Martha Elena Santos Arroyo es una abogada de 54 años de edad que trabaja en un área administrativa operativa del sistema DIF Sinaloa. Pocas personas podrían explicar lo que implica el esfuerzo, dedicación y el aprender a nunca rendirse en sus 32 años de vida laboral y de activista. Martha encabeza la asociación Gente Pequeña en Sinaloa, una agrupación que lucha por el reconocimiento y derechos de las personas en esta condición.
“Mi vida laboral empata con mi vida de activista social”, comenta. Como profesionista reconocida dice que el mayor obstáculo que ha superado fue enfrentarse a la sociedad, donde el respeto y posición que ha ganado con el pasar del tiempo es a base de una cultura de esfuerzo, la capacidad de resiliencia y al no rendirse.
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“La sociedad ha sido lo más difícil, pero también mi mejor aliada. En el tema de lo laboral, mi mayor complicación fue la falta de reconocimiento y la discriminación por parte de mis autoridades”, explica.
A pesar de recibir malos tratos en su trabajo en dependencias de gobierno, la activista narra que nunca se le pudo parar, debido a que sus superiores reconocían sus capacidades y que su baja estatura no era una limitante en sus labores.
Fue por su capacidad e inteligencia, sumado a su esfuerzo y entrega, lo que le permitió seguir trabajando en puestos de gobierno, al mismo tiempo que se volvió presidenta de la organización Gente Pequeña Sinaloa.
"Cuando yo he llegado a espacios me dicen: es que tú llenas todo, llenas el espacio, yo no me doy cuenta si estás chiquita o grande, yo te veo brillante entonces se pierde tu estatura, porque muestras otro aspecto que la gente no ve", señala.
Buscar el reconocimiento
Lo que más llama la atención sobre la población de talla pequeña es cómo las autoridades han invisibilizado a este sector de la sociedad. Una búsqueda en páginas estadísticas como el INEGI, arroja que no existen registros oficiales sobre personas de talla pequeña en el país. Hasta el año 2019 en Sinaloa la organización que preside Martha localizó a 86.
"No tenemos mucha población, porque los que existen los esconden. Otra es porque no están en estadísticas, tu busca en INEGI y no vas a encontrar".
Esto tiene un impacto directo en la generación de políticas públicas que atiendan las necesidades de este sector poblacional. De igual manera la desinformación y estigmatización dirigida hacia la ciudadanía en esta condición es otro obstáculo con el cual la activista y los integrantes de la asociación se enfrentan.
Martha explica que hay un gran déficit en los servicios de la salud para la gente pequeña, debido a que la mayoría son registrados con acondroplasia.
"Las características de la acondroplasia tu las identificas rápidamente, es una cara más amplia, frente más abombada, nariz hundida, extremidades muy cortas”. Por ello, esta displasia es la etiqueta que reciben las personas con enanismo.
“Siempre se dice que es acondroplasia porque es el que más fácil identificas, dicen que es el más común pero no es cierto", detalla.
Esto se debe, añade, a que es muy difícil acceder a los diagnósticos de las distintas displasias.
“Mi condición es muy rara, por ejemplo, un nacimiento vivo por cada 100 mil nacimientos, y los estudios solo se hacen en Alemania y son muy caros. ¿Cómo puedo sacar un porcentaje de una condición que no sé cómo se llama? Sé que es una displasia y que tiene un tipo de enanismo. ¿Por qué es importante el diagnóstico? Porque con base en eso buscas en la literatura y en los médicos para saber qué atención le vas a dar en cuestión de salud".
Martha avizora de forma positiva el futuro debido a que las actividades que se han realizado han generado un buen recibimiento por parte de la sociedad en general.
Héroes mediáticos
La activista explica que a pesar de lo que se cree, la gente pequeña muestra una careta de seguridad falsa ante la sociedad.
"En la mayoría de casos aceptas que se burlen de ti para formar parte de ese grupo, entonces vives recibiendo las ofensas para interactuar con ellos y entonces los demás piensan que pueden tratarte de esa manera. Y la autoridad lo malinterpreta", señala.
A pesar de tener a la sociedad en contra, los esfuerzos por visibilizar y dignificar a la gente pequeña poco a poco han dado frutos. Un ejemplo fue la medalla de bronce que se llevó la selección mexicana de futbol de talla baja en la Copa América celebrada el mes de mayo en Lima, Perú.
"Haber ganado el tercer lugar, ha abierto el respeto de la gente que antes no tenía, admiración, ha abierto espacios laborales para la propia gente. La sociedad tiene un mundo de información, desafortunadamente de ese mundo suelen elegir lo que menos sirve" concluye.