/ jueves 7 de mayo de 2020

Fármacos Covid-19


“...Por ti lo puedo todo! El mundo entero si me mandas. Te lo pongo de otro modo.

El mundo entero si me mandas. Te lo pongo de otro modo. Porque yo sé… La química retorica botanica botanica retorica Y sistema decimal.” (Mariana - Oscar Chávez).

El brote del coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2), ha creado una emergencia sanitaria. Hasta el momento hay más de tres y medio millones de casos confirmados en el mundo, más de 26 000 en México y superamos los 180 en Sinaloa; con más de 258 000 decesos en el mundo. El aumento de casos en el mundo enfatiza la necesidad de opciones terapéuticas para aliviar a los pacientes y detener a la pandemia. Los antibióticos que se prescriben de manera general actúan contra organismos patógenos comunes, la mayoría de ellos son bacterias. La mayoría de los pacientes son tratados una vez que se confirma el diagnóstico. El SARS-CoV2 es un virus emergente para el cual aún no existe un tratamiento antiviral específico y parte del tratamiento es sintomatológico. En casos severos se debe considerar la ventilación mecánica. Existe evidencia en pacientes con SARS y MERS que sugiere que la administración de corticosteroides no tuvo un beneficio de supervivencia, sino un retraso en el aclaramiento viral.

El desarrollo de la vacuna está en proceso y hay avances significativos; otra forma de atender el problema es por medio de fármacos. El conocimiento obtenido en otros virus permite y favorece el uso de compuestos potencialmente activos contra el CoV-2. La experiencia obtenida en el tratamiento de otras infecciones virales; es decir, malaria, ébola, síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) ha permitido disponer de algunas opciones para tratar el al SARS-CoV-2. Algunos de los blancos del SARS-CoV-2 a los que se dirigen los fármacos son a su estructura viral y genoma. Por ejemplo, las proteínas virales en su superficie externa; las cuales facilitan la unión a las células huésped.

Existen diversos fármacos y compuestos antivirales; algunos de ellos son comerciales como Ganciclovir, Lopinavir / ritonavir, Ribavirina, Favipiravir, Remdesivir, Oseltamivir, Cloroquina, Corticosteroides y Metilprednisolona entre otros que han sido utilizados en otras enfermedades. Es importante aclarar que no son específicos para tratar COVID, pero serían de utilidad para responder a la emergencia.

Uno de los compuestos más prometedores es el Remdesivir; el cual es un agente antiviral contra el ébola; los datos muestran que tiene actividad contra virus como paramyxoviridae, filoviridae y coronaviridae, incluidos MERS-CoV, SARS-CoV y SARS-CoV-2. Actualmente se encuentra en investigación y ensayos clínicos en fase 3 para el tratamiento de COVID-19. Hasta el momento hay un protocolo clínico y no se ha aprobado globalmente para ninguna indicación. El fármaco inhibe las ARN polimerasas y de esta manera se interfiere el ciclo de replicación viral. Como todo médicamente tiene efectos adversos y algunos incluyen náuseas, vómitos y sangrado rectal; sin embargo los datos sobre el uso en humanos son escasos para tener datos contundentes. Es por eso que son necesarios los ensayos clínicos de fase 3 que se están realizando.

Otros agentes considerados como anti COVID-19 son la Cloroquina e Hidroxicloroquina, que se han empleado para prevenir y tratar la malaria, lupus eritematoso y artritis reumatoide. Estos fármacos tienen un aparente perfil de toxicidad mínima y se han considerado para el tratamiento de enfermedades virales en las que características de las patologías son realizadas por la respuesta inmunológica. Los fármacos ingresan a los endosomas y los lisosomas en donde aumentan el pH intra-vesicular, resultando en la prevención del tráfico endosómico. Las enzimas celulares disfuncionales inhiben la síntesis de proteínas alterada inhiben entrada del virus. También parece interferir con un receptor que impide la unión del SARS-CoV-2 y la propagación posterior de la infección. Sus efectos adversos son intolerancias gastrointestinales como náuseas, vómitos, calambres abdominales y un sabor metálico. La toxicidad puede causar cardiomiopatía, neuropatía o miopatía y se debe evitar el uso en pacientes con enfermedades cardíacas y diabetes.

Otro fármaco es el lopinavir (LPV), que inicialmente fue desarrollado como un inhibidor de la proteasa del ácido aspártico. El LPV reduce cargas virales altas y sostenidas en pacientes con VIH, lo que generó interés en evaluar su eficacia en COVID. El mecanismo terapéutico es por medio de la inhibición de de una proteína presente que se encuentra en los nuevos coronavirus; causa malestares gastrointestinales intolerables pero su administración con alimentos disminuye los síntomas. Existen más antivirales para tratar de manera específica al COV-2 que se están evaluando y muestran resultados muy prometedores tales como ribavirina, nitazoxanida y Nelfinavir por mencionar algunos.

La necesidad y motivación para la búsqueda y evaluación de compuestos para ser usados como fármacos es evidente. De todos los compuestos que se están considerando como fármacos; podemos notar que los datos disponibles no son suficientes para sugerir que cualquier tratamiento para la erradicación de COVID-19 a nivel masivo. Aún se desconocen los efectos adversos y complicaciones que puedan presentar pero se observa que pronto habrá resultados muy benéficos para los pacientes y casos confirmados. Las cloroquinas y el resto de los fármacos deben mostrar eficacia para que sean aprobados por organismos oficiales como la Organización Mundial para la Salud (OMS) y no por interés de algún país.

Es relativamente más fácil desarrollar un fármaco que una vacuna. Se podría producir más rápido y estaría disponible en poco tiempo e incluso algunos están disponibles y en existencia en muchos países. Será importante que se garantice la rápida producción y distribución del fármaco. Organismos como la OMS y la Organización de las Naciones Unidad (ONU), deben asegurarse de la justa distribución. Y habrá que considerar si aplica que se otorgue una patente, lo que implicaría la comercialización y control del antiviral. La contribución de los desarrolladores debería ser para la humanidad y no para el beneficio económico de algunas personas.

Por ahora el distanciamiento físico y después el desarrollo de fármacos ayudarán a que se curen más personas y no tengamos que lamentar la muerte de miles. Comienza la carrera ¿Qué será lo primero que esté disponible, un fármaco o una vacuna?. El desarrollo y avance de las ciencias farmacéuticas facilitaran la búsqueda del antiviral correcto.

“Pues por mí: físico, retórico, poético, Astrónomo, filósofo y político. Sin duda soy el hombre más científico que en el mundo puede haber. Porque yo sé… La química retórica botánica, botánica retórica

y sistema decimal. Porque yo sé… La química retórica botánica botánica retórica. Y sistema decimal.” (Oscar Chavez -1935-2020).


“...Por ti lo puedo todo! El mundo entero si me mandas. Te lo pongo de otro modo.

El mundo entero si me mandas. Te lo pongo de otro modo. Porque yo sé… La química retorica botanica botanica retorica Y sistema decimal.” (Mariana - Oscar Chávez).

El brote del coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2), ha creado una emergencia sanitaria. Hasta el momento hay más de tres y medio millones de casos confirmados en el mundo, más de 26 000 en México y superamos los 180 en Sinaloa; con más de 258 000 decesos en el mundo. El aumento de casos en el mundo enfatiza la necesidad de opciones terapéuticas para aliviar a los pacientes y detener a la pandemia. Los antibióticos que se prescriben de manera general actúan contra organismos patógenos comunes, la mayoría de ellos son bacterias. La mayoría de los pacientes son tratados una vez que se confirma el diagnóstico. El SARS-CoV2 es un virus emergente para el cual aún no existe un tratamiento antiviral específico y parte del tratamiento es sintomatológico. En casos severos se debe considerar la ventilación mecánica. Existe evidencia en pacientes con SARS y MERS que sugiere que la administración de corticosteroides no tuvo un beneficio de supervivencia, sino un retraso en el aclaramiento viral.

El desarrollo de la vacuna está en proceso y hay avances significativos; otra forma de atender el problema es por medio de fármacos. El conocimiento obtenido en otros virus permite y favorece el uso de compuestos potencialmente activos contra el CoV-2. La experiencia obtenida en el tratamiento de otras infecciones virales; es decir, malaria, ébola, síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) ha permitido disponer de algunas opciones para tratar el al SARS-CoV-2. Algunos de los blancos del SARS-CoV-2 a los que se dirigen los fármacos son a su estructura viral y genoma. Por ejemplo, las proteínas virales en su superficie externa; las cuales facilitan la unión a las células huésped.

Existen diversos fármacos y compuestos antivirales; algunos de ellos son comerciales como Ganciclovir, Lopinavir / ritonavir, Ribavirina, Favipiravir, Remdesivir, Oseltamivir, Cloroquina, Corticosteroides y Metilprednisolona entre otros que han sido utilizados en otras enfermedades. Es importante aclarar que no son específicos para tratar COVID, pero serían de utilidad para responder a la emergencia.

Uno de los compuestos más prometedores es el Remdesivir; el cual es un agente antiviral contra el ébola; los datos muestran que tiene actividad contra virus como paramyxoviridae, filoviridae y coronaviridae, incluidos MERS-CoV, SARS-CoV y SARS-CoV-2. Actualmente se encuentra en investigación y ensayos clínicos en fase 3 para el tratamiento de COVID-19. Hasta el momento hay un protocolo clínico y no se ha aprobado globalmente para ninguna indicación. El fármaco inhibe las ARN polimerasas y de esta manera se interfiere el ciclo de replicación viral. Como todo médicamente tiene efectos adversos y algunos incluyen náuseas, vómitos y sangrado rectal; sin embargo los datos sobre el uso en humanos son escasos para tener datos contundentes. Es por eso que son necesarios los ensayos clínicos de fase 3 que se están realizando.

Otros agentes considerados como anti COVID-19 son la Cloroquina e Hidroxicloroquina, que se han empleado para prevenir y tratar la malaria, lupus eritematoso y artritis reumatoide. Estos fármacos tienen un aparente perfil de toxicidad mínima y se han considerado para el tratamiento de enfermedades virales en las que características de las patologías son realizadas por la respuesta inmunológica. Los fármacos ingresan a los endosomas y los lisosomas en donde aumentan el pH intra-vesicular, resultando en la prevención del tráfico endosómico. Las enzimas celulares disfuncionales inhiben la síntesis de proteínas alterada inhiben entrada del virus. También parece interferir con un receptor que impide la unión del SARS-CoV-2 y la propagación posterior de la infección. Sus efectos adversos son intolerancias gastrointestinales como náuseas, vómitos, calambres abdominales y un sabor metálico. La toxicidad puede causar cardiomiopatía, neuropatía o miopatía y se debe evitar el uso en pacientes con enfermedades cardíacas y diabetes.

Otro fármaco es el lopinavir (LPV), que inicialmente fue desarrollado como un inhibidor de la proteasa del ácido aspártico. El LPV reduce cargas virales altas y sostenidas en pacientes con VIH, lo que generó interés en evaluar su eficacia en COVID. El mecanismo terapéutico es por medio de la inhibición de de una proteína presente que se encuentra en los nuevos coronavirus; causa malestares gastrointestinales intolerables pero su administración con alimentos disminuye los síntomas. Existen más antivirales para tratar de manera específica al COV-2 que se están evaluando y muestran resultados muy prometedores tales como ribavirina, nitazoxanida y Nelfinavir por mencionar algunos.

La necesidad y motivación para la búsqueda y evaluación de compuestos para ser usados como fármacos es evidente. De todos los compuestos que se están considerando como fármacos; podemos notar que los datos disponibles no son suficientes para sugerir que cualquier tratamiento para la erradicación de COVID-19 a nivel masivo. Aún se desconocen los efectos adversos y complicaciones que puedan presentar pero se observa que pronto habrá resultados muy benéficos para los pacientes y casos confirmados. Las cloroquinas y el resto de los fármacos deben mostrar eficacia para que sean aprobados por organismos oficiales como la Organización Mundial para la Salud (OMS) y no por interés de algún país.

Es relativamente más fácil desarrollar un fármaco que una vacuna. Se podría producir más rápido y estaría disponible en poco tiempo e incluso algunos están disponibles y en existencia en muchos países. Será importante que se garantice la rápida producción y distribución del fármaco. Organismos como la OMS y la Organización de las Naciones Unidad (ONU), deben asegurarse de la justa distribución. Y habrá que considerar si aplica que se otorgue una patente, lo que implicaría la comercialización y control del antiviral. La contribución de los desarrolladores debería ser para la humanidad y no para el beneficio económico de algunas personas.

Por ahora el distanciamiento físico y después el desarrollo de fármacos ayudarán a que se curen más personas y no tengamos que lamentar la muerte de miles. Comienza la carrera ¿Qué será lo primero que esté disponible, un fármaco o una vacuna?. El desarrollo y avance de las ciencias farmacéuticas facilitaran la búsqueda del antiviral correcto.

“Pues por mí: físico, retórico, poético, Astrónomo, filósofo y político. Sin duda soy el hombre más científico que en el mundo puede haber. Porque yo sé… La química retórica botánica, botánica retórica

y sistema decimal. Porque yo sé… La química retórica botánica botánica retórica. Y sistema decimal.” (Oscar Chavez -1935-2020).