/ viernes 18 de enero de 2019

Es México, que carambas.


Me canso Ganso, sigue alto en las encuestas. La gente más pobre. Los descalzos. Los de abajo y los de hasta más abajo, le celebran bien o mal, sus primeros actos de gobierno. Aguantan las fallas. Pasan de lado, que se pudo instrumentar mejor, sin desabasto, la embestida al robo de combustible. Que no haya ningún caso de corrupción judicializado. Ninguna orden de aprehensión. Empatía nunca vista, al menos en un pasado próximo. Sigue el respaldo y la autoridad moral. Se da por cierto, lo que se espera, de él. Se tienen sus decisiones, como tomadas con el corazón y la razón, no por ambición y poder. Le encomian, la voluntad y asumir los costos que otros omitieron, de enfrentar a los poderes facticos, que tanto han lastimado al país. Un Gran capital político. Que sea para bien de México. Honradez y talento, solidos, se requieren. Y convicción, hasta la inmolación. El Leviathan, tiene los ojos rojos.

Pero, factum, non verba. Hechos, no palabras. Esta Cuarta Transformación, tiene que demostrar, que realmente lo es. Objetividad contra Esperanza. Una real transformación, contra la Fe de que va a suceder. La Cuarta, o Quinta o el número que sea. Pero que haya, verdaderamente. Es a lo que se aspira. Más que con palabras, con hechos. De discursos, dobleces, hipocresías y engaño, basta. Venga de quien venga. Por esa sed y hambre de Justicia, Vicente Fox, se sentó en la Silla Presidencial. Constituye la Gran Desgracia política, de la metamorfosis ansiada.

Transformar, es cambiar de forma, alguien o algo. Ya tenemos una democracia militar de facto, inconstitucional, como la que vivimos, desde el sexenio de Ernesto Zedillo. La Transformación entonces, es hacerla Constitucional vía reforma (una rayita más qué), vía Guardia Nacional. La constitución americana, alrededor de 30 reformas. La nuestra, anda por las 800. Es México, que carambas. Canadá, Estados Unidos, España, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Japón, tienen su institución Policial, que da certeza a la seguridad interior. Tienen narcotráfico, incluso terrorismo. Hasta en guerra con otros países. Y no tienen el ejército en sus calles. En su vida civil. Sus instituciones políticas, funcionan. No tienen, Plan Mérida. Su soberanía nacional, es real. Su soberanía interior, también. Los presidentes y reyes, si no la saben hacer, la pagan. Nixon, en estados Unidos. Pérez en Guatemala. El Rey de España, tuvo que dejar el trono. Se anhela una verdadera transformación de la vida pública. Hay ahí también un racimo de ex gobernadores investigados, con los que cerró Peña Nieto. Nadie habla algo. ¿Gozan ya, de la amnistía prometida? Con amnistía o sin amnistía, ni castigo, ni justicia. Tema pendiente, de la Cuarta Transformación.

En el tema policial, verdadera transformación es, una indiscutible y auténtica evolución científica, técnica y axiológica, de la Institución Policial en México. No sustituir una por otra. O que la absorba. O solo cambiarle de nombre. Como a la Policía judicial, por ministerial. A las Procuradurías, por fiscalías. Los centros de readaptación, por centros de ejecución de penas y estos, por los de inserción social. Para seguir igual.

Vigente el Derecho Penal del enemigo (peligro para el estado de derecho mexicano que favorece y legitima excesos propios de un derecho penal de sistemas autoritarios, como forma de control social). La transformación aquí es, consolidar un verídico estado de derecho o seguir siendo un estado, simplemente legal. En los primeros, subsiste el garantismo penal. En los segundos, el autoritarismo.

Una Transformación Substantiva, del país se requiere. Nadie lo niega. Desde sexenios, hace décadas. Nada hay nuevo. Ya agotamos, hasta la Marina. Innovamos una institución, Guardia Nacional, de fuera, en lugar de mejorar lo nuestro. Seguimos copiando modelos extranjeros. Lo primero en hacer los nuevos gobiernos, modificar la constitución. Es buscar una legislación a modo. No enfrentamos como país y nación soberana, la verdad en el tema de la criminalidad. No todo es crimen organizado, ni sus intereses. Se trata al país, como si todo fuera crimen organizado. Se olvida su esencia trasnacional. Y se olvida el delito convencional. Tratamientos distintos. Se borra de la memoria, el fruto de las consecuencias. País ensangrentado. Alteración profunda en toda nuestra cultura y convivencia. Incluso, en riesgo el destino como nación. Hay una gran patraña en perpetuar políticas, que surgen de un proyecto monetarista globalizado. Se ha perdido el sentido del trabajo honrado, para sobrevivir. Se ha tenido que recurrir a la economía informal, a la mendicidad disfrazada y a la delincuencia abierta, como modo de vida. Y esa etiología, no se atiende con un Estado Policía.

Mientras tanto, la aplanadora legislativa del partido político dominante, también como siempre, a reformar la constitución, otra más, para operar de nueva cuenta la prisión preventiva. Esto es, prisión automática. Significa, meter a las personas a prisión. Basta imputarles un delito, sin investigación, sin pruebas, sin juicio. Prisión preventiva oficiosa es arbitraria, como se ha hecho siempre. Detener y luego investigar. Y atarantados todos, ahora no hay futbol, con la cortina de humo del Huachicoleo, también como siempre.

En el 2000, las esperanzas, se quedaron en San José de San Cristóbal, Guanajuato. Con el de las botas. ¿Quedarán las del 2018, en La Chingada, Palenque, Chiapas, con el Ganso cansado? Mientras, sigue la descomposición del estado mexicano.


Me canso Ganso, sigue alto en las encuestas. La gente más pobre. Los descalzos. Los de abajo y los de hasta más abajo, le celebran bien o mal, sus primeros actos de gobierno. Aguantan las fallas. Pasan de lado, que se pudo instrumentar mejor, sin desabasto, la embestida al robo de combustible. Que no haya ningún caso de corrupción judicializado. Ninguna orden de aprehensión. Empatía nunca vista, al menos en un pasado próximo. Sigue el respaldo y la autoridad moral. Se da por cierto, lo que se espera, de él. Se tienen sus decisiones, como tomadas con el corazón y la razón, no por ambición y poder. Le encomian, la voluntad y asumir los costos que otros omitieron, de enfrentar a los poderes facticos, que tanto han lastimado al país. Un Gran capital político. Que sea para bien de México. Honradez y talento, solidos, se requieren. Y convicción, hasta la inmolación. El Leviathan, tiene los ojos rojos.

Pero, factum, non verba. Hechos, no palabras. Esta Cuarta Transformación, tiene que demostrar, que realmente lo es. Objetividad contra Esperanza. Una real transformación, contra la Fe de que va a suceder. La Cuarta, o Quinta o el número que sea. Pero que haya, verdaderamente. Es a lo que se aspira. Más que con palabras, con hechos. De discursos, dobleces, hipocresías y engaño, basta. Venga de quien venga. Por esa sed y hambre de Justicia, Vicente Fox, se sentó en la Silla Presidencial. Constituye la Gran Desgracia política, de la metamorfosis ansiada.

Transformar, es cambiar de forma, alguien o algo. Ya tenemos una democracia militar de facto, inconstitucional, como la que vivimos, desde el sexenio de Ernesto Zedillo. La Transformación entonces, es hacerla Constitucional vía reforma (una rayita más qué), vía Guardia Nacional. La constitución americana, alrededor de 30 reformas. La nuestra, anda por las 800. Es México, que carambas. Canadá, Estados Unidos, España, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Japón, tienen su institución Policial, que da certeza a la seguridad interior. Tienen narcotráfico, incluso terrorismo. Hasta en guerra con otros países. Y no tienen el ejército en sus calles. En su vida civil. Sus instituciones políticas, funcionan. No tienen, Plan Mérida. Su soberanía nacional, es real. Su soberanía interior, también. Los presidentes y reyes, si no la saben hacer, la pagan. Nixon, en estados Unidos. Pérez en Guatemala. El Rey de España, tuvo que dejar el trono. Se anhela una verdadera transformación de la vida pública. Hay ahí también un racimo de ex gobernadores investigados, con los que cerró Peña Nieto. Nadie habla algo. ¿Gozan ya, de la amnistía prometida? Con amnistía o sin amnistía, ni castigo, ni justicia. Tema pendiente, de la Cuarta Transformación.

En el tema policial, verdadera transformación es, una indiscutible y auténtica evolución científica, técnica y axiológica, de la Institución Policial en México. No sustituir una por otra. O que la absorba. O solo cambiarle de nombre. Como a la Policía judicial, por ministerial. A las Procuradurías, por fiscalías. Los centros de readaptación, por centros de ejecución de penas y estos, por los de inserción social. Para seguir igual.

Vigente el Derecho Penal del enemigo (peligro para el estado de derecho mexicano que favorece y legitima excesos propios de un derecho penal de sistemas autoritarios, como forma de control social). La transformación aquí es, consolidar un verídico estado de derecho o seguir siendo un estado, simplemente legal. En los primeros, subsiste el garantismo penal. En los segundos, el autoritarismo.

Una Transformación Substantiva, del país se requiere. Nadie lo niega. Desde sexenios, hace décadas. Nada hay nuevo. Ya agotamos, hasta la Marina. Innovamos una institución, Guardia Nacional, de fuera, en lugar de mejorar lo nuestro. Seguimos copiando modelos extranjeros. Lo primero en hacer los nuevos gobiernos, modificar la constitución. Es buscar una legislación a modo. No enfrentamos como país y nación soberana, la verdad en el tema de la criminalidad. No todo es crimen organizado, ni sus intereses. Se trata al país, como si todo fuera crimen organizado. Se olvida su esencia trasnacional. Y se olvida el delito convencional. Tratamientos distintos. Se borra de la memoria, el fruto de las consecuencias. País ensangrentado. Alteración profunda en toda nuestra cultura y convivencia. Incluso, en riesgo el destino como nación. Hay una gran patraña en perpetuar políticas, que surgen de un proyecto monetarista globalizado. Se ha perdido el sentido del trabajo honrado, para sobrevivir. Se ha tenido que recurrir a la economía informal, a la mendicidad disfrazada y a la delincuencia abierta, como modo de vida. Y esa etiología, no se atiende con un Estado Policía.

Mientras tanto, la aplanadora legislativa del partido político dominante, también como siempre, a reformar la constitución, otra más, para operar de nueva cuenta la prisión preventiva. Esto es, prisión automática. Significa, meter a las personas a prisión. Basta imputarles un delito, sin investigación, sin pruebas, sin juicio. Prisión preventiva oficiosa es arbitraria, como se ha hecho siempre. Detener y luego investigar. Y atarantados todos, ahora no hay futbol, con la cortina de humo del Huachicoleo, también como siempre.

En el 2000, las esperanzas, se quedaron en San José de San Cristóbal, Guanajuato. Con el de las botas. ¿Quedarán las del 2018, en La Chingada, Palenque, Chiapas, con el Ganso cansado? Mientras, sigue la descomposición del estado mexicano.

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