/ lunes 2 de enero de 2023

Inteligencia Militar monitorea desde adentro la guerra de los Guzmán en Badiraguato

Un informe de inteligencia de la SEDENA filtrado por Guacamaya hace el recuento de la fractura del Cártel de Sinaloa en el Triángulo Dorado

Culiacán, Sin.- Los crímenes de don Ernesto Guzmán Hidalgo y de la familia Muro Valdez en el año 2015, desataron una de las más cruentas guerras que tuvo como escenario el Triángulo Dorado, en particular en el municipio de Badiraguato, que dejó como consecuencia el desplazamiento forzado de cientos de familias y una serie de intrigas al interior de las familias más poderosas del Cártel de Sinaloa.

En los papeles hackeados por el colectivo Guacamaya, se encuentra un análisis que la Secretaría de la Defensa Nacional realizó en junio de 2016, cuando comunidades como La Tuna, pueblo natal de los Guzmán, se convulsionaban en enfrentamientos con los Beltrán Leyva, en especial con Alfredo Beltrán Guzmán, “Tito”, hijo de “El Mochomo”.

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Tres crímenes fueron clave en el conflicto que enfrentó a los Guzmán no sólo con los Beltrán Leyva, sino con otras familias que se sintieron agraviadas por las tácticas violentas de Aureliano Guzmán Loera, “El Guano”, para quedarse con el control de territorio de siembra de enervantes.

El 15 de febrero de 2015, el mítico pistolero del “Chapo” Guzmán, Francisco Aceves Urías, “Barbarino”, fue acribillado afuera del restaurante Cayenna por órdenes del "Guano”, debido a supuestas traiciones que no se mencionan en el reporte.

Dos meses después, en abril, de nueva cuenta “El Guano” formuló cargos de delación contra su medio hermano Ernesto Guzmán Hidalgo, quien apareció asesinado en el camino a Bacacoragua el 11 de abril de ese año. Don Ernesto era abuelo materno de “Tito” Beltrán Guzmán.

Por esos meses la SEDENA le atribuyó a Aureliano más muertes, entre ellas las de la familia Muro Valdez, la cual se dedicaba al reparto de tierras de siembra de enervantes. Según los documentos, “El Guano” usó audios y documentos falsos para convencer a su hermano Joaquín “El Chapo” Guzmán de que don Ernesto trataba de hacer un pacto con los Beltrán Leyva, ya que años atrás él se dedicaba a negociar cosechas en favor del líder sentenciado a cadena perpetua. Las intrigas alcanzaron a más familias, por lo que varios apellidos hicieron una alianza para marchar hacia La Tuna en búsqueda de Aureliano.

Alianzas y pactos

A principios de 2016 la SEDENA documentó que varias familias de larga prosapia en Badiraguato, comenzaron a unirse para liberarse del yugo de Aureliano. En esta alianza participaron los Monzón, los Chávez, los Angulo, los Uriarte y la familia de “Barbarino”, que se quería vengar la muerte del viejo sicario compadre del Chapo.

La movilización de pistoleros comenzó por el norte, al mando de “El Pinto”, quien envió a sus mejores hombres al ser amigo de un hijo de “Barbarino”. Por otro lado, Iván Archivaldo envió a su tío un apoyo de 80 personas el 12 de julio en que ocurrió la toma de La Tuna.

El Ejército documentó que al frente de este contingente iba “El Rino”, “Los Chimales”, “Los Acme”, “Los Cuñados” y gente de “El Cholo”. A este grupo se sumó “El 90” en Huixiopa. Pero no encontraron a la gente que comandaba Alfredito “Tito” Beltrán.

“El Guano” también contó con alianzas, a él se unieron las familias de abolengo de San José del Llano para no dejar pasar a los Beltrán. Del lado de Chihuahua, a los Guzmán se unieron los Salgueiro con un contingente de 50 pistoleros.

La inteligencia militar reportó que Salgueiro y Los Pintos mantenían un conflicto en la zona limítrofe de Badiraguato con Guadalupe y Calvo, de ahí su natural alianza con “El Guano.”

Incluso, especuló que uno de los líderes de la familia Elenes era posible que se uniera a las filas de los Guzmán, en virtud de que mantenían una buena relación con los Salgueiro, aliados de Aureliano.

Táctica de guerra

Los aliados de los Beltrán sabían que subir a La Tuna para emboscar a “El Guano” marchando desde la cabecera para remontar la sierra era una empresa más que imposible, por lo que trabajaron un plan de invasión.

En avionetas salieron de Guasave y de Los Mochis, municipios controlados por Fausto Isidro Meza Flores, y aterrizaron por el rumbo de Huixiopa, donde tenían un enclave a favor de la alianza. Alfredito Guzmán, se reportó, llegó en un helicóptero color blanco con su guardia de corps.

De noche y madrugada, los ejércitos de la alianza marcharon a pie por El Saucito, en poder de Los Pintos, para entrar a La Tuna al amanecer sin ser detectados por la cadena de punteros. El enfrentamiento fue cruento, varias casas ardieron al alba, convertidas en pasto de las llamas.

Dentro de las bajas se reportó el homicidio de Ángel Guzmán, sobrino de “El Chapo”. Horas después de la embestida en La Tuna, aquel 12 de julio en el que se dijo que sacaron a doña María Consuelo Loera Pérez, la matriarca del clan, en una avioneta que despegó aprisa de un aeródromo cercano.

Reacomodos

El personal militar arribó cuando todo ya se había difuminado y las casas habían sido reducidas a cenizas. Como siempre, llegó para hacer los partes y contabilizar los saldos.

Para los autores del informe militar, estos choques se debieron a los reacomodos que provocó la detención del “Chapo” en Mazatlán en febrero de 2014, y las decisiones de sus lugartenientes como Dámaso López Núñez, de remover jefes de plaza del puerto y de Rosario.

Esto llevó a fortalecer a los Beltrán Leyva, al agenciarse a aquellos liderazgos que se sintieron traicionados por las decisiones de “El Licenciado”. En las consideraciones del informe militar, se consigna que “los errores y la ambición provocaron la pérdida de liderazgo y adeptos entre la población sinaloense”, la cual a pesar de la violencia, optó por ser fiel a los Guzmán.

También se menciona que una de las principales fortalezas del Cártel de Sinaloa son los arraigados vínculos familiares.

Son el mayor factor que mantenía fuerte al Cártel donde prevalecía la premisa de no meterse con la familia

Meses más tarde, en diciembre de 2016, Alfredo “Tito” Beltrán fue detenido en un domicilio de Zapopan. Su padre “El Mochomo”, quien siempre tuvo buena relación con “El Chapo” a pesar de la guerra de Arturo Beltrán Leyva, fue sentenciado a cadena perpetua en abril de 2017 por una Corte Federal de Estados Unidos.

Ahora, a poco más de seis años de la toma de La Tuna, “Tito” logró transitar en acuerdos con sus primos los Guzmán, y por lo pronto, cada familia se mantiene en una paz que lleva como símbolo el negocio.

Culiacán, Sin.- Los crímenes de don Ernesto Guzmán Hidalgo y de la familia Muro Valdez en el año 2015, desataron una de las más cruentas guerras que tuvo como escenario el Triángulo Dorado, en particular en el municipio de Badiraguato, que dejó como consecuencia el desplazamiento forzado de cientos de familias y una serie de intrigas al interior de las familias más poderosas del Cártel de Sinaloa.

En los papeles hackeados por el colectivo Guacamaya, se encuentra un análisis que la Secretaría de la Defensa Nacional realizó en junio de 2016, cuando comunidades como La Tuna, pueblo natal de los Guzmán, se convulsionaban en enfrentamientos con los Beltrán Leyva, en especial con Alfredo Beltrán Guzmán, “Tito”, hijo de “El Mochomo”.

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Tres crímenes fueron clave en el conflicto que enfrentó a los Guzmán no sólo con los Beltrán Leyva, sino con otras familias que se sintieron agraviadas por las tácticas violentas de Aureliano Guzmán Loera, “El Guano”, para quedarse con el control de territorio de siembra de enervantes.

El 15 de febrero de 2015, el mítico pistolero del “Chapo” Guzmán, Francisco Aceves Urías, “Barbarino”, fue acribillado afuera del restaurante Cayenna por órdenes del "Guano”, debido a supuestas traiciones que no se mencionan en el reporte.

Dos meses después, en abril, de nueva cuenta “El Guano” formuló cargos de delación contra su medio hermano Ernesto Guzmán Hidalgo, quien apareció asesinado en el camino a Bacacoragua el 11 de abril de ese año. Don Ernesto era abuelo materno de “Tito” Beltrán Guzmán.

Por esos meses la SEDENA le atribuyó a Aureliano más muertes, entre ellas las de la familia Muro Valdez, la cual se dedicaba al reparto de tierras de siembra de enervantes. Según los documentos, “El Guano” usó audios y documentos falsos para convencer a su hermano Joaquín “El Chapo” Guzmán de que don Ernesto trataba de hacer un pacto con los Beltrán Leyva, ya que años atrás él se dedicaba a negociar cosechas en favor del líder sentenciado a cadena perpetua. Las intrigas alcanzaron a más familias, por lo que varios apellidos hicieron una alianza para marchar hacia La Tuna en búsqueda de Aureliano.

Alianzas y pactos

A principios de 2016 la SEDENA documentó que varias familias de larga prosapia en Badiraguato, comenzaron a unirse para liberarse del yugo de Aureliano. En esta alianza participaron los Monzón, los Chávez, los Angulo, los Uriarte y la familia de “Barbarino”, que se quería vengar la muerte del viejo sicario compadre del Chapo.

La movilización de pistoleros comenzó por el norte, al mando de “El Pinto”, quien envió a sus mejores hombres al ser amigo de un hijo de “Barbarino”. Por otro lado, Iván Archivaldo envió a su tío un apoyo de 80 personas el 12 de julio en que ocurrió la toma de La Tuna.

El Ejército documentó que al frente de este contingente iba “El Rino”, “Los Chimales”, “Los Acme”, “Los Cuñados” y gente de “El Cholo”. A este grupo se sumó “El 90” en Huixiopa. Pero no encontraron a la gente que comandaba Alfredito “Tito” Beltrán.

“El Guano” también contó con alianzas, a él se unieron las familias de abolengo de San José del Llano para no dejar pasar a los Beltrán. Del lado de Chihuahua, a los Guzmán se unieron los Salgueiro con un contingente de 50 pistoleros.

La inteligencia militar reportó que Salgueiro y Los Pintos mantenían un conflicto en la zona limítrofe de Badiraguato con Guadalupe y Calvo, de ahí su natural alianza con “El Guano.”

Incluso, especuló que uno de los líderes de la familia Elenes era posible que se uniera a las filas de los Guzmán, en virtud de que mantenían una buena relación con los Salgueiro, aliados de Aureliano.

Táctica de guerra

Los aliados de los Beltrán sabían que subir a La Tuna para emboscar a “El Guano” marchando desde la cabecera para remontar la sierra era una empresa más que imposible, por lo que trabajaron un plan de invasión.

En avionetas salieron de Guasave y de Los Mochis, municipios controlados por Fausto Isidro Meza Flores, y aterrizaron por el rumbo de Huixiopa, donde tenían un enclave a favor de la alianza. Alfredito Guzmán, se reportó, llegó en un helicóptero color blanco con su guardia de corps.

De noche y madrugada, los ejércitos de la alianza marcharon a pie por El Saucito, en poder de Los Pintos, para entrar a La Tuna al amanecer sin ser detectados por la cadena de punteros. El enfrentamiento fue cruento, varias casas ardieron al alba, convertidas en pasto de las llamas.

Dentro de las bajas se reportó el homicidio de Ángel Guzmán, sobrino de “El Chapo”. Horas después de la embestida en La Tuna, aquel 12 de julio en el que se dijo que sacaron a doña María Consuelo Loera Pérez, la matriarca del clan, en una avioneta que despegó aprisa de un aeródromo cercano.

Reacomodos

El personal militar arribó cuando todo ya se había difuminado y las casas habían sido reducidas a cenizas. Como siempre, llegó para hacer los partes y contabilizar los saldos.

Para los autores del informe militar, estos choques se debieron a los reacomodos que provocó la detención del “Chapo” en Mazatlán en febrero de 2014, y las decisiones de sus lugartenientes como Dámaso López Núñez, de remover jefes de plaza del puerto y de Rosario.

Esto llevó a fortalecer a los Beltrán Leyva, al agenciarse a aquellos liderazgos que se sintieron traicionados por las decisiones de “El Licenciado”. En las consideraciones del informe militar, se consigna que “los errores y la ambición provocaron la pérdida de liderazgo y adeptos entre la población sinaloense”, la cual a pesar de la violencia, optó por ser fiel a los Guzmán.

También se menciona que una de las principales fortalezas del Cártel de Sinaloa son los arraigados vínculos familiares.

Son el mayor factor que mantenía fuerte al Cártel donde prevalecía la premisa de no meterse con la familia

Meses más tarde, en diciembre de 2016, Alfredo “Tito” Beltrán fue detenido en un domicilio de Zapopan. Su padre “El Mochomo”, quien siempre tuvo buena relación con “El Chapo” a pesar de la guerra de Arturo Beltrán Leyva, fue sentenciado a cadena perpetua en abril de 2017 por una Corte Federal de Estados Unidos.

Ahora, a poco más de seis años de la toma de La Tuna, “Tito” logró transitar en acuerdos con sus primos los Guzmán, y por lo pronto, cada familia se mantiene en una paz que lleva como símbolo el negocio.

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