/ lunes 11 de mayo de 2020

Vender nieves, un oficio de “contrabando”

José Guadalupe relata de cómo pasó a ser hotelero en la frontera a nevero en la capital del estado durante la pandemia

Culiacán, Sin.- Las calles de Culiacán están solas como si fuera domingo por la tarde, los comercios cerrados y pocas rutas de transporte púbico circulan de manera perezosa sobre la Álvaro Obregón; sólo unas cuantas almas que se arriesgan a salir y andar bajo creciente calor de mayo.

Unos irán por la comida, otros por algún trámite, otros más a sacar algo de dinero al banco, o los cajeros.

Entre los pocos peatones y los policías que resguardan el acceso al Centro de la ciudad, se encuentran algunos vendedores ambulantes de agua de sabor, fruta y un vendedor de nieves entre ellos.

La orden de las autoridades municipales es que no haya nadie en la calle, al menos que sea un trabajo o necesidad esencial, pero José Guadalupe dice que lo que a él le obliga a trabajar, es el hambre.

A mí lo que me obliga a seguir trabajando ese el hambre, ya nos dijeron que no podemos vender pero no puedo quedarme sin dinero, hay que ganarse la vida”, dice el señor mientras se apoya en su carrito. Hoy, como ayer, ha tenido poca suerte.

Su carrito de nieve de garrafa lo pone en la casi esquina de la Avenida Álvaro Obregón y Ángel Flores, cuidando que los policías que andan a pie, no le digan que se retire. El originario de Tlaxcala, expresa que siente como si fuera un trabajo ilegal, el vender nieves.

Sigo vendiendo nieves como si fuera un trabajo ilegal, por esto del coronavirus, debo esconderme de los polis para que no me quiten, estamos ahora sí que de contrabando.José Guadalupe

NEVERO POR 20 AÑOS

José vive solo en la ciudad que lo ha albergado durante 20 años. El hombre de 60 años de edad, aparenta unos menos, se conserva positivo ante las adversidades que ha enfrentado y asegura que, de todos los trabajos que ha tenido, vender nieves ha sido el mejor.

Decidí dedicarme a vender nieve porque me gustó que sí le sacas a la inversión, en otros negocios gastas mucho y tienes que vender el producto más caro para que te salga y aquí no, tu puedes dar tu nieve al valor que tú quieras y sacas hasta cinco veces lo que invertiste.José Guadalupe

El hombre asegura que el trabajo que realiza es muy codiciado y le envidian.

José Guadalupe aprendió a hacer nieves de garrafa en su pueblo Huamantla, en el estado de Tlaxcala, cuando miró que el padre de una amiga de su infancia, movía con fuerza unos cilindros de metal con madera.

Al principio no me quiso enseñar porque dijo que yo le iba a quitar el trabajo, pero ya más grandecito aprendí y aquí estamos, viviendo de esto.José Guadalupe


EL DÍA QUE LE ROBARON

Sin embargo, la vida de nevero feliz, no ha sido de siempre, pues en su juventud trabajó en la frontera en un hotel. Estuvo desde sus 20 años en Estados Unidos y en Tijuana tres años antes de cumplir 30.

Él dice que en su estancia en el norte, juntó cuatro millones de pesos, pero al cruzar la frontera de Caléxico por Mexicali, al evadir querer declarar el monto en la aduana, lo descubrió y se los quitaron.

Yo venía del norte, me robaron cuatro millones de dólares en Mexicali. Yo los junté en 10 años que estuve trabajando en Estados Unidos, al momento de volver a México, me los escondí en la ropa, en los zapatos y en la mochila y me dejaron sin nada.José Guadalupe

Luego del desfalco, volvió un tiempo a Tlaxcala, con su mamá y algunos de sus hermanos, a quienes les dio la noticia del robo y que solo había podido quedarse con 400 mil pesos. José tiene hermanos en Estados Unidos también, pero asegura que esos dos no lo conocen, pues son millonarios y viven en su mundo.

Ellos me ven como si no fuera nadie, pero a mí eso no me interesa. Sé que con Dios tengo una puerta grande abierta y ya si los demás me cierran sus puertas pues eso no me importa.

José Guadalupe

José también trabajó de albañil y como pintor, pero no le gustó esos trabajos, pues dice que era mucha “carrilla” y poco ingreso.

De las ciudades de México en donde ha laborado, confiesa que le gusta más Culiacán pero que no se gusta el clima caluroso, sin embargo no se queja de este, pues es el que le atrae a los clientes en su carrito de nieve.

Lee también: No se presentan largas filas este 10 de mayo

José sueña con volver a Huamantla, Tlaxcala, dice que lo que más extraña es la comida: las carnitas, la cochinita pibil, tamales mole y pipián.

No sé cuándo, pero voy a volver y ahí también trabajaré en lo que más me ha gustado: vender nieves.José Guadalupe


Foto: Jazmín Ballesteros | El Sol de Sinaloa


20 son los años que tiene José Guadalupe trajabando de nevero, oficio que aprendió en Huamantla, Tlaxcala, su estado natal.

CONTRA EL RIESGO

El nevero de oficio señala que prefiere ser reprendido por los policías que dejar de vender, ya que es vital obtener ingreso para vivir.



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Culiacán, Sin.- Las calles de Culiacán están solas como si fuera domingo por la tarde, los comercios cerrados y pocas rutas de transporte púbico circulan de manera perezosa sobre la Álvaro Obregón; sólo unas cuantas almas que se arriesgan a salir y andar bajo creciente calor de mayo.

Unos irán por la comida, otros por algún trámite, otros más a sacar algo de dinero al banco, o los cajeros.

Entre los pocos peatones y los policías que resguardan el acceso al Centro de la ciudad, se encuentran algunos vendedores ambulantes de agua de sabor, fruta y un vendedor de nieves entre ellos.

La orden de las autoridades municipales es que no haya nadie en la calle, al menos que sea un trabajo o necesidad esencial, pero José Guadalupe dice que lo que a él le obliga a trabajar, es el hambre.

A mí lo que me obliga a seguir trabajando ese el hambre, ya nos dijeron que no podemos vender pero no puedo quedarme sin dinero, hay que ganarse la vida”, dice el señor mientras se apoya en su carrito. Hoy, como ayer, ha tenido poca suerte.

Su carrito de nieve de garrafa lo pone en la casi esquina de la Avenida Álvaro Obregón y Ángel Flores, cuidando que los policías que andan a pie, no le digan que se retire. El originario de Tlaxcala, expresa que siente como si fuera un trabajo ilegal, el vender nieves.

Sigo vendiendo nieves como si fuera un trabajo ilegal, por esto del coronavirus, debo esconderme de los polis para que no me quiten, estamos ahora sí que de contrabando.José Guadalupe

NEVERO POR 20 AÑOS

José vive solo en la ciudad que lo ha albergado durante 20 años. El hombre de 60 años de edad, aparenta unos menos, se conserva positivo ante las adversidades que ha enfrentado y asegura que, de todos los trabajos que ha tenido, vender nieves ha sido el mejor.

Decidí dedicarme a vender nieve porque me gustó que sí le sacas a la inversión, en otros negocios gastas mucho y tienes que vender el producto más caro para que te salga y aquí no, tu puedes dar tu nieve al valor que tú quieras y sacas hasta cinco veces lo que invertiste.José Guadalupe

El hombre asegura que el trabajo que realiza es muy codiciado y le envidian.

José Guadalupe aprendió a hacer nieves de garrafa en su pueblo Huamantla, en el estado de Tlaxcala, cuando miró que el padre de una amiga de su infancia, movía con fuerza unos cilindros de metal con madera.

Al principio no me quiso enseñar porque dijo que yo le iba a quitar el trabajo, pero ya más grandecito aprendí y aquí estamos, viviendo de esto.José Guadalupe


EL DÍA QUE LE ROBARON

Sin embargo, la vida de nevero feliz, no ha sido de siempre, pues en su juventud trabajó en la frontera en un hotel. Estuvo desde sus 20 años en Estados Unidos y en Tijuana tres años antes de cumplir 30.

Él dice que en su estancia en el norte, juntó cuatro millones de pesos, pero al cruzar la frontera de Caléxico por Mexicali, al evadir querer declarar el monto en la aduana, lo descubrió y se los quitaron.

Yo venía del norte, me robaron cuatro millones de dólares en Mexicali. Yo los junté en 10 años que estuve trabajando en Estados Unidos, al momento de volver a México, me los escondí en la ropa, en los zapatos y en la mochila y me dejaron sin nada.José Guadalupe

Luego del desfalco, volvió un tiempo a Tlaxcala, con su mamá y algunos de sus hermanos, a quienes les dio la noticia del robo y que solo había podido quedarse con 400 mil pesos. José tiene hermanos en Estados Unidos también, pero asegura que esos dos no lo conocen, pues son millonarios y viven en su mundo.

Ellos me ven como si no fuera nadie, pero a mí eso no me interesa. Sé que con Dios tengo una puerta grande abierta y ya si los demás me cierran sus puertas pues eso no me importa.

José Guadalupe

José también trabajó de albañil y como pintor, pero no le gustó esos trabajos, pues dice que era mucha “carrilla” y poco ingreso.

De las ciudades de México en donde ha laborado, confiesa que le gusta más Culiacán pero que no se gusta el clima caluroso, sin embargo no se queja de este, pues es el que le atrae a los clientes en su carrito de nieve.

Lee también: No se presentan largas filas este 10 de mayo

José sueña con volver a Huamantla, Tlaxcala, dice que lo que más extraña es la comida: las carnitas, la cochinita pibil, tamales mole y pipián.

No sé cuándo, pero voy a volver y ahí también trabajaré en lo que más me ha gustado: vender nieves.José Guadalupe


Foto: Jazmín Ballesteros | El Sol de Sinaloa


20 son los años que tiene José Guadalupe trajabando de nevero, oficio que aprendió en Huamantla, Tlaxcala, su estado natal.

CONTRA EL RIESGO

El nevero de oficio señala que prefiere ser reprendido por los policías que dejar de vender, ya que es vital obtener ingreso para vivir.



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