/ lunes 16 de enero de 2023

Miedo y compras de pánico, el daño de la desinformación durante el Culiacanazo

Durante y después del operativo contra Ovidio Guzmán, las redes y chats se convirtieron en un campo de batalla de desinformación que provocó más terror, y llevó a la ciudadanía a un estrés postraumático

Eran las 6:00 de la mañana del jueves 5 de enero, Ana Beatriz había salido de su domicilio muy temprano como todos los días con dirección a su trabajo, le extrañó que no hubiera el tráfico normal, que no estuvieran los típicos puestos ambulantes que venden atole y avena a esas horas, pero continuó su camino.

Al llegar a su centro de trabajo, al norte de la ciudad, se percató que había menos personal, sus compañeros habían reportado que llegarían más tarde por la ausencia del transporte urbano, nadie tenía más información.

Puedes leer: Supermercados en Culiacán lucen vacíos por compras de pánico

Rápidamente checó las noticias, todos los medios alertaban de “hechos violentos” al norte de la ciudad, pedían a la población no salir de casa, o resguardarse en un lugar seguro en caso de estar en la calle.

A las 6:13 de la mañana el Secretario de Seguridad Pública del Estado, Cristóbal Castañeda Camarillo publicó un tuit donde alertaba del despojo de vehículos y bloqueos en diferentes zonas de la ciudad, pedía a la población no salir a la calle.

Era como una película de ciencia ficción, los carros se pasaban los semáforos en rojo, había muchos carros circulando en sentido contrario, la gente que estaba en las paradas de camiones caminaba en bola (como protegiéndose unos a otros), había muchos carros quemados y las calles estaban cerradas”, relató Ana Beatriz.

El fin de semana siguiente al jueves negro, se vivió el síndrome de los anaqueles vacíos y filas largas por compras de pánico. Foto: Fernanda Cervantes | El Sol de Sinaloa

El retorno del caos

El fantasma del Jueves Negro de aquel 17 de octubre del 2019 estaba de regreso, el operativo para capturar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán que fracasó tres años antes, volvían a realizarlo, ahora con una estrategia que habían planeado durante seis meses según el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval González, era el segundo culiacanazo.

Sobre las 10:00 de la mañana en lo grupos y chats de WhatsApp empezaron a circular cientos de videos, fotografías y audios de lo que estaba pasando en ese momento, gran parte de ese material era falso, se trataba de hechos ocurridos hace mucho tiempo en otro estado de la República, o incluso, en otros países.

En redes sociales como Facebook e Instagram cuentas reales también compartieron estos vídeos e imágenes que mostraban a grupos armados derribando un avión en la guerra de Siria o la matanza de campesinos en Totoloapan, Guerrero, hace unos meses.

A diferencia de otros eventos traumáticos, como el Jueves Negro de 2019, en esta ocasión fueron cuentas reales las que compartieron esta información falsa, personas reales, que incluso lo compartieron de boca en boca.

Durante los hechos violentos del 5 de enero se compartieron advertencias en WhatsApp de que grupos armados cortarían el suministro de energía eléctrica y agua potable, fue tal el pánico en la sociedad que el mismo gobernador Rubén Rocha Moya informó días después que ordenó que se reforzara la seguridad en las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad.

El terror en la sociedad provocó que cientos de personas salieran a los supermercados a realizar compras de pánico.Foto: Fernanda Cervantes | El Sol de Sinaloa

Necesidad de atención

Para el Sociólogo Juan Carlos León Ramos el fenómeno de las fake news se debe a que en los últimos años se ha dejado de promover el razonamiento y el pensamiento crítico, por ello, cuando vemos un video o nos llega un audio sin conocer la fuente lo compartimos de inmediato sin cuestionar la veracidad de éste y sin pensar en las consecuencias que pueda tener.

“El pensamiento crítico o la actitud crítica lo que hace es evaluar las notas o información para decidir si creemos en ellas o no, el detalle es cuando el grupo colectivo carece de ese sentido crítico, entonces es muy difícil que lo puedan diferenciar”, explicó el especialista.

“Ahorita es difícil distinguir (las noticias falsas) sobre todo porque somos una sociedad que ya no leemos periódicos, ya no leemos bien, sino que estamos más acostumbrados a recibir audios e imágenes”.

El acceso a las redes sociales y un teléfono con internet permite compartir información al momento, da la sensación de “informar” lo que está sucediendo, y a su vez, esa sensación genera bienestar porque la persona siente que está contribuyendo de alguna manera a la sociedad.

“Todo el mundo fue reportero, periodista, crítico, líder de opinión, analista, por el acceso que tenemos a compartir información de manera generalizada, además de sentirse importante por estar haciendo eso, por estar reportando algo y recibir atención”, explicó León Ramos.

Supermercados de Culiacán lucen vacíos por compras de pánico. Foto: Fernanda Cervantes | El Sol de Sinaloa

Compras de pánico

Un día después de los hechos violentos, el viernes por la tarde, se difundió información de un supuesto segundo enfrentamiento entre grupos armados y elementos de seguridad, esta información generó terror en la sociedad y provocó que cientos de personas salieran a los supermercados a realizar compras de pánico.

Alimentos, agua y bebidas embotelladas se agotaron en pocas horas en algunos supermercados de Culiacán, donde fue el epicentro de los hechos violentos y un día antes se había registrado vandalismo y actos de rapiña en comercios de la ciudad.

Esta información falsa también generó que personas vulnerables presentaron cuadros de miedo y ansiedad, algunos otros también presentaron estrés postraumático. Salud Sinaloa confirmó el cuadro en la población de Jesús María.

No hay regulación

Pese al daño que provocó la difusión de información falsa durante los hechos violentos del 5 de enero, las autoridades declararon que en Sinaloa no hay un marco legal que regule o sancione esta práctica, por un lado se apela a la libertad de expresión, por otro, infundir terror y provocar que personas accionen de determinada manera al recibir cierta información, puede interpretarse como actos terroristas.

“No está tipificado, tendría que connotarse con una conducta distinta, pero el hecho mismo de propagar información que a priori sabemos que es falsa, no está tipificado como delito”, informó el Secretario General de Gobierno, Enrique Inzunza Cazarez en la conferencia de prensa semanera del 9 de enero.

“El llamado a la población es a que no dé crédito y que no comparta información que lo único que procura es generar desinformación, zozobra, incertidumbre y alarma, que se atengan únicamente a la información que de manera oportuna está brindando la autoridad”.

Eran las 6:00 de la mañana del jueves 5 de enero, Ana Beatriz había salido de su domicilio muy temprano como todos los días con dirección a su trabajo, le extrañó que no hubiera el tráfico normal, que no estuvieran los típicos puestos ambulantes que venden atole y avena a esas horas, pero continuó su camino.

Al llegar a su centro de trabajo, al norte de la ciudad, se percató que había menos personal, sus compañeros habían reportado que llegarían más tarde por la ausencia del transporte urbano, nadie tenía más información.

Puedes leer: Supermercados en Culiacán lucen vacíos por compras de pánico

Rápidamente checó las noticias, todos los medios alertaban de “hechos violentos” al norte de la ciudad, pedían a la población no salir de casa, o resguardarse en un lugar seguro en caso de estar en la calle.

A las 6:13 de la mañana el Secretario de Seguridad Pública del Estado, Cristóbal Castañeda Camarillo publicó un tuit donde alertaba del despojo de vehículos y bloqueos en diferentes zonas de la ciudad, pedía a la población no salir a la calle.

Era como una película de ciencia ficción, los carros se pasaban los semáforos en rojo, había muchos carros circulando en sentido contrario, la gente que estaba en las paradas de camiones caminaba en bola (como protegiéndose unos a otros), había muchos carros quemados y las calles estaban cerradas”, relató Ana Beatriz.

El fin de semana siguiente al jueves negro, se vivió el síndrome de los anaqueles vacíos y filas largas por compras de pánico. Foto: Fernanda Cervantes | El Sol de Sinaloa

El retorno del caos

El fantasma del Jueves Negro de aquel 17 de octubre del 2019 estaba de regreso, el operativo para capturar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán que fracasó tres años antes, volvían a realizarlo, ahora con una estrategia que habían planeado durante seis meses según el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval González, era el segundo culiacanazo.

Sobre las 10:00 de la mañana en lo grupos y chats de WhatsApp empezaron a circular cientos de videos, fotografías y audios de lo que estaba pasando en ese momento, gran parte de ese material era falso, se trataba de hechos ocurridos hace mucho tiempo en otro estado de la República, o incluso, en otros países.

En redes sociales como Facebook e Instagram cuentas reales también compartieron estos vídeos e imágenes que mostraban a grupos armados derribando un avión en la guerra de Siria o la matanza de campesinos en Totoloapan, Guerrero, hace unos meses.

A diferencia de otros eventos traumáticos, como el Jueves Negro de 2019, en esta ocasión fueron cuentas reales las que compartieron esta información falsa, personas reales, que incluso lo compartieron de boca en boca.

Durante los hechos violentos del 5 de enero se compartieron advertencias en WhatsApp de que grupos armados cortarían el suministro de energía eléctrica y agua potable, fue tal el pánico en la sociedad que el mismo gobernador Rubén Rocha Moya informó días después que ordenó que se reforzara la seguridad en las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad.

El terror en la sociedad provocó que cientos de personas salieran a los supermercados a realizar compras de pánico.Foto: Fernanda Cervantes | El Sol de Sinaloa

Necesidad de atención

Para el Sociólogo Juan Carlos León Ramos el fenómeno de las fake news se debe a que en los últimos años se ha dejado de promover el razonamiento y el pensamiento crítico, por ello, cuando vemos un video o nos llega un audio sin conocer la fuente lo compartimos de inmediato sin cuestionar la veracidad de éste y sin pensar en las consecuencias que pueda tener.

“El pensamiento crítico o la actitud crítica lo que hace es evaluar las notas o información para decidir si creemos en ellas o no, el detalle es cuando el grupo colectivo carece de ese sentido crítico, entonces es muy difícil que lo puedan diferenciar”, explicó el especialista.

“Ahorita es difícil distinguir (las noticias falsas) sobre todo porque somos una sociedad que ya no leemos periódicos, ya no leemos bien, sino que estamos más acostumbrados a recibir audios e imágenes”.

El acceso a las redes sociales y un teléfono con internet permite compartir información al momento, da la sensación de “informar” lo que está sucediendo, y a su vez, esa sensación genera bienestar porque la persona siente que está contribuyendo de alguna manera a la sociedad.

“Todo el mundo fue reportero, periodista, crítico, líder de opinión, analista, por el acceso que tenemos a compartir información de manera generalizada, además de sentirse importante por estar haciendo eso, por estar reportando algo y recibir atención”, explicó León Ramos.

Supermercados de Culiacán lucen vacíos por compras de pánico. Foto: Fernanda Cervantes | El Sol de Sinaloa

Compras de pánico

Un día después de los hechos violentos, el viernes por la tarde, se difundió información de un supuesto segundo enfrentamiento entre grupos armados y elementos de seguridad, esta información generó terror en la sociedad y provocó que cientos de personas salieran a los supermercados a realizar compras de pánico.

Alimentos, agua y bebidas embotelladas se agotaron en pocas horas en algunos supermercados de Culiacán, donde fue el epicentro de los hechos violentos y un día antes se había registrado vandalismo y actos de rapiña en comercios de la ciudad.

Esta información falsa también generó que personas vulnerables presentaron cuadros de miedo y ansiedad, algunos otros también presentaron estrés postraumático. Salud Sinaloa confirmó el cuadro en la población de Jesús María.

No hay regulación

Pese al daño que provocó la difusión de información falsa durante los hechos violentos del 5 de enero, las autoridades declararon que en Sinaloa no hay un marco legal que regule o sancione esta práctica, por un lado se apela a la libertad de expresión, por otro, infundir terror y provocar que personas accionen de determinada manera al recibir cierta información, puede interpretarse como actos terroristas.

“No está tipificado, tendría que connotarse con una conducta distinta, pero el hecho mismo de propagar información que a priori sabemos que es falsa, no está tipificado como delito”, informó el Secretario General de Gobierno, Enrique Inzunza Cazarez en la conferencia de prensa semanera del 9 de enero.

“El llamado a la población es a que no dé crédito y que no comparta información que lo único que procura es generar desinformación, zozobra, incertidumbre y alarma, que se atengan únicamente a la información que de manera oportuna está brindando la autoridad”.

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