/ lunes 10 de octubre de 2022

Superó la insuficiencia renal y hemodiálisis. La historia de Juan es excepcional

En Sinaloa el 15% de la población tiene alguna enfermedad relacionada con este padecimiento

Culiacán, Sin.- Hasta antes de 2021, Juan Manuel Martínez de la Rosa no tenía motivos para pensar que su vida entraría en un torbellino de idas al hospital y tratamientos costosos que impactarían en él y su familia, pues siempre había gozado de buena salud.

En el segundo año de la pandemia de Covid-19, el trabajador de la Secretaría de Educación Pública y Cultura recuerda que comenzó a sentirse mal, el malestar no era viral, sino renal: duró tres días sin poder orinar, por lo que acudió al Issste a realizarse estudios y salió con varios padecimientos.

También puedes leer: Falta mucha cultura para la donación de órganos

Yo tenía un sobrepesos de 130 kilos”, dice. Lo primero que le detectaron fue diabetes mellitus tipo 2, y enseguida el urólogo el confirmó crecimiento de la próstata.

En ese momento, Martínez de la Rosa tenía 55 años cumplidos y no había tenido mayores accidentes de salud en su vida. Ahora, de pronto, los médicos le decían que era diabético y padecía hiperplasia prostática. El diagnóstico real todavía no llegaba: insuficiencia renal.

Un mal que golpea

Con este diagnóstico nada alentador –el Inegi señala que las enfermedades renales cobran la vida de más de 15 mil mexicanos cada año-, Juan Manuel se sometió a un riguroso tratamiento acompañado de dieta para enfrentar la enfermedad y salir victorioso.

Cuenta su historia y su larga travesía de casi un año con diálisis y hemodiálisis para que otras personas que cursan este padecimiento sean fuertes y no se dejen derrotar.

Las estadísticas de la Secretaría de Salud en Sinaloa señalan que entre el 15 y 18 por ciento de la población sinaloense tiene alguna enfermedad relacionada con males renales. La tasa de defunciones ha crecido en la última década, de 1.03 decesos por cada 10 mil habitantes a 1.22.

De acuerdo con Salud federal, en México se estima una prevalencia de enfermedad renal de 12.2 por ciento y una tasa de 51 defunciones por cada 100 mil habitantes. Cada año en el país se detectan cerca de 45 mil casos nuevos, el 70 por ciento son casos crónicos.

En la mayoría de los casos se puede prevenir al ser consecuencia de hipertensión y diabetes mal controladas, así como de obesidad u otros padecimientos”, señala.

“Yo tenía un sobrepesos de 130 kilos”, dice. Foto: Mario Ibarra | El Sol de Sinaloa

Aunque no es de las primeras causas de muerte –afecta más a mujeres que a varones-, la Universidad Autónoma de México señaló en marzo pasado que los padecimientos renales son un asunto de salud pública.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que de 1990 a 2017 la tasa de mortandad en pacientes diagnosticados con la enfermedad crónica, era del 41 por ciento.

“Actualmente en nuestro país tenemos 10 nefrólogos por millón de habitantes, de tal manera que lo que recomienda la Organización Panamericana de la Salud (OPS) es 20 nefrólogos por millón de habitantes; es decir, tenemos un déficit de 10 nefrólogos por millón (50 por ciento), por lo que no se logra la cobertura para atención de pacientes en enfermedades renales”, subrayó el nefrólogo Pedro Trinidad, de la Facultad de Medicina de la UNAM, en la Gaceta universitaria.

Paciente nefrópata

De ahí que Juan Manuel se entregó por completo a su tratamiento, uno largo y costoso que muchas veces, en otros pacientes, les es difícil costear.

Martínez de la Rosa narra cómo fueron aquellos días de conectarse a una máquina que limpiaba su sangre para eliminar toxinas y líquidos retenidos.

Es algo muy cansado, el solo hecho de estar ahí tres horas conectado, el colocarte un catéter para la hemodiálisis, o tener que trasladarte para llegar al procedimiento, es un proceso, largo y lento”, refiere.

Su rutina iniciaba a las 7 de la mañana, desayunar, tomar medicamentos y trasladarse al Issste frente al cuartel militar para tomar la terapia. Terminaba cansado y con ganas de vomitar.

Yo me preparaba, tenía que desayunar antes de irme, era cansado, por mi problema de la orina, tenía que utilizar una sonda, con ella duré 7 meses y me la tenía que estar cambiando cada 20 días”, recuerda.

Su diagnóstico era nivel 5 –el más alto para nefrópatas- por lo que comenzó a realizarse cuatro hemodiálisis a la semana. Se sometió a lavados como aplicación de bicarbonato para alcalinizar la sangre pues su hemoglobina marcaba 6 puntos en un rango que debería estará de los 13 a 17.

Mi problema de la orina, tenía que utilizar una sonda. Foto: Cortesía | Juan Manuel Martínez

Recibió transfusiones, cirugías para instalar catéter doble J, catéter Mahurka para hemodiálisis y cirugía en brazo para fístula, raspado de próstata, entre otras.

Mi proceso duró en atención en hemodiálisis aproximadamente 10 meses, tener y estar dependiendo de una máquina que haga la función que hace el riñón es muy pesado, tanto para el paciente como para la familia”, dice.

Sin embargo, se sentía optimista, entre el personal sanitario encontró quien le dedicara palabras sabias, pacientes, que lo ayudaran a ser disciplinado con el tratamiento.

Una enfermera me ayudó a no darme por vencido, ella me animaba, me decía que yo podía”, relata.

Cambios drásticos

El siguiente cambio fue adaptarse a la dieta rigurosa. Su alimentación se limitó a ingesta de espinacas y lentejas, y un suministro de agua de un litro al día.

Al día, solo se me permitía beber 1 litro de agua y en este litro debía ir contemplados mis alimentos, la ingesta de pastillas y saciar mi sed, es muy duro medir cada gota de agua”, refiere.

La enfermedad no vino sola, también le acarreó una honda depresión que le hizo refugiarse en Dios, en el universo, en la fe.

Encontró a Dios, dice, en un viaje a Mazatlán que hizo en marzo, quería ver el mar, sentir el calor, la vida por si algo sucedía, en el puerto aprovechó para surtir la Eritropoyetina, medicamento que estimula la producción de glóbulos rojos. El precio de caja ronda en los mil 500 pesos.

Estando en la playa, solté mi cuerpo y dije, Dios te pido permiso para dejar todo esto que vengo cargando en mi espalda, universo y mar, les pido permiso para que se lleven mi pesar; de regreso a casa me sentí liberado, sentí la energía”, apunta.

Dado de alta

Tres meses después, en agosto pasado, recibió su última hemodiálisis, los médicos pararon el proceso al ver una buena evolución sin el tratamiento. Sus niveles de hemoglobina, proceso inflamatorio y riñones estaban mejor.

Apenas el 9 de septiembre, su médico nefrólogo lo dio de alta. Se convirtió en el primer paciente sinaloense en superar la insuficiencia renal crónica y el cuarto en abandonar en menos de un año la hemodiálisis.

Sin embargo, sigue con sus medicamentos: Alopurinol, Enalapril y Eritropoyetina y dietas por el resto de su vida. Hoy, que cuenta su historia, agradece a todo el personal médico que lo atendió.

Es algo muy cansado, es un proceso, largo y lento. Foto: Cortesía | Juan Manuel Martínez

También documentó su proceso con fotografías y videos, cuando se encontraba en el aparato que le limpiaba la sangre hasta cuatro veces por semana o con el personal médico que lo atendía y ayudaba a resistir.

A casi un año de la insuficiencia renal, la Secretaría de Educación Pública y Cultura, entregó este 5 de octubre pasado su hoja de jubilación por concluir un servicio de 39 años, 9 meses y 14 días en el área de Comunicación Social.

Dios existe”, afirma y dice que lo encontró también en su familia, en los donantes de sangre y en los trabajadores del hospital.

Para saber

-La cifra anual presentada en México sobre incidencia (nuevos casos) es de aproximadamente 45 mil individuos.

-La OMS señala que la tasa de mortandad en el mundo es del 41.5 por ciento.

-Actualmente México tiene 10 nefrólogos por cada 100 mil habitantes, la mitad de los que se requieren.

-Durante 2020 el Inegi registró 15 mil defunciones por esta enfermedad.


Paciente nefrópata

Estar dependiendo de una máquina que haga la función que hace el riñón es muy pesado, tanto para el paciente como para la familia

Juan Manuel Martínez

Prevención

En la mayoría de los casos, señala Salud, este padecimiento se puede prevenir con buena alimentación y ejercicio.

Culiacán, Sin.- Hasta antes de 2021, Juan Manuel Martínez de la Rosa no tenía motivos para pensar que su vida entraría en un torbellino de idas al hospital y tratamientos costosos que impactarían en él y su familia, pues siempre había gozado de buena salud.

En el segundo año de la pandemia de Covid-19, el trabajador de la Secretaría de Educación Pública y Cultura recuerda que comenzó a sentirse mal, el malestar no era viral, sino renal: duró tres días sin poder orinar, por lo que acudió al Issste a realizarse estudios y salió con varios padecimientos.

También puedes leer: Falta mucha cultura para la donación de órganos

Yo tenía un sobrepesos de 130 kilos”, dice. Lo primero que le detectaron fue diabetes mellitus tipo 2, y enseguida el urólogo el confirmó crecimiento de la próstata.

En ese momento, Martínez de la Rosa tenía 55 años cumplidos y no había tenido mayores accidentes de salud en su vida. Ahora, de pronto, los médicos le decían que era diabético y padecía hiperplasia prostática. El diagnóstico real todavía no llegaba: insuficiencia renal.

Un mal que golpea

Con este diagnóstico nada alentador –el Inegi señala que las enfermedades renales cobran la vida de más de 15 mil mexicanos cada año-, Juan Manuel se sometió a un riguroso tratamiento acompañado de dieta para enfrentar la enfermedad y salir victorioso.

Cuenta su historia y su larga travesía de casi un año con diálisis y hemodiálisis para que otras personas que cursan este padecimiento sean fuertes y no se dejen derrotar.

Las estadísticas de la Secretaría de Salud en Sinaloa señalan que entre el 15 y 18 por ciento de la población sinaloense tiene alguna enfermedad relacionada con males renales. La tasa de defunciones ha crecido en la última década, de 1.03 decesos por cada 10 mil habitantes a 1.22.

De acuerdo con Salud federal, en México se estima una prevalencia de enfermedad renal de 12.2 por ciento y una tasa de 51 defunciones por cada 100 mil habitantes. Cada año en el país se detectan cerca de 45 mil casos nuevos, el 70 por ciento son casos crónicos.

En la mayoría de los casos se puede prevenir al ser consecuencia de hipertensión y diabetes mal controladas, así como de obesidad u otros padecimientos”, señala.

“Yo tenía un sobrepesos de 130 kilos”, dice. Foto: Mario Ibarra | El Sol de Sinaloa

Aunque no es de las primeras causas de muerte –afecta más a mujeres que a varones-, la Universidad Autónoma de México señaló en marzo pasado que los padecimientos renales son un asunto de salud pública.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que de 1990 a 2017 la tasa de mortandad en pacientes diagnosticados con la enfermedad crónica, era del 41 por ciento.

“Actualmente en nuestro país tenemos 10 nefrólogos por millón de habitantes, de tal manera que lo que recomienda la Organización Panamericana de la Salud (OPS) es 20 nefrólogos por millón de habitantes; es decir, tenemos un déficit de 10 nefrólogos por millón (50 por ciento), por lo que no se logra la cobertura para atención de pacientes en enfermedades renales”, subrayó el nefrólogo Pedro Trinidad, de la Facultad de Medicina de la UNAM, en la Gaceta universitaria.

Paciente nefrópata

De ahí que Juan Manuel se entregó por completo a su tratamiento, uno largo y costoso que muchas veces, en otros pacientes, les es difícil costear.

Martínez de la Rosa narra cómo fueron aquellos días de conectarse a una máquina que limpiaba su sangre para eliminar toxinas y líquidos retenidos.

Es algo muy cansado, el solo hecho de estar ahí tres horas conectado, el colocarte un catéter para la hemodiálisis, o tener que trasladarte para llegar al procedimiento, es un proceso, largo y lento”, refiere.

Su rutina iniciaba a las 7 de la mañana, desayunar, tomar medicamentos y trasladarse al Issste frente al cuartel militar para tomar la terapia. Terminaba cansado y con ganas de vomitar.

Yo me preparaba, tenía que desayunar antes de irme, era cansado, por mi problema de la orina, tenía que utilizar una sonda, con ella duré 7 meses y me la tenía que estar cambiando cada 20 días”, recuerda.

Su diagnóstico era nivel 5 –el más alto para nefrópatas- por lo que comenzó a realizarse cuatro hemodiálisis a la semana. Se sometió a lavados como aplicación de bicarbonato para alcalinizar la sangre pues su hemoglobina marcaba 6 puntos en un rango que debería estará de los 13 a 17.

Mi problema de la orina, tenía que utilizar una sonda. Foto: Cortesía | Juan Manuel Martínez

Recibió transfusiones, cirugías para instalar catéter doble J, catéter Mahurka para hemodiálisis y cirugía en brazo para fístula, raspado de próstata, entre otras.

Mi proceso duró en atención en hemodiálisis aproximadamente 10 meses, tener y estar dependiendo de una máquina que haga la función que hace el riñón es muy pesado, tanto para el paciente como para la familia”, dice.

Sin embargo, se sentía optimista, entre el personal sanitario encontró quien le dedicara palabras sabias, pacientes, que lo ayudaran a ser disciplinado con el tratamiento.

Una enfermera me ayudó a no darme por vencido, ella me animaba, me decía que yo podía”, relata.

Cambios drásticos

El siguiente cambio fue adaptarse a la dieta rigurosa. Su alimentación se limitó a ingesta de espinacas y lentejas, y un suministro de agua de un litro al día.

Al día, solo se me permitía beber 1 litro de agua y en este litro debía ir contemplados mis alimentos, la ingesta de pastillas y saciar mi sed, es muy duro medir cada gota de agua”, refiere.

La enfermedad no vino sola, también le acarreó una honda depresión que le hizo refugiarse en Dios, en el universo, en la fe.

Encontró a Dios, dice, en un viaje a Mazatlán que hizo en marzo, quería ver el mar, sentir el calor, la vida por si algo sucedía, en el puerto aprovechó para surtir la Eritropoyetina, medicamento que estimula la producción de glóbulos rojos. El precio de caja ronda en los mil 500 pesos.

Estando en la playa, solté mi cuerpo y dije, Dios te pido permiso para dejar todo esto que vengo cargando en mi espalda, universo y mar, les pido permiso para que se lleven mi pesar; de regreso a casa me sentí liberado, sentí la energía”, apunta.

Dado de alta

Tres meses después, en agosto pasado, recibió su última hemodiálisis, los médicos pararon el proceso al ver una buena evolución sin el tratamiento. Sus niveles de hemoglobina, proceso inflamatorio y riñones estaban mejor.

Apenas el 9 de septiembre, su médico nefrólogo lo dio de alta. Se convirtió en el primer paciente sinaloense en superar la insuficiencia renal crónica y el cuarto en abandonar en menos de un año la hemodiálisis.

Sin embargo, sigue con sus medicamentos: Alopurinol, Enalapril y Eritropoyetina y dietas por el resto de su vida. Hoy, que cuenta su historia, agradece a todo el personal médico que lo atendió.

Es algo muy cansado, es un proceso, largo y lento. Foto: Cortesía | Juan Manuel Martínez

También documentó su proceso con fotografías y videos, cuando se encontraba en el aparato que le limpiaba la sangre hasta cuatro veces por semana o con el personal médico que lo atendía y ayudaba a resistir.

A casi un año de la insuficiencia renal, la Secretaría de Educación Pública y Cultura, entregó este 5 de octubre pasado su hoja de jubilación por concluir un servicio de 39 años, 9 meses y 14 días en el área de Comunicación Social.

Dios existe”, afirma y dice que lo encontró también en su familia, en los donantes de sangre y en los trabajadores del hospital.

Para saber

-La cifra anual presentada en México sobre incidencia (nuevos casos) es de aproximadamente 45 mil individuos.

-La OMS señala que la tasa de mortandad en el mundo es del 41.5 por ciento.

-Actualmente México tiene 10 nefrólogos por cada 100 mil habitantes, la mitad de los que se requieren.

-Durante 2020 el Inegi registró 15 mil defunciones por esta enfermedad.


Paciente nefrópata

Estar dependiendo de una máquina que haga la función que hace el riñón es muy pesado, tanto para el paciente como para la familia

Juan Manuel Martínez

Prevención

En la mayoría de los casos, señala Salud, este padecimiento se puede prevenir con buena alimentación y ejercicio.

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