultados que entregaron de sus respectivas gestiones como alcaldes, tanto Brugada como Taboada, dejan ver con claridad qué es lo que les importa y qué se puede esperar de cada uno. Brugada, en el mejor de los casos, representa un guiño más hacia la social democracia, claro, bajo el estilo caótico y clientelista de Morena. Por su parte, Taboada es la pretensión, el sueño guajiro de tener una ciudad de primer mundo. Un sueño que, de hacerse realidad, daría como resultado una Ciudad de México con precios exorbitantes, de la que muchos chilangos tendrían que emigrar sin más remedio (gentrificación). En el caso de Chertorivski es lamentable que no cuente, ni remotamente, con la posibilidad de ganar la elección. Por lo menos ninguno de sus dos adversarios pudo acusarlo de corrupto. Y eso, en estos tiempos aciagos, dice mucho.

Con un formato ágil, una cascada de propuestas repetitivas y una lluvia de pedradas entre Clara Brugada, candidata de Morena y Santiago Taboada, candidato del PRIANPRD, se llevó a cabo el primer debate entre los aspirantes a la Jefatura de Gobierno de CDMX. El más interesante, si es que hubo alguno, resultó ser Salomón Chertorivski, el candidato chiquillo de MC, quien, a falta de cuestionamientos por parte de sus adversarios, se lució. Hasta el lujo se dio de regañar a los peleoneros.

Por momentos Chertorivski parecía, más el moderador del debate, que uno de los tres candidatos a la Jefatura de Gobierno de CDMX. Ya en el colmo de la payasada, Chertorivski, que ya imaginaba cómo se iba a poner el sainete, sacó una mini bolsa de palomitas para atestiguar cómo Brugada y Taboada se deschongaban frente a las cámaras de televisión. La más ofuscada parecía ser Brugada, quien cada vez que replicaba algo contra su adversario, se quedaba temblando en silencio, tratando de suavizar la respiración. En cambio, para Taboada las acusaciones de corrupción que le lanzaba la “reina de las utopías”, no parecían hacerle mella. Quedó claro que Taboada tiene el cuero muy duro y ya está acostumbrado a recibir metralla. El traje de cínico lo trae bien puesto. “Esta ciudad no merece sombrerazos, merece propuestas”, clamaba Chertorivski aprovechándose de la situación para regañar a los rijosos y llevar agua a su molino.

La sombra de Sheinbaum

Brugada no dejó pasar la oportunidad de hacer la caravana con el sombrero ajeno. Al menos en tres ocasiones se refirió a Claudia Sheinbaum como alguien que tuvo un destacado papel como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Alabó su gestión y prometió que le daría continuidad. Ni rastros quedan de aquel desaire que la propia Sheinbaum le hizo a Brugada en el Zócalo capitalino, hace unas semanas, durante el arranque de la campaña presidencial, cuando Brugada pretendió abrazarla, y Sheinbaum se la quitó de encima. Pero como no hay resentimientos entre las comadres, Brugada no tuvo empacho en replicar durante el debate ese mismo tono cursilón y forzado que los publicistas de Sheinbaum la han obligado a mostrar en los anuncios de su propia campaña para la Presidencia.

Eso además de la retahíla de frases prefabricadas y slogans, salidos de una agencia publicitaria, que usó una y otra vez para rematar sus intervenciones. Ante eso, Taboada se lanzó con todas las propuestas que traía en el cuaderno. Que no era mucho, comparado con el arsenal de acusaciones que llevaba listo para recetárselo a Brugada. Que si las famosas “utopías” de Brugada son un fracaso; que si se les cayó el Metro; que si ya no hay agua en la ciudad. Pragmático, calculador, bueno para soltar el descontón. El mi rey de la colonia Narvarte. Mucho más sensato y progresista se mostró Chertorivski con su propuesta para abrir el tema de la muerte asistida para aquellos pacientes en estado terminal. Algo que hasta ahora sólo se ve en países como Holanda o Canadá; pero que marcaría un cambio tremendo para mucha gente. Igual que marcaría un cambio trascendental alguna propuesta para regular la caótica y sufrida convivencia entre los cientos de miles de automóviles, motos y bicicletas que recorren la ciudad todos los días. El año pasado, 40 por ciento de los fallecidos en accidentes viales en la Ciudad de México, conducían una motocicleta.

Primero los pobres. ¿Y la clase media?

Brugada nos dejó claro que si llega al poder, aplicará la misma fórmula que usó en la alcaldía Iztapalapa, una de las más pobres. Ella asegura que fue exitosa. Tal vez, lo cierto es que la Ciudad de México es mucho más que Iztapalapa. Llama la atención que la morenista sólo haya mencionado en un par de ocasiones durante el debate a la clase media chilanga. Esa clase media “aspiracionista” e ilustrada, de la que tanto se queja presidente, que no se conforma con un par de zapatos y que no compra a la 4T, o que de plano, alguna vez la compró, y hoy se dice decepcionada del resultado. Brugada se aferra a la promesa obradorista de “primero los pobres”. ¿Y los que no son tan pobres? ¿Esos qué lugar ocupan en su imaginario?

Santiago “Tajada”

Entre los devaneos de una mujer soñadora y los aspavientos de una doña de vivienda de interés social, Brugada se le fue a la yugular a Taboada con aquello del “cártel inmobiliario”. Se la estuvo guardando, hasta que jaló el gatillo. El lenguaje corporal del candidato del PRIANPRD lo decía todo; en cada acusación bajaba la mirada y nos hacía creer que escribía algo en su cuaderno, como diciendo, a mí ni me vean. Escuela del PAN. Pero los dimes y diretes fueron subiendo de intensidad, fue entonces que Brugada sacó el as que traía guardado bajo la manga. Lo soltó duro y directo. Llamó a Santiago Taboada: Santiago “Tajada”, por aquello de los moches, que se supone recibía el ex alcalde de parte de las constructoras que levantaron edificios de departamentos, a diestro siniestro, en la alcaldía Benito Juárez, cuando él gobernó. El que se lleva se aguanta.

Nomás hay de dos sopas

Guste o no, tras 25 años de gobiernos de izquierda, hoy la Ciudad de México es una ciudad permisiva y progresista en muchos sentidos. Un referente en el mapa mundial, donde hay de todo y para todos. Así las cosas, los resultados que entregaron de sus respectivas gestiones como alcaldes, tanto Brugada como Taboada, dejan ver con claridad qué es lo que les importa y qué se puede esperar de cada uno. Brugada, en el mejor de los casos, representa un guiño más hacia la social democracia, claro, bajo el estilo caótico y clientelista de Morena. Por su parte, Taboada es la pretensión, el sueño guajiro de tener una ciudad de primer mundo. Un sueño que, de hacerse realidad, daría como resultado una Ciudad de México con precios exorbitantes, de la que muchos chilangos tendrían que emigrar sin más remedio (gentrificación). En el caso de Chertorivski es lamentable que no cuente, ni remotamente, con la posibilidad de ganar la elección. Por lo menos ninguno de sus dos adversarios pudo acusarlo de corrupto. Y eso, en estos tiempos aciagos, dice mucho.