/ viernes 1 de diciembre de 2023

La voz del cácaro | El sueño húmedo de Samuel

Dicharachero, demagogo, fanfarrón… Así es Samuel García, el candidato de Movimiento Ciudadano por la Presidencia de México. Se dice que Samuel no trae nada, que es sólo una especie de comodín de López Obrador por si las cosas no le salen con su candidata, Claudia Sheinbaum. Tal vez, pero resulta innegable que a la gente del norte le gusta el personaje de Samuel tanto como le gusta el personaje de Marianis, su esposa, influencer y exmodelo, la misma que hace unos días Vicente Fox llamó despectivamente “dama de compañía”. ¿Pero tiene la nueva pareja de aspiracionistas presidenciales alguna posibilidad real de competir?

Güeritos, jóvenes, ambiciosos. Samuel y Marianis (Mariana Rodríguez) son la nueva personificación de lo que aspiraría a convertirse el millennial promedio, sobre todo el que vive en el norte. Lo mismo regalan calcomanías en los cruceros de Monterrey, que aparecen en una entrevista de YouTube balconeando intimidades de uno y de otra, como si estuvieran en un programa de Paty Chapoy. Les vale madre, la cosa es hacerse de followers a como dé lugar. Después de todo son los followers quienes le conceden la fama a cualquier desconocido, o hacen pedazos a una celebridad.

Para muestra queda aquel video surgido en los tiempos de la pandemia, en el que Samuel (siendo senador) y su Marianis aparecen comiendo y hablando por video conferencia. En un momento dado, Samuel reprende a su esposa por mostrar frente a la cámara parte de la pierna. “Me casé contigo pa mí, no pa que andes enseñando”, le reprocha con gesto de muchachote mandón. Sin hacer aspavientos, ni ponerse al brinco, Marianis esconde la pierna y le responde con un desenfadado “Perdón”, como diciéndole ay, ya cálmate, gordo, no exageres. Aunque en las redes, a Samuel no lo bajaron de machista y misógino, en minutos el video se hizo viral. Y por supuesto, la popularidad de la pareja llegó al cielo. La gubernatura de Nuevo León vendría un poco después.

En efecto, Samuel actuó como habría actuado la mayoría de los hombres mexicanos, si vieran que su güera anda enseñando muslo y pierna en las redes. Asimismo, la respuesta casual de Marianis ante el reclamo de su viejo, es la misma que habrían dado una buena parte de las mujeres mexicanas. Ahí es donde radica el carisma de Samuel y Marianis, en su espontaneidad. Una espontaneidad que al mexicano de a pie le gusta. Mucho más que la solemnidad acartonada de Claudia Sheinbaum o el disfraz de indígena burguesa buena ondita de Xóchitl Galvez. Y es que en política el carisma lo es todo. Si no fuese por su carisma, personajes como Vicente Fox o el mismo López Obrador, jamás habrían llegado a gobernar México. Y no debería sorprender, porque cuando se trata de elegir a un gobernante, a los mexicanos suele importarnos poco su trayectoria o su proyecto político, lo que realmente nos importa es que nos caiga bien. Ya después nos arrepentimos y terminamos mentándole la madre, pero de entrada, lo compramos.

Dios los hizo…

Si de logros hablamos, Samuel no tiene mucho qué presumir. Ni siquiera terminó su mandato como gobernador de Nuevo León. Aunque juró que por nada del mundo dejaría botado el cargo, tan pronto como Movimiento Ciudadano le endulzó el oído con la posibilidad de ser presidente, mandó al diablo la gubernatura y se apuntó a la carrera presidencial con todo y su Marianis. Porque no se podría entender el éxito de Samuel sin la complicidad de su esposa, conocida en las redes como la “Chavacana Mayor” y, recordada por sus videos, en los que da consejos de cómo maquillarse. Aún hoy los followers siguen respondiendo. Tan es así, que el primer spot de la precampaña de Samuel alcanzó más de un millón de reproducciones en las redes.

Si bien el spot muestra a un tipo arrogante, hablándole directamente a la cámara de sus logros (inexistentes) como gobernador, su forma de comunicación resulta más atractiva que la de alguien como Xóchitl, quien en uno de sus spots, se vale del chantaje telenovelero para convencernos de que debemos votar por ella. “Esta es la historia de una niña que vendía gelatinas…”, nos dice una locutora con voz sobreactuada, como si narrara algún pasaje de un cuento de Cachirulo. De Sheinbaum no hay mucho qué decir, sólo que sus anuncios recuerdan a aquel PRI de Salinas de Gortari, el cual se empeñaba en mostrar al pueblo como protagonista del progreso. La única diferencia es que en aquellos tiempos nos vendían el programa Solidaridad, hoy nos venden la continuidad del obradorismo.

Samuel el comodín

A diferencia de Xóchitl, el presidente López Obrador pareciera mantener una relación cordial con Samuel García. Al menos no ha criticado el hecho de que éste se lance, con Marianis incluida, en pos de la Silla Presidencial. Tal vez no es casualidad tanta condescendencia. Muchos dicen que el propio Samuel es la tabla de salvación del presidente, por si Sheinbaum no logra conectar con el electorado en los meses previos a la elección. Como quien dice, si Claudia no jala, ahí está Samuelito para que le entre al quite, nomás lo cambiamos de partido, o hacemos que el partido se ajuste a él. Eso es lo de menos. En México todo se puede.

Otros aseguran que Samuel está en la contienda presidencial sólo para cubrirle las espaldas a Sheinbaum, eso en caso de que Xóchitl prenda entre la gente, como prendió antes de ser ungida como candidata de la oposición. Cosa que se ve muy lejana, mientras un Santiago Creel, ridículo y azotado, siga siendo su coordinador de campaña. Hoy Samuel y Marianis son vistos como el Ken y la Barbie mexicanos, dos whitexicans con pinta de gente bonita, que no tienen empacho en comerse unos tacos de tripa en cualquier esquina, o en bajarse de su camionetota para saludar al limpia parabrisas. Claro, es puro artificio político, pero el artificio vende. Así, con algo de suerte, la candidatura de Samuel podría acaparar una buena cantidad de votos provenientes principalmente del norte. Quizá no le alcancen para cumplir su sueño, pero Movimiento Ciudadano, su partido, podría perfilarse para ser el principal competidor de Morena. Por lo pronto Roberto Palazuelos, mirrey tropical, mejor conocido como el “Diamante Negro”, ya se apuntó como precandidato a senador por parte de Movimiento Ciudadano. Que Dios nos ampare.

Dicharachero, demagogo, fanfarrón… Así es Samuel García, el candidato de Movimiento Ciudadano por la Presidencia de México. Se dice que Samuel no trae nada, que es sólo una especie de comodín de López Obrador por si las cosas no le salen con su candidata, Claudia Sheinbaum. Tal vez, pero resulta innegable que a la gente del norte le gusta el personaje de Samuel tanto como le gusta el personaje de Marianis, su esposa, influencer y exmodelo, la misma que hace unos días Vicente Fox llamó despectivamente “dama de compañía”. ¿Pero tiene la nueva pareja de aspiracionistas presidenciales alguna posibilidad real de competir?

Güeritos, jóvenes, ambiciosos. Samuel y Marianis (Mariana Rodríguez) son la nueva personificación de lo que aspiraría a convertirse el millennial promedio, sobre todo el que vive en el norte. Lo mismo regalan calcomanías en los cruceros de Monterrey, que aparecen en una entrevista de YouTube balconeando intimidades de uno y de otra, como si estuvieran en un programa de Paty Chapoy. Les vale madre, la cosa es hacerse de followers a como dé lugar. Después de todo son los followers quienes le conceden la fama a cualquier desconocido, o hacen pedazos a una celebridad.

Para muestra queda aquel video surgido en los tiempos de la pandemia, en el que Samuel (siendo senador) y su Marianis aparecen comiendo y hablando por video conferencia. En un momento dado, Samuel reprende a su esposa por mostrar frente a la cámara parte de la pierna. “Me casé contigo pa mí, no pa que andes enseñando”, le reprocha con gesto de muchachote mandón. Sin hacer aspavientos, ni ponerse al brinco, Marianis esconde la pierna y le responde con un desenfadado “Perdón”, como diciéndole ay, ya cálmate, gordo, no exageres. Aunque en las redes, a Samuel no lo bajaron de machista y misógino, en minutos el video se hizo viral. Y por supuesto, la popularidad de la pareja llegó al cielo. La gubernatura de Nuevo León vendría un poco después.

En efecto, Samuel actuó como habría actuado la mayoría de los hombres mexicanos, si vieran que su güera anda enseñando muslo y pierna en las redes. Asimismo, la respuesta casual de Marianis ante el reclamo de su viejo, es la misma que habrían dado una buena parte de las mujeres mexicanas. Ahí es donde radica el carisma de Samuel y Marianis, en su espontaneidad. Una espontaneidad que al mexicano de a pie le gusta. Mucho más que la solemnidad acartonada de Claudia Sheinbaum o el disfraz de indígena burguesa buena ondita de Xóchitl Galvez. Y es que en política el carisma lo es todo. Si no fuese por su carisma, personajes como Vicente Fox o el mismo López Obrador, jamás habrían llegado a gobernar México. Y no debería sorprender, porque cuando se trata de elegir a un gobernante, a los mexicanos suele importarnos poco su trayectoria o su proyecto político, lo que realmente nos importa es que nos caiga bien. Ya después nos arrepentimos y terminamos mentándole la madre, pero de entrada, lo compramos.

Dios los hizo…

Si de logros hablamos, Samuel no tiene mucho qué presumir. Ni siquiera terminó su mandato como gobernador de Nuevo León. Aunque juró que por nada del mundo dejaría botado el cargo, tan pronto como Movimiento Ciudadano le endulzó el oído con la posibilidad de ser presidente, mandó al diablo la gubernatura y se apuntó a la carrera presidencial con todo y su Marianis. Porque no se podría entender el éxito de Samuel sin la complicidad de su esposa, conocida en las redes como la “Chavacana Mayor” y, recordada por sus videos, en los que da consejos de cómo maquillarse. Aún hoy los followers siguen respondiendo. Tan es así, que el primer spot de la precampaña de Samuel alcanzó más de un millón de reproducciones en las redes.

Si bien el spot muestra a un tipo arrogante, hablándole directamente a la cámara de sus logros (inexistentes) como gobernador, su forma de comunicación resulta más atractiva que la de alguien como Xóchitl, quien en uno de sus spots, se vale del chantaje telenovelero para convencernos de que debemos votar por ella. “Esta es la historia de una niña que vendía gelatinas…”, nos dice una locutora con voz sobreactuada, como si narrara algún pasaje de un cuento de Cachirulo. De Sheinbaum no hay mucho qué decir, sólo que sus anuncios recuerdan a aquel PRI de Salinas de Gortari, el cual se empeñaba en mostrar al pueblo como protagonista del progreso. La única diferencia es que en aquellos tiempos nos vendían el programa Solidaridad, hoy nos venden la continuidad del obradorismo.

Samuel el comodín

A diferencia de Xóchitl, el presidente López Obrador pareciera mantener una relación cordial con Samuel García. Al menos no ha criticado el hecho de que éste se lance, con Marianis incluida, en pos de la Silla Presidencial. Tal vez no es casualidad tanta condescendencia. Muchos dicen que el propio Samuel es la tabla de salvación del presidente, por si Sheinbaum no logra conectar con el electorado en los meses previos a la elección. Como quien dice, si Claudia no jala, ahí está Samuelito para que le entre al quite, nomás lo cambiamos de partido, o hacemos que el partido se ajuste a él. Eso es lo de menos. En México todo se puede.

Otros aseguran que Samuel está en la contienda presidencial sólo para cubrirle las espaldas a Sheinbaum, eso en caso de que Xóchitl prenda entre la gente, como prendió antes de ser ungida como candidata de la oposición. Cosa que se ve muy lejana, mientras un Santiago Creel, ridículo y azotado, siga siendo su coordinador de campaña. Hoy Samuel y Marianis son vistos como el Ken y la Barbie mexicanos, dos whitexicans con pinta de gente bonita, que no tienen empacho en comerse unos tacos de tripa en cualquier esquina, o en bajarse de su camionetota para saludar al limpia parabrisas. Claro, es puro artificio político, pero el artificio vende. Así, con algo de suerte, la candidatura de Samuel podría acaparar una buena cantidad de votos provenientes principalmente del norte. Quizá no le alcancen para cumplir su sueño, pero Movimiento Ciudadano, su partido, podría perfilarse para ser el principal competidor de Morena. Por lo pronto Roberto Palazuelos, mirrey tropical, mejor conocido como el “Diamante Negro”, ya se apuntó como precandidato a senador por parte de Movimiento Ciudadano. Que Dios nos ampare.