/ miércoles 12 de diciembre de 2018

De mal en peor…

De mal en peor…


Hace unas semanas, en mi oficina particular, recibí una notificación por parte del juzgado tercero del ramo civil, con sede en Ahome, donde me solicitaban estuviera presente al día siguiente, para hacerme entrega de una demanda por supuesto daño moral.

Aun y cuando no informan en el día de la notificación, quien es el demandante, fue claro saber de quien se trataba, de nada más y nada menos, que de doña Rectora de la Universidad Autónoma Intercultural de Sinaloa –UAIS-, María Guadalupe Ibarra Ceceña, tras enviar a un ejército de trabajadores de esta Universidad, para acompañar a la actuaria de dicho juzgado.

Se recibió la notificación y al día siguiente se recibió la demanda.

Mi oficio en el periodismo data desde el año 1997, cuando por primera vez pise la redacción de un medio de comunicación, en el periódico El Debate de Guasave, donde aprendí de mi maestro, Moisés García Castro, entonces Director en esa plaza.

Pero desde hace 11 años, empecé a realizar periodismo de investigación, por considerar una área de este oficio poco ejercida y de mucho interés en la sociedad.

Mediante mis trabajos periodísticos, he exhibido actos de corrupción de funcionarios deshonestos, tráfico de influencias, nepotismo y una serie de irregularidades que cometieron en su tiempo estos políticos que han dedicado su tiempo en la función pública para enriquecer sus bolsillos sin pudor.

Doña Lupita Ibarra se sintió afectada y en riesgo de dejar de ganar sus 80 mil pesos mensuales, si continuaba publicando únicamente sus deficiencias como Rectora y una larga lista de irregularidades administrativas y académicas.

Con anterioridad a la demanda, en dos ocasiones con dos personas diferentes, me mandó a decir que si continuaba publicando temas en su contra, me demandaría… mi respuesta fue siempre la misma, tiene todo el derecho de hacer lo que considere correcto y también tiene sus derechos de réplica a salvo, los cuales nunca quiso usar, ya que este columnista, cuenta con documentos en mano de todo lo que se ha venido publicando en su actuar como Rectora, y por lo tanto, no querría ser descubierta.

Esta señora argumenta que mentí, tras publicar que ella construía una impresionante hacienda en la sindicatura de Mochicahui, municipio de El Fuerte, en cuanto a las dimensiones de dos lotes que ella posee.

No negó que ella construía, tampoco negó que uno de los dos vendedores de estos lotes, de apodo “Chencho”, lo hizo empleado de la UAIS en la unidad de Mochicahui, tras este acuerdo.

Luego de esta demanda en contra del libre ejercicio periodístico, investigué en el Ayuntamiento de El Fuerte, si doña Rectora contaba con el permiso de construcción correspondiente para dicha hacienda, pues ya había avanzado en la edificación de bardas y fachada de la misma, sin embargo, nunca solicitó ni mucho menos pagó el permiso, pues a decir de ella, mantiene una sólida amistad con la alcaldesa de El Fuerte, Nubia Ramos.

Sin permiso de construcción, confirmado por la Dirección de Obras Públicas de ese Ayuntamiento, investigué más a fondo. Solicité un certificado en el Registro Público de la Propiedad en el municipio de El Fuerte, para conocer si María Guadalupe Ibarra Ceceña, contaba con una propiedad o terreno registrado a su nombre, emitiendo esta dependencia una carta donde indicaba que a su nombre, no aparecía absolutamente nada.

Cabe señalar que en la demanda, doña Rectora incluyó contratos de compra y venta, que al parecer son ficticios, ya que en la legalidad no fueron encontrados.

Tras dar puntual respuesta en la demanda por parte de un servidor, en la UAIS se ha venido una ola de problemas legales y jurídicos en contra de quien representa esta institución.

Por mencionar algunos, el cocinero de esta universidad en la unidad Mochicahui, Ernesto Grijalva, tuvo que demandarla penalmente por hostigamiento y amenazas, en la vicefiscalía de la zona norte.

También la hija de una de las gobernadoras indígenas de esta región de nombre Francisca “N”, se presentó el pasado 30 de octubre en la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de la ciudad de Los Mochis, para interponer una queja en contra de la misma Rectora, por haber permitido humillaciones, maltrato psicológico y discriminación para una de sus nietas que estudiaba en esta universidad.

A esta lista de quejas ante la CEDH en contra de la Rectora, se suma otra más, la de Luis Miguel Ruvalcaba, empleado del centro de cómputo de la UAIS, quien tuvo que acudir también ante esta Comisión, para quejarse de recibir el mismo trato, hostigamiento, acoso y discriminación, por parte de uno de los incondicionales que pertenecen al grupo selecto de amistades de Ibarra Ceceña, el líder sindical Celso Armenta, quien en varias ocasiones le refirió al quejoso, que sus “hormonas las traía alteradas” refiriéndose a sus preferencias sexuales.

Y así sucesivamente, ha sido la tormentosa vida pública al interior de esta Universidad.

Hasta este momento nadie se explica porqué el gobernador Quirino Ordaz y el Secretario de Educación Pública, Dr. Alfonso Mejía, quien preside la Junta Directiva de la UAIS, continúan permitiendo atrocidad tras atrocidad, en un claro retroceso en esta.

En el caso de la demanda, la Rectora, que demandó en su carácter personal, usó a sus jurídicos de la UAIS para llevar a cabo este proceso, incurriendo en una serie de delitos como peculado, tráfico de influencias y malversación de recursos públicos, pues usó recursos humanos, materiales y financieros, para intentar coartar nuestros derechos constitucionales de libre expresión. Y aún hay más, pero espere más en la próxima columna de Cuarto Rojo.


De mal en peor…


Hace unas semanas, en mi oficina particular, recibí una notificación por parte del juzgado tercero del ramo civil, con sede en Ahome, donde me solicitaban estuviera presente al día siguiente, para hacerme entrega de una demanda por supuesto daño moral.

Aun y cuando no informan en el día de la notificación, quien es el demandante, fue claro saber de quien se trataba, de nada más y nada menos, que de doña Rectora de la Universidad Autónoma Intercultural de Sinaloa –UAIS-, María Guadalupe Ibarra Ceceña, tras enviar a un ejército de trabajadores de esta Universidad, para acompañar a la actuaria de dicho juzgado.

Se recibió la notificación y al día siguiente se recibió la demanda.

Mi oficio en el periodismo data desde el año 1997, cuando por primera vez pise la redacción de un medio de comunicación, en el periódico El Debate de Guasave, donde aprendí de mi maestro, Moisés García Castro, entonces Director en esa plaza.

Pero desde hace 11 años, empecé a realizar periodismo de investigación, por considerar una área de este oficio poco ejercida y de mucho interés en la sociedad.

Mediante mis trabajos periodísticos, he exhibido actos de corrupción de funcionarios deshonestos, tráfico de influencias, nepotismo y una serie de irregularidades que cometieron en su tiempo estos políticos que han dedicado su tiempo en la función pública para enriquecer sus bolsillos sin pudor.

Doña Lupita Ibarra se sintió afectada y en riesgo de dejar de ganar sus 80 mil pesos mensuales, si continuaba publicando únicamente sus deficiencias como Rectora y una larga lista de irregularidades administrativas y académicas.

Con anterioridad a la demanda, en dos ocasiones con dos personas diferentes, me mandó a decir que si continuaba publicando temas en su contra, me demandaría… mi respuesta fue siempre la misma, tiene todo el derecho de hacer lo que considere correcto y también tiene sus derechos de réplica a salvo, los cuales nunca quiso usar, ya que este columnista, cuenta con documentos en mano de todo lo que se ha venido publicando en su actuar como Rectora, y por lo tanto, no querría ser descubierta.

Esta señora argumenta que mentí, tras publicar que ella construía una impresionante hacienda en la sindicatura de Mochicahui, municipio de El Fuerte, en cuanto a las dimensiones de dos lotes que ella posee.

No negó que ella construía, tampoco negó que uno de los dos vendedores de estos lotes, de apodo “Chencho”, lo hizo empleado de la UAIS en la unidad de Mochicahui, tras este acuerdo.

Luego de esta demanda en contra del libre ejercicio periodístico, investigué en el Ayuntamiento de El Fuerte, si doña Rectora contaba con el permiso de construcción correspondiente para dicha hacienda, pues ya había avanzado en la edificación de bardas y fachada de la misma, sin embargo, nunca solicitó ni mucho menos pagó el permiso, pues a decir de ella, mantiene una sólida amistad con la alcaldesa de El Fuerte, Nubia Ramos.

Sin permiso de construcción, confirmado por la Dirección de Obras Públicas de ese Ayuntamiento, investigué más a fondo. Solicité un certificado en el Registro Público de la Propiedad en el municipio de El Fuerte, para conocer si María Guadalupe Ibarra Ceceña, contaba con una propiedad o terreno registrado a su nombre, emitiendo esta dependencia una carta donde indicaba que a su nombre, no aparecía absolutamente nada.

Cabe señalar que en la demanda, doña Rectora incluyó contratos de compra y venta, que al parecer son ficticios, ya que en la legalidad no fueron encontrados.

Tras dar puntual respuesta en la demanda por parte de un servidor, en la UAIS se ha venido una ola de problemas legales y jurídicos en contra de quien representa esta institución.

Por mencionar algunos, el cocinero de esta universidad en la unidad Mochicahui, Ernesto Grijalva, tuvo que demandarla penalmente por hostigamiento y amenazas, en la vicefiscalía de la zona norte.

También la hija de una de las gobernadoras indígenas de esta región de nombre Francisca “N”, se presentó el pasado 30 de octubre en la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de la ciudad de Los Mochis, para interponer una queja en contra de la misma Rectora, por haber permitido humillaciones, maltrato psicológico y discriminación para una de sus nietas que estudiaba en esta universidad.

A esta lista de quejas ante la CEDH en contra de la Rectora, se suma otra más, la de Luis Miguel Ruvalcaba, empleado del centro de cómputo de la UAIS, quien tuvo que acudir también ante esta Comisión, para quejarse de recibir el mismo trato, hostigamiento, acoso y discriminación, por parte de uno de los incondicionales que pertenecen al grupo selecto de amistades de Ibarra Ceceña, el líder sindical Celso Armenta, quien en varias ocasiones le refirió al quejoso, que sus “hormonas las traía alteradas” refiriéndose a sus preferencias sexuales.

Y así sucesivamente, ha sido la tormentosa vida pública al interior de esta Universidad.

Hasta este momento nadie se explica porqué el gobernador Quirino Ordaz y el Secretario de Educación Pública, Dr. Alfonso Mejía, quien preside la Junta Directiva de la UAIS, continúan permitiendo atrocidad tras atrocidad, en un claro retroceso en esta.

En el caso de la demanda, la Rectora, que demandó en su carácter personal, usó a sus jurídicos de la UAIS para llevar a cabo este proceso, incurriendo en una serie de delitos como peculado, tráfico de influencias y malversación de recursos públicos, pues usó recursos humanos, materiales y financieros, para intentar coartar nuestros derechos constitucionales de libre expresión. Y aún hay más, pero espere más en la próxima columna de Cuarto Rojo.


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