/ domingo 13 de octubre de 2019

Abusos en la autoridad: “Andrea”, una víctima más de abuso sexual en Sinaloa

“Andrea” a sus 14 años fue violada, vejada y golpeada. Ella es una cifra más de las autoridades

Culiacán, Sin.- ¡Fue horrible…fue horrible…! Susurra “Andrea” estudiante de secundaria. Sus manos tiemblan, suda copiosamente, levanta el entrecejo y con coraje sentencia: si los viera, los mato.

“Andrea”, cuyo nombre verdadero es reservado por seguridad, es una cifra más de las que tienen contabilizadas las autoridades: ella fue violada en una de las calles de su colonia a principios de septiembre y desde entonces, no quiere salir de su casa.

De acuerdo a Semáforo delictivo, en Sinaloa del 2018 al 2019 ha aumentado un 32 por ciento las violaciones en el estado.

Tan solo en el mes de septiembre se presentaron 38 casos, siendo la cifra más alta en lo que va del año, ya que hasta esa fecha van 174 mujeres violadas.

“Este delito hay que recordar que son delitos que casi no se denuncian, el 80 por ciento sucede en su propio hogar, que suceden con familiares, amigos, personas cercanas”, indicó Rosy Jacobo Lara, directora de Semáforo Delictivo Culiacán.

El padre de “Andrea” dice que no tiene confianza en las autoridades, ya que acudieron a presentar la denuncia y “fue un martirio”, mejor opté por guardarme mi rabia, desgraciaron a mi hija….y desde entonces mi vida es un infierno”.

Los padres de la menor aceptan la entrevista porque “la sicóloga nos aconsejó que la niña tiene que sacar todo, desahogarse”.

“Andrea”, de 14 años, recuerda que esa mañana, como de costumbre se levantó temprano, su mamá siempre la acompaña a tomar el camión, pero ese día, se le hizo tarde.


Mi mamá tenía que atender a mi hermanita, le había dado vómito, toda la noche estuvo mal, entonces, decidí irme sola al camión Andrea


Recuerda que todo iba bien, llevaba colgada su mochila, en una mano portaba un vaso termo y en la otra un paraguas.

Una vecina me acompañó cerca de una cuadra, pero se quedó en la tiendita, ahí estaban dos chavos, al verme que me fui de paso, ellos empezaron a caminar, apreté el paso y ellos también.

“Uno se acercó, me dijo no sé qué cosa, no le hice caso, me emparejé a un señor que llevaba a su hijo al camión, le dije que los chavos me seguían y él me contestó “son figuraciones tuyas, la calle es libre…”

Pensé regresarme a casa, pero me arrepentí, llegue a un lugar más sólo, todavía no salía el sol estaba medio oscuro, había negocios cerrados….me faltaba una cuadra para llegar a una tortillería, pero los chavos me cerraron el paso, ya eran tres, dos iban en moto y el que me hablaba desde que me seguía me tiró un manotazo, me dijo unas palabrotas, cuenta la joven.

“Andrea” alza sus manos, se cubre los oídos y empieza a llorar.

Pasan unos minutos, que parecen horas, el silencio cala, duele, estruja. La niña se muestra desvalida, su madre, la toma en su regazo, le pide que se controle “mi muñequita…esos ya no te van a hacer daño”, le dice su madre para consolarla, y ella empieza a balbucear “me decía: mira qué bonita está tu boquita y otras cochinadas”.

Llega el momento más doloroso.

“Andrea”, a sus 14 años, se siente desvalida, atemorizada, vejada.


El chavo me empezó a morder la boca, yo me defendía, él le grito al “charras”, ven ayúdame esta vieja me salió más cabrona que la otra… Andrea


Los tres me tenían cercada, la moto atravesada, “el charras” se bajó, me tomó de las manos, me manoseaban, pero el primero, decía que a él le tocaba.

“Ayer fue tu agasajo, hoy me toca comerme este….”, recuerda “Andrea”.

Ella estaba arrinconada en un negocio de materiales para construcción, la tenían contra las cortinas, apretada, que incluso, todavía los moretones se le notan.

“Me manosearon, hicieron lo que quisieron conmigo…me ´dejaron tirada, se llevaron mi paraguas y mi vaso… no perdí el conocimiento, me levanté, quería alcanzarlos, golpearlos, pero nadie estuvo ahí para ayudarme. Llegue a la tortillería y ahí me auxiliaron”.

El papá de la joven asegura que a diario se levanta temprano, recorre la colonia y las que están alrededor para lograr ubicarlos.


Mi meta es encontrarlos, no sé qué voy a hacer con ellos, si entregarlos a las autoridades o hacerme justicia por mi propia mano, eso es un conflicto que traigo, porque la sicóloga me ha hecho ver que arruinaría mi vida y todavía tengo dos hijos menores más Andrea


IMPUNIDAD

De acuerdo con cifras del Hospital de la Mujer, por semana llegan de uno a dos casos de jovencitas entre 15 y 20 años de edad abusadas sexualmente, agresiones que fueron principalmente por las mañanas cuando esperaban el camión para trasladarse a la escuela.

De acuerdo con la psicóloga Diana Quevedo, los agresores sexuales, en primer lugar se atienden a que la víctima está sola, a que difícilmente por la impunidad que hay van a ser detenidos.


El agresor utiliza la situación de poder que tiene para interactuar sexualmente con el o la menor, además de que el agresor es significativamente mayor que la víctima, no necesariamente mayor de edad psicóloga Diana Quevedo


Precisa que se le hacen pocos los casos que llegan al hospital por violación, ya que el abuso sexual en nuestro medio cada día aumenta, pero que las familias lo guardan con total hermetismo, primero por rabia, vergüenza, pero, principalmente, porque no se les tiene confianza a las autoridades.

“Aquí me llegan hasta ocho casos de niñas y niños abusados y lo primero que me externan su minusvalía por sentirse desprotegidos por las autoridades”, lamenta.

Pero lo más grave, advierte, el abuso sexual es tan “agresivo” y tan “siniestro” que todas las áreas de la personalidad quedan afectadas.

Te puede interesar: Ocupa Sinaloa quinto lugar en feminicidios: Titular de Inmujeres

Precisa que el primer paso que hay que dar para superar un abuso sexual es exteriorizarlo y reconocerlo, ya que el silencio mantiene la sintomatología.


Te quedas atrapado y aumenta la culpa, la responsabilidad o incluso la vergüenza de que te haya podido gustar. Es muy siniestro. Las víctimas se sienten culpables por no haberse defendido o por no haber pedido ayuda, incluso porque les haya gustado psicóloga Diana Quevedo


La psicóloga explica que en estos casos, lo más importante es la ayuda de la familia, profesional y que la sociedad haga conciencia de no señalar a las víctimas.

32%

Ha aumentado la cifra de violaciones sexuales en el 2019, de acuerdo con Semáforo Delictivo

174

Casos denunciados de violación han sido denunciados ante las autoridades en lo que va del 2019.


Lee Mas Aquí:




Culiacán, Sin.- ¡Fue horrible…fue horrible…! Susurra “Andrea” estudiante de secundaria. Sus manos tiemblan, suda copiosamente, levanta el entrecejo y con coraje sentencia: si los viera, los mato.

“Andrea”, cuyo nombre verdadero es reservado por seguridad, es una cifra más de las que tienen contabilizadas las autoridades: ella fue violada en una de las calles de su colonia a principios de septiembre y desde entonces, no quiere salir de su casa.

De acuerdo a Semáforo delictivo, en Sinaloa del 2018 al 2019 ha aumentado un 32 por ciento las violaciones en el estado.

Tan solo en el mes de septiembre se presentaron 38 casos, siendo la cifra más alta en lo que va del año, ya que hasta esa fecha van 174 mujeres violadas.

“Este delito hay que recordar que son delitos que casi no se denuncian, el 80 por ciento sucede en su propio hogar, que suceden con familiares, amigos, personas cercanas”, indicó Rosy Jacobo Lara, directora de Semáforo Delictivo Culiacán.

El padre de “Andrea” dice que no tiene confianza en las autoridades, ya que acudieron a presentar la denuncia y “fue un martirio”, mejor opté por guardarme mi rabia, desgraciaron a mi hija….y desde entonces mi vida es un infierno”.

Los padres de la menor aceptan la entrevista porque “la sicóloga nos aconsejó que la niña tiene que sacar todo, desahogarse”.

“Andrea”, de 14 años, recuerda que esa mañana, como de costumbre se levantó temprano, su mamá siempre la acompaña a tomar el camión, pero ese día, se le hizo tarde.


Mi mamá tenía que atender a mi hermanita, le había dado vómito, toda la noche estuvo mal, entonces, decidí irme sola al camión Andrea


Recuerda que todo iba bien, llevaba colgada su mochila, en una mano portaba un vaso termo y en la otra un paraguas.

Una vecina me acompañó cerca de una cuadra, pero se quedó en la tiendita, ahí estaban dos chavos, al verme que me fui de paso, ellos empezaron a caminar, apreté el paso y ellos también.

“Uno se acercó, me dijo no sé qué cosa, no le hice caso, me emparejé a un señor que llevaba a su hijo al camión, le dije que los chavos me seguían y él me contestó “son figuraciones tuyas, la calle es libre…”

Pensé regresarme a casa, pero me arrepentí, llegue a un lugar más sólo, todavía no salía el sol estaba medio oscuro, había negocios cerrados….me faltaba una cuadra para llegar a una tortillería, pero los chavos me cerraron el paso, ya eran tres, dos iban en moto y el que me hablaba desde que me seguía me tiró un manotazo, me dijo unas palabrotas, cuenta la joven.

“Andrea” alza sus manos, se cubre los oídos y empieza a llorar.

Pasan unos minutos, que parecen horas, el silencio cala, duele, estruja. La niña se muestra desvalida, su madre, la toma en su regazo, le pide que se controle “mi muñequita…esos ya no te van a hacer daño”, le dice su madre para consolarla, y ella empieza a balbucear “me decía: mira qué bonita está tu boquita y otras cochinadas”.

Llega el momento más doloroso.

“Andrea”, a sus 14 años, se siente desvalida, atemorizada, vejada.


El chavo me empezó a morder la boca, yo me defendía, él le grito al “charras”, ven ayúdame esta vieja me salió más cabrona que la otra… Andrea


Los tres me tenían cercada, la moto atravesada, “el charras” se bajó, me tomó de las manos, me manoseaban, pero el primero, decía que a él le tocaba.

“Ayer fue tu agasajo, hoy me toca comerme este….”, recuerda “Andrea”.

Ella estaba arrinconada en un negocio de materiales para construcción, la tenían contra las cortinas, apretada, que incluso, todavía los moretones se le notan.

“Me manosearon, hicieron lo que quisieron conmigo…me ´dejaron tirada, se llevaron mi paraguas y mi vaso… no perdí el conocimiento, me levanté, quería alcanzarlos, golpearlos, pero nadie estuvo ahí para ayudarme. Llegue a la tortillería y ahí me auxiliaron”.

El papá de la joven asegura que a diario se levanta temprano, recorre la colonia y las que están alrededor para lograr ubicarlos.


Mi meta es encontrarlos, no sé qué voy a hacer con ellos, si entregarlos a las autoridades o hacerme justicia por mi propia mano, eso es un conflicto que traigo, porque la sicóloga me ha hecho ver que arruinaría mi vida y todavía tengo dos hijos menores más Andrea


IMPUNIDAD

De acuerdo con cifras del Hospital de la Mujer, por semana llegan de uno a dos casos de jovencitas entre 15 y 20 años de edad abusadas sexualmente, agresiones que fueron principalmente por las mañanas cuando esperaban el camión para trasladarse a la escuela.

De acuerdo con la psicóloga Diana Quevedo, los agresores sexuales, en primer lugar se atienden a que la víctima está sola, a que difícilmente por la impunidad que hay van a ser detenidos.


El agresor utiliza la situación de poder que tiene para interactuar sexualmente con el o la menor, además de que el agresor es significativamente mayor que la víctima, no necesariamente mayor de edad psicóloga Diana Quevedo


Precisa que se le hacen pocos los casos que llegan al hospital por violación, ya que el abuso sexual en nuestro medio cada día aumenta, pero que las familias lo guardan con total hermetismo, primero por rabia, vergüenza, pero, principalmente, porque no se les tiene confianza a las autoridades.

“Aquí me llegan hasta ocho casos de niñas y niños abusados y lo primero que me externan su minusvalía por sentirse desprotegidos por las autoridades”, lamenta.

Pero lo más grave, advierte, el abuso sexual es tan “agresivo” y tan “siniestro” que todas las áreas de la personalidad quedan afectadas.

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Precisa que el primer paso que hay que dar para superar un abuso sexual es exteriorizarlo y reconocerlo, ya que el silencio mantiene la sintomatología.


Te quedas atrapado y aumenta la culpa, la responsabilidad o incluso la vergüenza de que te haya podido gustar. Es muy siniestro. Las víctimas se sienten culpables por no haberse defendido o por no haber pedido ayuda, incluso porque les haya gustado psicóloga Diana Quevedo


La psicóloga explica que en estos casos, lo más importante es la ayuda de la familia, profesional y que la sociedad haga conciencia de no señalar a las víctimas.

32%

Ha aumentado la cifra de violaciones sexuales en el 2019, de acuerdo con Semáforo Delictivo

174

Casos denunciados de violación han sido denunciados ante las autoridades en lo que va del 2019.


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