El lunes 26 de junio arreció la violencia en la capital del estado: dos hombres fueron arrojados con las manos esposadas y huellas de tortura a un lado de la carretera La Costerita.
A un lado, los ejecutores dejaron un montículo de pastillas azules, aparente fentanilo. Más tarde se supo que uno de ellos todavía presentaba signos vitales, por lo que fue trasladado a un hospital. Allí se le declaró muerte cerebral.
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Las autoridades estimaron que las tabletas de fentanilo tenían un peso aproximado de 50 kilogramos. El caso llamó la atención, pues se vio como un mensaje dentro de los mismos grupos criminales.
Horas más tarde, fue acribillado el joven Giovanny, quien viajaba con otra persona en un automóvil Chevrolet Aveo color blanco, el cual estaba dado de alta en una plataforma móvil de transporte.
El crimen ocurrió por una calle del fraccionamiento Colinas del Bosque, a eso de las 10:30 de la mañana. A este suceso de la sumó un hombre baleado en la sindicatura de Las Tapias, el hallazgo de un cadáver en el sector Portalegre, cerca de las aguas termales de la zona.
Se revela la trama
El martes, de nuevo a las 5:30 de la madrugada, se reportó el asesinato de un hombre que viajaba en una motocicleta entre Lomas de San Isidro y Paseo Azteca.
Ese día se confirmó que los dos hombres arrojados con fentanilo, eran Joel Edgardo, de 37 años, y Adolfo, quien al final de la semana seguía en delicado estado de salud.
El miércoles, no muy lejos de La Costerita, camino a la Casa del Lago de La Primavera, encontraron al hermano de Joel, un joven de nombre Jesús Edel. Entonces fuentes de la Policía de Investigación indicaron que estos homicidios guardan íntima relación.
Los hermanos Joel y Jesús Edel habían sido levantados por un grupo armado en Navolato (ellos eran originarios del campo pesquero de El Castillo), entre el 16 y 17 de junio pasados. Los informes señalan que, en efecto, eran vendedores de drogas “por su cuenta”.
Además de ellos, testimonios señalan que más jóvenes habían sido privados de la libertad unos tras otro, hasta alcanzar hasta 8 personas levantadas. Al final de la semana, se desconocía el paradero de las víctimas.
Coletazo
Mientras la violencia del narco arrecia, en una guerra de baja intensidad confirmada por fuentes de la Secretaría de la Defensa Nacional, el gobierno de Rubén Rocha comenzó a mover sus operativos, nombrados Bases de Operativos Interinstitucionales.
El miércoles 28 de junio, elementos militares cayeron a la base de la Policía Municipal en Bachigualato alrededor de las 2:30 de la madrugada, para solicitar a todos los policías, incluyendo a los destacados en las sindicaturas, revisión de sus armas.
Aunque el pase de revista del armamento es común cada año por parte de la SEDENA, personal de la Municipal indicó que es inusual que lo hagan de madrugada, sin previo aviso y concentrando a todos los agentes sin excusas.
Más tarde, se realizó una reunión del Gabinete de Seguridad, el cual concluyó realizar la misma estrategia de seguridad para “bajar los índices delictivos”, como dar recorridos de vigilancia en zonas críticas y montar retenes en puntos claves del municipio.
Desde el miércoles por la noche, se observaron retenes en el Tres Ríos y recorridos en la periferia de la ciudad. El jueves no se reportaron homicidios, aunque sí robos violentos.
Las autoridades le atribuyeron a la supuesta prohibición de tráfico de fentanilo por parte del Cártel de Sinaloa a los productores y vendedores, debido a la presión del gobierno mexicano y el estadounidense, por lo que la escasez ha elevado la violencia en la zona centro del estado.