/ lunes 23 de julio de 2018

María Butina, la espía rusa en EU que usó sexo, drogas y Google

Fue detenida en EU, usó varias estrategias para estrechar lazos con el poder en Washington

WASHINGTON, DC. Ofrecer sexo a cambio de ventajas en una operación de espionaje, estrechar lazos con un poderoso grupo defensor de las armas o el uso del traductor de Google para contactar con fuentes eran algunas de las técnicas empleadas por Maria Butina, la supuesta agente rusa encubierta detenida en EU.

La meta de Butina, una ciudadana rusa que no dudó en poner sobre la mesa su cuerpo y servicios sexuales para lograr un puesto en una organización que facilitaría sus objetivos, era favorecer los intereses del Kremlin en EU, según se extrae de los documentos judiciales basados en investigaciones del FBI.

Ante una corte, con una larga melena pelirroja, Butina se declaró no culpable de un delito de conspiración contra EU y de ser una agente encubierta para una potencia extranjera, aunque fue enviada a prisión preventiva.

De acuerdo con el Departamento de Justicia, la presunta espía rusa había tejido una red de influyentes contactos en EU para beneficiar al Kremlin, una tarea por la que inició una relación sentimental con uno de sus contactos estadounidenses, con quien vivía.

Los investigadores constataron que el romance era sólo un trámite dentro de la supuesta operación de Butina, quien en intercambios de mensajes con otros sujetos había expresado su desidia por tener que vivir con esa persona, contexto en el que la imputada llegó a ofrecer los citados servicios sexuales a otro individuo a cambio de un puesto en una organización con influencia.

De este documento también se extrae que la acusada comenzó a hablar desde Rusia con este estadounidense en 2013. Posteriormente, se sirvió del traductor del gigante tecnológico Google para entablar conversaciones en inglés y presentarle una "propuesta de proyecto" ante las elecciones de 2016. Butina había empezado sus labores en territorio ruso, pero en agosto de 2016 se mudó a Washington con una visa de estudiante, solicitada como parte del entramado del Kremlin, momento en el que las autoridades de EU comenzaron a seguirle la pista.

Antes y después de entrar en EU, Butina, que supuestamente trabajaba para un alto funcionario ruso, presuntamente Alexandre Torshin, tejió una red de contactos influyentes en la política estadounidense que le llevaron hasta el más poderoso "lobby" de las armas, la Asociación Nacional del Rifle (NRA), ante la que se presentó como una activista en defensa del derecho a portar estos artilugios.

Torshin es un alto funcionario del Banco Central ruso, objeto de sanciones estadounidenses. De acuerdo con la prensa, es un hombre próximo del presidente Putin, que en Estados Unidos es miembro permanente del NRA.

En mayo de 2016, en plena campaña para las elecciones presidenciales, Torshin se habría encontrado con Donald Trump Jr, hijo del ahora presidente, durante un evento organizado por el NRA.

Butina, de 29 años y originaria de Siberia, puede verse posando en imágenes con la directiva de este grupo de presión y con el Partido Republicano -del que forma parte Trump- con quienes buscó establecer canales de comunicación informales de cara a las elecciones de 2016. En 2015, durante un mitin en Nevada, Butina preguntó desde el público al entonces candidato a la nominación republicana Donald Trump sobre su posición respecto a las relaciones con el Kremlin, a lo que el magnate auguró que se "llevaría bien con Putin".

Durante la audiencia, el equipo legal del Ejecutivo mostró una imagen de Butina en la que se le apreciaba en un restaurante con un presunto espía ruso y otra fotografía en la que aparecía cerca del Capitolio durante la toma de posesión de Trump en enero de 2017.

Foto: AFP

Destapan más contactos de alto nivel de Butina

WASHINGTON, DC. Maria Butina tuvo contactos de alto nivel en Washington más amplios de lo que se sabía anteriormente, al participar en 2015 en reuniones entre un funcionario ruso de visita y dos autoridades de la Fed y el Departamento del Tesoro de EU.

Las reuniones, reveladas por varias personas familiarizadas con las sesiones y un informe de un grupo de expertos de Washington que las organizó, involucraron a Stanley Fischer, vicepresidente de la Fed en ese momento, y Nathan Sheets, entonces subsecretario del Tesoro para asuntos internacionales. Butina viajó a Estados Unidos en abril de 2015 con Alexander Torshin, entonces vicegobernador del Banco Central de Rusia, y participaron en reuniones separadas con Fischer y Sheets para discutir las relaciones económicas entre Rusia y Estados Unidos durante la administración de Barack Obama.

El Washington Post publicó ayer que Butina también recibió apoyo financiero de un multimillonario ruso vinculado a firmas de energía y tecnología en EU. En abril pasado, Butina le dijo al Comité de Inteligencia del Senado que Konstantin Nikolaev, un multimillonario ruso, proporcionó fondos para un grupo de derecha que defiende la posesión de armas que ella representaba.

WASHINGTON, DC. Ofrecer sexo a cambio de ventajas en una operación de espionaje, estrechar lazos con un poderoso grupo defensor de las armas o el uso del traductor de Google para contactar con fuentes eran algunas de las técnicas empleadas por Maria Butina, la supuesta agente rusa encubierta detenida en EU.

La meta de Butina, una ciudadana rusa que no dudó en poner sobre la mesa su cuerpo y servicios sexuales para lograr un puesto en una organización que facilitaría sus objetivos, era favorecer los intereses del Kremlin en EU, según se extrae de los documentos judiciales basados en investigaciones del FBI.

Ante una corte, con una larga melena pelirroja, Butina se declaró no culpable de un delito de conspiración contra EU y de ser una agente encubierta para una potencia extranjera, aunque fue enviada a prisión preventiva.

De acuerdo con el Departamento de Justicia, la presunta espía rusa había tejido una red de influyentes contactos en EU para beneficiar al Kremlin, una tarea por la que inició una relación sentimental con uno de sus contactos estadounidenses, con quien vivía.

Los investigadores constataron que el romance era sólo un trámite dentro de la supuesta operación de Butina, quien en intercambios de mensajes con otros sujetos había expresado su desidia por tener que vivir con esa persona, contexto en el que la imputada llegó a ofrecer los citados servicios sexuales a otro individuo a cambio de un puesto en una organización con influencia.

De este documento también se extrae que la acusada comenzó a hablar desde Rusia con este estadounidense en 2013. Posteriormente, se sirvió del traductor del gigante tecnológico Google para entablar conversaciones en inglés y presentarle una "propuesta de proyecto" ante las elecciones de 2016. Butina había empezado sus labores en territorio ruso, pero en agosto de 2016 se mudó a Washington con una visa de estudiante, solicitada como parte del entramado del Kremlin, momento en el que las autoridades de EU comenzaron a seguirle la pista.

Antes y después de entrar en EU, Butina, que supuestamente trabajaba para un alto funcionario ruso, presuntamente Alexandre Torshin, tejió una red de contactos influyentes en la política estadounidense que le llevaron hasta el más poderoso "lobby" de las armas, la Asociación Nacional del Rifle (NRA), ante la que se presentó como una activista en defensa del derecho a portar estos artilugios.

Torshin es un alto funcionario del Banco Central ruso, objeto de sanciones estadounidenses. De acuerdo con la prensa, es un hombre próximo del presidente Putin, que en Estados Unidos es miembro permanente del NRA.

En mayo de 2016, en plena campaña para las elecciones presidenciales, Torshin se habría encontrado con Donald Trump Jr, hijo del ahora presidente, durante un evento organizado por el NRA.

Butina, de 29 años y originaria de Siberia, puede verse posando en imágenes con la directiva de este grupo de presión y con el Partido Republicano -del que forma parte Trump- con quienes buscó establecer canales de comunicación informales de cara a las elecciones de 2016. En 2015, durante un mitin en Nevada, Butina preguntó desde el público al entonces candidato a la nominación republicana Donald Trump sobre su posición respecto a las relaciones con el Kremlin, a lo que el magnate auguró que se "llevaría bien con Putin".

Durante la audiencia, el equipo legal del Ejecutivo mostró una imagen de Butina en la que se le apreciaba en un restaurante con un presunto espía ruso y otra fotografía en la que aparecía cerca del Capitolio durante la toma de posesión de Trump en enero de 2017.

Foto: AFP

Destapan más contactos de alto nivel de Butina

WASHINGTON, DC. Maria Butina tuvo contactos de alto nivel en Washington más amplios de lo que se sabía anteriormente, al participar en 2015 en reuniones entre un funcionario ruso de visita y dos autoridades de la Fed y el Departamento del Tesoro de EU.

Las reuniones, reveladas por varias personas familiarizadas con las sesiones y un informe de un grupo de expertos de Washington que las organizó, involucraron a Stanley Fischer, vicepresidente de la Fed en ese momento, y Nathan Sheets, entonces subsecretario del Tesoro para asuntos internacionales. Butina viajó a Estados Unidos en abril de 2015 con Alexander Torshin, entonces vicegobernador del Banco Central de Rusia, y participaron en reuniones separadas con Fischer y Sheets para discutir las relaciones económicas entre Rusia y Estados Unidos durante la administración de Barack Obama.

El Washington Post publicó ayer que Butina también recibió apoyo financiero de un multimillonario ruso vinculado a firmas de energía y tecnología en EU. En abril pasado, Butina le dijo al Comité de Inteligencia del Senado que Konstantin Nikolaev, un multimillonario ruso, proporcionó fondos para un grupo de derecha que defiende la posesión de armas que ella representaba.

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