/ miércoles 23 de marzo de 2022

La utopía de la paridad

“Las mujeres vivimos nuestra condición de género de acuerdo con nuestro entorno social, la época, la sociedad en la que vivimos, pero también de acuerdo con el estamento de clase, etnia, edad, capacidades y discapacidades, y condiciones biográficas a las que pertenecemos”

Marcela Lagarde

El seis de junio de 2019 se publicó en el DOF la reforma constitucional de paridad de género a través de la cual se obliga a todos los entes públicos a cumplir con este principio, reconociendo la necesidad de revertir la subrepresentación de las mujeres en los tres órdenes de gobierno, los tres poderes que componen al Estado Mexicano y los organismos públicos descentralizados y autónomos.

La paridad nos hace repensar la forma en que la distribución equitativa logre un equilibrio en el poder político y se dé paso a la democracia sustantiva. Si en el país las mujeres representamos más de la mitad de la población, lo justo de todas las justicias es no escatimar nuestro derecho legítimo a la participación en igualdad de condiciones y por tanto a ocupar puestos de toma de decisión sin enfrentar violencias.


Por ello la incorporación de la paridad en la integración de las secretarías de Estado, los organismos autónomos y los ayuntamientos no debe depender más de la voluntad política de quienes se encuentran en el poder, sino del mandato constitucional expreso.

El reto es garantizar la igualdad sustantiva en los cargos relativos al Poder Ejecutivo. La modificación Constitucional establece que los nombramientos de las personas titulares de las secretarías de despacho del Poder Ejecutivo deberán observar el principio de paridad de género, en el nivel federal y las entidades (DOF, art. 41) y, asimismo, los partidos políticos están obligados a garantizar la paridad en las candidaturas a los distintos cargos de elección popular (DOF 2019, art. 41).

En el caso de Sinaloa, se aprobó la reforma constitucional que garantiza la paridad de género en todos los cargos públicos, dando cumplimiento al mandato establecido en el artículo cuarto transitorio de la reforma de la Constitución federal de fecha 6 de junio de 2019. Con estas reformas, las cuatro Comisiones permanentes homologan leyes estatales con la Constitución Política del Estado en materia de paridad de género. De acuerdo con los transitorios, el presente Decreto entró en vigor al día siguiente de su publicación en el Periódico Oficial.


Sin embargo, a pesar de la armonización de la legislación nos encontramos con cifras nada paritarias ya que, a nivel de alcaldías, solamente el 38 por ciento están ocupadas por mujeres y si revisamos cómo están integrados los gabinetes municipales se observa que no hay tal paridad.

Hay 6 secretarías lideradas por mujeres y 7 por hombres, sin embargo en Sinaloa la desigualdad es abismal en materia de trabajo, donde las mujeres ganan 33 por ciento menos que los hombres, mientras que, en el ámbito laboral, hay una desventaja del 23 por ciento.

Sin resignación, la paridad se ha convertido en una utopía, que, en palabras del escritor uruguayo Eduardo Galeano, está en el horizonte. “Caminamos dos pasos y se aleja dos pasos”, ¿para qué sirve la utopía entonces? Sirve para eso, para caminar…

“Las mujeres vivimos nuestra condición de género de acuerdo con nuestro entorno social, la época, la sociedad en la que vivimos, pero también de acuerdo con el estamento de clase, etnia, edad, capacidades y discapacidades, y condiciones biográficas a las que pertenecemos”

Marcela Lagarde

El seis de junio de 2019 se publicó en el DOF la reforma constitucional de paridad de género a través de la cual se obliga a todos los entes públicos a cumplir con este principio, reconociendo la necesidad de revertir la subrepresentación de las mujeres en los tres órdenes de gobierno, los tres poderes que componen al Estado Mexicano y los organismos públicos descentralizados y autónomos.

La paridad nos hace repensar la forma en que la distribución equitativa logre un equilibrio en el poder político y se dé paso a la democracia sustantiva. Si en el país las mujeres representamos más de la mitad de la población, lo justo de todas las justicias es no escatimar nuestro derecho legítimo a la participación en igualdad de condiciones y por tanto a ocupar puestos de toma de decisión sin enfrentar violencias.


Por ello la incorporación de la paridad en la integración de las secretarías de Estado, los organismos autónomos y los ayuntamientos no debe depender más de la voluntad política de quienes se encuentran en el poder, sino del mandato constitucional expreso.

El reto es garantizar la igualdad sustantiva en los cargos relativos al Poder Ejecutivo. La modificación Constitucional establece que los nombramientos de las personas titulares de las secretarías de despacho del Poder Ejecutivo deberán observar el principio de paridad de género, en el nivel federal y las entidades (DOF, art. 41) y, asimismo, los partidos políticos están obligados a garantizar la paridad en las candidaturas a los distintos cargos de elección popular (DOF 2019, art. 41).

En el caso de Sinaloa, se aprobó la reforma constitucional que garantiza la paridad de género en todos los cargos públicos, dando cumplimiento al mandato establecido en el artículo cuarto transitorio de la reforma de la Constitución federal de fecha 6 de junio de 2019. Con estas reformas, las cuatro Comisiones permanentes homologan leyes estatales con la Constitución Política del Estado en materia de paridad de género. De acuerdo con los transitorios, el presente Decreto entró en vigor al día siguiente de su publicación en el Periódico Oficial.


Sin embargo, a pesar de la armonización de la legislación nos encontramos con cifras nada paritarias ya que, a nivel de alcaldías, solamente el 38 por ciento están ocupadas por mujeres y si revisamos cómo están integrados los gabinetes municipales se observa que no hay tal paridad.

Hay 6 secretarías lideradas por mujeres y 7 por hombres, sin embargo en Sinaloa la desigualdad es abismal en materia de trabajo, donde las mujeres ganan 33 por ciento menos que los hombres, mientras que, en el ámbito laboral, hay una desventaja del 23 por ciento.

Sin resignación, la paridad se ha convertido en una utopía, que, en palabras del escritor uruguayo Eduardo Galeano, está en el horizonte. “Caminamos dos pasos y se aleja dos pasos”, ¿para qué sirve la utopía entonces? Sirve para eso, para caminar…