/ lunes 19 de abril de 2021

Implementar la 4T en Sinaloa

Las elecciones del primero de julio del 2018 marcaron el inicio de la gran transformación del país que hoy está en marcha, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Con la mayoría de Morena en el Congreso de la Unión, se echaron a andar importantes reformas legislativas que sustentaran las acciones del gobierno para frenar la corrupción y el saqueo de los recursos del país, para acabar con el sistema de privilegios, combatir la inseguridad y promover el desarrollo económico. Se canceló la oprobiosa reforma educativa, que tanto lastimó a los maestros y se impulsó una gran reforma laboral que establece relaciones más justas entre patrones y trabajadores y se echaron a andar importantes proyectos para detonar el desarrollo económico del país.

Con el compromiso de priorizar el apoyo a los que menos tienen, se incrementó de manera importante el salario mínimo y las pensiones a los adultos mayores, además de implementarse programas de apoyos a la producción para el bienestar a pequeños productores, créditos a la palabra a ganaderos y a pequeños empresarios, así como apoyos directos a madres trabajadoras y de capacitación para el trabajo a jóvenes, además de becas para niños y estudiantes, en tanto que en materia económica se tienen en marcha al menos diez grandes proyectos de inversión, entre los que destacan la refinería de dos bocas, el tren maya y el aeropuerto de Santa Lucía.

La cantidad de acciones implementadas hasta hoy por el gobierno de la Cuarta Transformación en beneficio de los mexicanos es enorme y largo de enumerar, sin embargo, la tarea que aún falta por hacer para reconstruir al país y proyectarlo como una nación moderna y dinámica, incluyente y equitativa, humanista y honesta, es colosal, pues el daño causado por los gobiernos neoliberales es extenso y profundo y no se puede revertir solo por decretos.

Las distorsiones del ejercicio de la función pública, enraizadas durante muchos años en las instituciones gubernamentales, crearon una especie de simbiosis perversa entre los altos mandos del gobierno y élites económicas, que se llegó a convertir en parte de la cultura de los actores y los procesos de la administración pública, por lo que es necesario impulsar una nueva cultura de la administración pública signada por la honestidad y la transparencia, que atienda a todos los ciudadanos por igual sin distinción militancias partidistas o nivel económico.

Sin embargo, los grupos de poder que fueron rechazados por el voto de la mayoría de los mexicanos en el 2018 no se han quedado de brazos cruzados y hoy pretenden volver a apropiarse del gobierno para recuperar sus privilegios, aunque para ello tengan que recurrir a la desinformación y la mentira.

En esta circunstancia y ante el proceso electoral en marcha por la renovación la cámara federal de diputados y la elección de gobernadores, alcaldes y diputados locales en 15 de los 32 estados de la república, es importante precisar que:

Aunque en estos dos años ha habido avances muy importantes para reordenar el país y promover el bienestar de las mayorías, la Cuarta Gran Transformación de México es un proyecto de largo aliento que apenas comienza y su consolidación, para que sea duradera, requerirá que los próximos gobiernos trabajen en el mismo sentido esbozado por el actual presidente.

Para acelerar el desarrollo y la consolidación de la 4T no bastan las reformas legislativas ni las solas acciones del gobierno federal. Se requiere la voluntad y la participación decidida, en este proyecto, de todos –o al menos de la mayoría—, de los gobiernos estatales y los congresos locales, pues muchos de los que provienen de los partidos que forman la alianza PRI-PAN-PRD trabajan a contra corriente del gobierno federal y usan los recursos y beneficios federales a la ciudadanía presentándolos como si fueran propios, aunque (en público) algunos digan lo contrario.

Por ello, para hacer posible el desarrollo y consolidación de la 4T en todo el país, como es el deseo de la mayoría de los mexicanos, es necesario que se refrende el voto a favor de los candidatos de Morena en todo el territorio nacional. Morena y sus aliados han realizado un trabajo extraordinario en el congreso y el gobierno federal, pero la tarea apenas comienza. Aún falta mucho por hacer y los desafíos son enormes, por lo que el siguiente paso para la gran transformación de México es llevar la 4T a los estados.

Para implementar la 4T en Sinaloa y llevar plenamente todos sus beneficios a los sinaloenses, es fundamental elegir un gobierno estatal morenista, que colabore y armonice su comunicación con el gobierno federal, que sume esfuerzos en beneficio de todos, en vez de restar con discursos engañosos y “teléfonos descompuestos” con intereses político partidistas. Un gobierno que no oculte la información ni sabotee los esfuerzos de las dependencias del gobierno federal en materia educativa, de salud o de ninguna otra, con fines políticos, amparado en la soberanía. En Sinaloa se requiere un gobierno sensible a las demandas y a las necesidades sociales, comprometido con todos los sinaloenses, que priorice en la atención a las mayorías, especialmente a los que menos tienen, no sólo a algunos grupos empresariales. Un gobierno comprometido con la honestidad y la transparencia en los hechos, no solo en los dichos.

Las elecciones del primero de julio del 2018 marcaron el inicio de la gran transformación del país que hoy está en marcha, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Con la mayoría de Morena en el Congreso de la Unión, se echaron a andar importantes reformas legislativas que sustentaran las acciones del gobierno para frenar la corrupción y el saqueo de los recursos del país, para acabar con el sistema de privilegios, combatir la inseguridad y promover el desarrollo económico. Se canceló la oprobiosa reforma educativa, que tanto lastimó a los maestros y se impulsó una gran reforma laboral que establece relaciones más justas entre patrones y trabajadores y se echaron a andar importantes proyectos para detonar el desarrollo económico del país.

Con el compromiso de priorizar el apoyo a los que menos tienen, se incrementó de manera importante el salario mínimo y las pensiones a los adultos mayores, además de implementarse programas de apoyos a la producción para el bienestar a pequeños productores, créditos a la palabra a ganaderos y a pequeños empresarios, así como apoyos directos a madres trabajadoras y de capacitación para el trabajo a jóvenes, además de becas para niños y estudiantes, en tanto que en materia económica se tienen en marcha al menos diez grandes proyectos de inversión, entre los que destacan la refinería de dos bocas, el tren maya y el aeropuerto de Santa Lucía.

La cantidad de acciones implementadas hasta hoy por el gobierno de la Cuarta Transformación en beneficio de los mexicanos es enorme y largo de enumerar, sin embargo, la tarea que aún falta por hacer para reconstruir al país y proyectarlo como una nación moderna y dinámica, incluyente y equitativa, humanista y honesta, es colosal, pues el daño causado por los gobiernos neoliberales es extenso y profundo y no se puede revertir solo por decretos.

Las distorsiones del ejercicio de la función pública, enraizadas durante muchos años en las instituciones gubernamentales, crearon una especie de simbiosis perversa entre los altos mandos del gobierno y élites económicas, que se llegó a convertir en parte de la cultura de los actores y los procesos de la administración pública, por lo que es necesario impulsar una nueva cultura de la administración pública signada por la honestidad y la transparencia, que atienda a todos los ciudadanos por igual sin distinción militancias partidistas o nivel económico.

Sin embargo, los grupos de poder que fueron rechazados por el voto de la mayoría de los mexicanos en el 2018 no se han quedado de brazos cruzados y hoy pretenden volver a apropiarse del gobierno para recuperar sus privilegios, aunque para ello tengan que recurrir a la desinformación y la mentira.

En esta circunstancia y ante el proceso electoral en marcha por la renovación la cámara federal de diputados y la elección de gobernadores, alcaldes y diputados locales en 15 de los 32 estados de la república, es importante precisar que:

Aunque en estos dos años ha habido avances muy importantes para reordenar el país y promover el bienestar de las mayorías, la Cuarta Gran Transformación de México es un proyecto de largo aliento que apenas comienza y su consolidación, para que sea duradera, requerirá que los próximos gobiernos trabajen en el mismo sentido esbozado por el actual presidente.

Para acelerar el desarrollo y la consolidación de la 4T no bastan las reformas legislativas ni las solas acciones del gobierno federal. Se requiere la voluntad y la participación decidida, en este proyecto, de todos –o al menos de la mayoría—, de los gobiernos estatales y los congresos locales, pues muchos de los que provienen de los partidos que forman la alianza PRI-PAN-PRD trabajan a contra corriente del gobierno federal y usan los recursos y beneficios federales a la ciudadanía presentándolos como si fueran propios, aunque (en público) algunos digan lo contrario.

Por ello, para hacer posible el desarrollo y consolidación de la 4T en todo el país, como es el deseo de la mayoría de los mexicanos, es necesario que se refrende el voto a favor de los candidatos de Morena en todo el territorio nacional. Morena y sus aliados han realizado un trabajo extraordinario en el congreso y el gobierno federal, pero la tarea apenas comienza. Aún falta mucho por hacer y los desafíos son enormes, por lo que el siguiente paso para la gran transformación de México es llevar la 4T a los estados.

Para implementar la 4T en Sinaloa y llevar plenamente todos sus beneficios a los sinaloenses, es fundamental elegir un gobierno estatal morenista, que colabore y armonice su comunicación con el gobierno federal, que sume esfuerzos en beneficio de todos, en vez de restar con discursos engañosos y “teléfonos descompuestos” con intereses político partidistas. Un gobierno que no oculte la información ni sabotee los esfuerzos de las dependencias del gobierno federal en materia educativa, de salud o de ninguna otra, con fines políticos, amparado en la soberanía. En Sinaloa se requiere un gobierno sensible a las demandas y a las necesidades sociales, comprometido con todos los sinaloenses, que priorice en la atención a las mayorías, especialmente a los que menos tienen, no sólo a algunos grupos empresariales. Un gobierno comprometido con la honestidad y la transparencia en los hechos, no solo en los dichos.